¿Qué está pasando en la Amazonía brasileña?

por 19 Sep, 2019

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Foto: Reuters

Estas últimas semanas, la atención del mundo ha estado sobre la Amazonía y un país en particular: Brasil. Esta región de América del Sur, considerada por muchos el “pulmón del planeta”, sufre una serie de incendios que ya han consumido miles de kilómetros cuadrados de vegetación tanto en Brasil como en Bolivia. ¿Es verdad que la Amazonía brasileña se está incendiando como nunca antes en la historia? ¿Es cierto que el bosque amazónico es el “pulmón del mundo”? ¿Cuál es la causa de los incendios?

Resumen
  • La producción de oxígeno anual de la Amazonía respecto a la atmósfera terrestre es prácticamente cero.
  • La mayoría de oxígeno que consumimos se encuentra ya en la atmósfera y existen reservas de este gas para millones de años.
  • La Amazonía no es importante por su producción actual de oxígeno, sino por cuestiones de biodiversidad, conservación y por los seres humanos que viven en ella.
  • El número de focos calientes registrados entre enero y agosto del 2019 es un 8% mayor al promedio de focos calientes registrados para el mismo periodo desde 1999.
  • No se registraba un número de focos de calor tan elevado para el periodo enero – agosto desde el 2010.
  • Existen razones para creer que el aumento de focos de calor que se ha dado entre el 2018 y el 2019 ha sido causado por los seres humanos.
  • Si bien entre el 2004 y el 2012 la deforestación se redujo, desde ese año ha aumentado en un 72% en la Amazonía legal. Sin embargo, el 2018 se deforestó 64.5% menos que en 1988 en esta región.
  • Brasil no es el único país en el que los focos de calor han aumentado respecto al 2018. Los focos registrados entre el 1 de enero y el 31 de agosto del 2019 son un 80% mayores en las tres regiones amazónicas más grandes de Bolivia en comparación con el mismo periodo del año pasado.
La importancia de la Amazonía

Lo primero que tenemos que entender es que la Amazonía es una de las regiones con mayor biodiversidad del planeta. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés), la Amazonía alberga más de la mitad de las especies terrestres de animales, plantas e insectos. Es, además, hogar de alrededor de 33 millones de personas.

El territorio amazónico, que comprende más de 5 millones de kilómetros cuadrados, no es propiedad de un solo país, sino que está repartido entre Brasil, Perú, Bolivia, Colombia, Venezuela, Ecuador, Guyana, Surinam y Francia (a través de la Guyana Francesa). Aunque la mayor parte del bosque amazónico (60%) está en Brasil, el bosque amazónico cubre el 40% del territorio brasileño.

La Amazonía: ¿pulmón del planeta?

Un dato que se ha difundido a través de los medios de comunicación es que la Amazonía produce alrededor del 20% del oxígeno del planeta. ¿Esto realmente es así?

El origen de esta cifra no es claro, ya que no se ha citado un estudio científico que la respalde. Más bien, en los últimos días, varios científicos han señalado que los datos disponibles muestran que el porcentaje de producción anual de oxígeno de la Amazonía es bastante menor al 20%.

Aunque no existe una cifra oficial sobre qué porcentaje de oxígeno produce la Amazonía anualmente, el profesor de ciencia de los ecosistemas de la Universidad de Oxford y director del Centro Oxford para los Bosques Tropicales, Yadvinder Malhi, ha estimado que la Amazonía produce alrededor del 16% del total anual del oxígeno producido sobre el suelo. Esto basándose en una investigación del 2010 de la revista Science, una de las publicaciones científicas más importantes del mundo.

Ahora, lo importante es tener en cuenta que se trata del 16% del oxígeno producido sobre el suelo y no del total producido en el planeta. Esta diferencia es relevante porque gran parte del oxígeno producido en el planeta corresponde al fitoplancton, organismos acuáticos que al igual que las plantas tienen capacidad de hacer fotosíntesis. Entonces, si tomamos en cuenta este último factor, Malhi señala que la Amazonía produce aproximadamente un 9% del oxígeno terrestre y no el 20% como se ha venido afirmando.

(Fitoplancton bioluminiscente en California. Foto: Reuters)

La discusión sobre la cantidad de oxígeno producido por la Amazonía, sin embargo, no culmina aquí. La historia, en realidad, es un poco más compleja. En términos sencillos, el 9% de oxígeno producido por la Amazonía no llega a convertirse en parte de la atmósfera terrestre, sino un porcentaje mucho menor.

Yadvinder Malhi indica que se debe considerar la cantidad de oxígeno que es consumida por los árboles y microbios de la Amazonía. Como explica el geólogo Donald Canfield de la Universidad del sur de Dinamarca en su libro “Oxygen: A Four Billion Year History”, las plantas no solo producen oxígeno por fotosíntesis, sino que respiran gran parte de este mismo oxígeno. En otras palabras, producen oxígeno para sí mismas. Aún más, los microorganismos, que habitan en los mismos ecosistemas que las plantas, utilizan el oxígeno producido por las plantas de estos ecosistemas para descomponer el material orgánico (por ejemplo, cuando una planta fallece).

La cantidad de oxígeno que respiran las plantas y microbios de la Amazonía es tal que, de acuerdo con Malhi y también al profesor de Ciencia de la Atmósfera de la Universidad Estatal de Colorado, Scott Denning, el aporte anual de oxígeno del ecosistema amazónico a la atmósfera terrestre es prácticamente cero; la mayoría no llega a la atmósfera.

Pero, si la Amazonía no produce los niveles de oxígeno que algunos dicen, ¿de dónde viene el oxígeno que respiramos? En realidad, el oxígeno acumulado en la atmósfera (21% de esta) es el resultado de un proceso que ha durado millones de años.

Este proceso acumulativo es tan importante para nuestra vida actual que no estamos en riesgo de quedarnos sin oxígeno. En un artículo sobre el tema, el reconocido geofísico de la Universidad de Columbia, Wallace Broecker, explicó que incluso si quemásemos todos los árboles de la Tierra, solo perderíamos un pequeño porcentaje de las reservas de oxígeno del planeta. Esto no sería suficiente para poner en riesgo la vida humana sobre la Tierra. El bioquímico de la University College of London, Nick Lane, ha calculado en su libro “Oxygen: The molecule that made the world” que si se quemaran todos los bosques tropicales, las reservas de oxígeno del planeta se reducirían en menos de un 1%. ¿Qué significa esto en términos de tiempo? Scott Denning lo pone de esta manera: tenemos reservas de oxígeno en la atmósfera para sobrevivir millones de años.

A pesar de que la Amazonía no produce el volumen de oxígeno que algunos indican, los incendios forestales sí son importantes para el planeta. Esto no solo por la pérdida de biodiversidad y la afectación de áreas protegidas (el Parque Nacional de Chapada Dos Guimaraes en Brasil ya perdió el 12% de su vegetación), sino porque pueden afectar a las personas que viven allí. Pero, ¿cuántos incendios forestales ha habido en Brasil este año?

¿Incendios o focos de calor?

Antes de responder a la pregunta de si estamos ante cifras récord de incendios en la Amazonía, debemos conocer lo siguiente: no tenemos información sobre el número exacto de incendios forestales que ocurren en Brasil. Si has leído que el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil (INPE por sus siglas en portugués) o la NASA han registrado 70 mil o más incendios forestales en la Amazonía, estas afirmaciones no son exactas.

Antes que un conteo de incendios, estas instituciones reportan el número de focos de calor producidos diariamente. La razón por la que no tenemos cifras sobre el número de incendios es muy sencilla: es imposible de obtenerlas con nuestra tecnología actual. Sin embargo, sí contamos con varios satélites y algoritmos que nos permiten saber si es que determinadas áreas del planeta están sufriendo anomalías de calor y cuántas son.

El INPE y la NASA trabajan con satélites equipados con sensores que detectan si un área determinada (de aproximadamente un kilómetro cuadrado en el caso del sensor MODIS que es el que nos interesa) registra una anomalía de calor. Un foco de calor, entonces, indica la existencia de una anomalía de calor en una imagen de un área determinada. Esta anomalía puede ser causada por un incendio o varios incendios pequeños. Incluso puede darse en caso de que haya un incendio muy grande que afecte varios kilómetros cuadrados y que sea detectado como varias anomalías de calor. El siguiente cuadro explica de manera simplificada cómo se verían distintos incendios en el suelo terrestre (cada recuadro pequeño es un kilómetro cuadrado) y cómo sería reportado por los sensores MODIS:

De acuerdo a la NASA, actualmente no tenemos manera de saber, basándonos únicamente en el sensor MODIS, si todos los focos de calor corresponden o no a incendios de vegetación. En algunos casos los focos de calor detectados pueden deberse a erupciones volcánicas o erupciones de pozos de gas. Sin embargo, la NASA indica que la mayoría de focos de calor corresponde a fuegos que afectan algún tipo de vegetación. El INPE, por su parte, señala que las imágenes satelitales son particularmente útiles para regiones remotas sin torres de observación o brigadas de control de fuego (“la condición general del país”) ya que permiten monitorear los incendios forestales y las quemas de vegetación. Por este motivo, el número de focos de calor es considerado un buen indicador de la cantidad de incendios forestales y quemas de vegetación.

Entonces, ¿la Amazonía se está quemando más que antes?

Veamos ahora si estamos o no ante una cifra récord de focos de calor en la Amazonía. El registro con más años de este fenómeno lo tiene el INPE, institución que lleva las cuentas desde 1998. Entre junio de 1998 y el 3 de julio del 2002, el INPE utilizó como satélite de referencia al NOAA-21. Desde esta fecha hasta hoy, el satélite de referencia del INPE es el AQUA, el cual produce resultados diarios. Ambos satélites son de la NASA, pero el primero utiliza el sensor AVHRR mientras que el segundo el MODIS. “Satélite de referencia” es la denominación que le adjudica el INPE a los satélites que utiliza para hacer comparaciones a lo largo del tiempo.

Según el INPE, entre enero y agosto de este año hubo 90,501 focos de calor en todo Brasil, lo que representa un incremento del 71% respecto del mismo periodo el año pasado. De estos focos calientes, casi la mitad de ellos se encuentra en el bioma Amazonía. ¿Qué es un bioma? Según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), un bioma es un conjunto extenso de vida vegetal y animal caracterizado por el tipo de vegetación dominante. Por ejemplo, el bosque templado de coníferas de América del Norte es un bioma caracterizado por árboles en forma de cono como los pinos. De acuerdo al IBGE y al Ministerio de Medio Ambiente brasileño, Brasil tiene seis biomas: Amazonía, Mata Atlántica, Cerrado, Caatinga, Pampa y Pantanal. Los biomas Amazonía y Cerrado son los más afectados por los incendios con 46,825 y 27,535 focos cada uno este año (hasta agosto).

El bioma Amazonía no padecía de un número tan elevado de focos de calor desde el 2010, cuando hubo 58,476 entre enero y agosto. El número de incendios de este año para el bioma Amazonía es un 15% superior al promedio de incendios que lo han afectado entre 1999 y el 2019. Sin embargo, está lejos de las cifras más altas registradas en el 2003, 2004 y 2005 para el periodo enero – agosto:

Ahora, ¿estamos ante una cifra inusual de anomalías de calor para todo Brasil? Aunque estamos frente a un importante aumento de focos de calor en comparación con el año pasado y estamos ante el número más alto desde el 2010, este no es el año en el que ha habido más focos de calor.

Si vemos los registros del INPE, institución que cuenta los focos de calor desde 1998, veremos que los peores años fueron el el 2005, el 2007 y el 2010. Sin embargo, el número de focos de calor registrado entre enero y agosto del 2019 es un 8% mayor al promedio registrado para el mismo periodo de meses desde 1999 (no tomamos en cuenta 1998, debido a que no se cuenta con cifras para todos los meses de ese año). Asimismo, es un 25% mayor al promedio para los mismos meses de los últimos 10 años (2009-2019).

¿A qué se deben los incendios forestales?

Otro punto importante que debemos conocer es la causa de los incendios forestales. ¿Son estos provocados por el ser humano o son naturales? Según un informe del Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonía (IPAM por sus siglas en portugués), existen razones para creer que los incendios forestales están relacionados con la deforestación. En otras palabras, que han sido provocados por el ser humano. Para calcular la presencia de incendios, el IPAM recurre al número de focos de calor calculado por el INPE, por lo que cuando se refiere a incendios debemos entender focos de calor.

De acuerdo al IPAM, el hecho de que los incendios forestales se concentren en áreas recientemente deforestadas y que no han padecido una sequía intensa es una “fuerte indicación” del carácter intencional de los incendios. Todavía más, el IPAM agrega que la sequía por sí sola no explica el aumento del número de incendios, ya que este año ha habido más días de lluvia que los que hubo entre el 2016 y el 2018. La quema se estaría haciendo luego de la deforestación (tala) de árboles para así poder “limpiar” los terrenos para darles otros usos, como el agrícola.

¿Por qué los seres humanos provocan incendios? De acuerdo a una investigación publicada en Philosophical Transactions B, una revista científica perteneciente a la Royal Society de Londres (academia de científicos del Reino Unido), el fuego es utilizado como un medio para fertilizar el suelo y controlar el crecimiento de las plantas. Se trata de una práctica extendida en el mundo y que tiene cientos de años.

¿La Amazonía se está deforestando más que antes?

Al igual que con el número de incendios, es importante ver las cifras de deforestación de manera histórica. El INPE monitorea la deforestación en la Amazonía desde 1988 por medio del Proyecto para Monitorear la Deforestación en la Amazonia (PRODES).

Las cifras de deforestación que tenemos desde 1988, sin embargo, no son para el bioma Amazonía, sino para la región denominada Amazonía legal. Esta es una región creada por el gobierno brasileño que engloba tanto al bioma Amazonía como al 20% del bioma Cerrado. En total, la Amazonía legal cubre el 61% de todo el territorio de Brasil.

Lo que los datos del PRODES nos indican es que en el 2018 se deforestó 64.5% menos que en 1988. Los picos de deforestación más altos, asimismo, se registraron en 1995 y el 2004, cuando el área deforestada alcanzó los 29,100 km2 y los 27,800 km2, respectivamente. En el 2018, en cambio, se deforestaron 7,500 km2 de la Amazonía legal, una cifra que, si bien está lejos de los picos de los años más altos, es un 65% superior al mínimo histórico de deforestación logrado en el 2012 (4,571 km2).

Ahora bien, los datos del PRODES que hemos utilizado para la Amazonía legal se calculan tomando en cuenta las áreas de deforestación mayores a 6.25 hectáreas. Esta es el área mínima mapeada por los satélites que históricamente ha utilizado el PRODES. Las cifras de deforestación, además, son estimadas por medio de una metodología que toma en cuenta el hecho de que las nubes pueden impedir ver algunas áreas deforestadas.

Para el caso del bioma Amazonía, tenemos datos de deforestación desde el año 2008. El INPE calcula el incremento anual de deforestación en el bioma Amazonía tomando en cuenta las áreas deforestadas mayores a una hectárea. Así, podemos ver que en los últimos 10 años el número de kilómetros cuadrados deforestados en el bioma Amazonía se ha reducido en aproximadamente 43%. Sin embargo, la cifra de deforestación registrada en el 2018 es un 72% superior a la mínima alcanzada en el 2012.

Para el 2019, el INPE todavía no ha calculado el área oficial de deforestación. Sin embargo, contamos actualmente con datos preliminares de deforestación (para la Amazonía legal) que muestran un aumento respecto al 2018. Esto gracias al sistema satelital DETER que utiliza el Estado brasileño. Este es un sistema que cuenta el área deforestada de manera diaria, aunque sus datos son menos precisos que los del PRODES (los que hemos venido usando hasta ahora).

Lo más relevante es que gracias al sistema DETER contamos con los datos preliminares para el año de deforestación 2019. ¿Qué significa esto? Para comprender mejor esto último, debemos saber primero que un año de deforestación no es igual a un año calendario (1 de enero al 31 de diciembre). De acuerdo a la metodología del INPE, el área deforestada debe ser calculada tomando en cuenta el inicio de la estación seca.

En ese sentido, cuando nos brindan los datos de deforestación para, por ejemplo, el 2018, no nos están diciendo cuántos kilómetros cuadrados fueron deforestados entre el 1 de enero del 2018 y el 31 de diciembre del 2018, sino en el periodo comprendido entre el 1 de agosto del 2017 y el 31 de julio del 2018. Esto último es lo que se denomina año de deforestación y es utilizado tanto por el sistema DETER como por el PRODES (de hecho también se le denomina año PRODES).

Teniendo conocimiento de esto, podemos señalar que el INPE ya ha calculado la cantidad de alertas de deforestación para el año de deforestación 2019 en base al sistema DETER. Aún más, sabemos cuántos kilómetros cuadrados han sido identificados como deforestados. Y, si comparamos la cifra del 2019 con la del 2018, tenemos un aumento de casi el 50%. En el siguiente gráfico se ve el área deforestada alertada por el sistema DETER entre el 2016 y el 2019 (tómese en cuenta: al ser estimaciones en base al sistema DETER y no al PRODES, se trata de las cifras preliminares de cada uno de estos años):

Si bien estas cifras indican un aumento, el INPE agrega que los resultados del sistema DETER deben tomarse con cautela. Esto porque, al ser no ser las cifras finales, estas pueden ser afectadas por la presencia de nubes. De hecho, si hacemos una comparación entre las cifras del sistema DETER y los resultados anuales finales que ofrece el INPE en base al PRODES, veremos que estos últimos son más altos. La deforestación final (PRODES) de los años 2016, 2017 y 2018 para la Amazonía legal fue, en promedio, de 7,459 kilómetros cuadrados. El sistema DETER, en cambio, alertó de menos de 6 mil kilómetros cuadrados deforestados para esos mismos años.

¿Solo hay incendios en Brasil?

Pese a que Brasil es el país que tiene mayor área amazónica, no es el único país afectado por incendios. Los datos de los sensores MODIS de la NASA, compilados por la Global Fire Emissions Database (GFED), muestran los focos de calor en otros países. El GFED toma en cuenta los focos de calor detectados en el Perú (todo el país), seis regiones de la Amazonía brasileña y tres regiones amazónicas de Bolivia (en total son seis, pero estas tres son las que tienen el mayor área amazónica).

Según la GFED, este año (hasta el 31 de agosto) se han registrado 145,097 focos de calor en las áreas estudiadas. Esta cifra es casi un 100% superior a la del 2018, cuando hubo 74,785 focos de calor. Se trata del número de focos de calor más alto desde el 2010, cuando se registró 228,667. Yendo más atrás, el número de focos de calor de este año está un 14% por encima del promedio de focos de calor que ha habido desde el 2003 para el periodo enero – agosto.

Ahora bien, del total de focos de calor del 2019 hasta el 31 de agosto, ¿cuántos corresponden a las regiones de Brasil? La respuesta es 98,213. El resto corresponde al Perú (9,226) y a las tres regiones de Bolivia estudiadas (37,658).

En el caso del Perú, estamos ante el número de focos de calor más alto desde el 2016, cuando la cifra alcanzó los 9,571 focos de calor. En cuanto a Bolivia, el número de focos de calor es un 80% mayor al del año pasado para el periodo enero – agosto y es el mayor desde el 2010, cuando se registraron 73,192 focos de calor.

La región boliviana más afectada por incendios es Santa Cruz, la cual ha sido afectada por el 73% de todos los focos de calor.

En cuanto al resto del mundo, el país que ha sufrido más focos de calor entre enero y agosto de este año fue la República Democrática del Congo. En este país se encuentra la selva del Congo, el segundo bosque tropical más grande del mundo, solo superado por la Amazonía.

La información sobre el Congo la tenemos gracias al Global Forest Watch Report Fire (GFWRF), un proyecto que informa sobre “alertas de incendios” también en base a información satelital de la NASA. Sin embargo, a diferencia de las cifras del INPE que hemos visto, el GFWRF (y también el Global Fire Emissions Database) no toma en cuenta solo las cifras del satélite Aqua, sino también del satélite Terra, que también utiliza el sensor MODIS. De acuerdo al INPE, se utiliza únicamente la información del satélite Aqua para poder hacer comparaciones en el tiempo y analizar tendencias temporales.

Entonces, con 415 mil alertas de incendios registradas por los satélites MODIS, el Congo ha tenido un 40% más que Brasil (no solo la Amazonía), país que según el GFWF tuvo en total 169 mil alertas de incendios entre enero y agosto. El segundo país más afectado es Rusia y el tercero Angola, un país cuya superficie forestal es la mitad de su territorio.

Equipo de Investigación

Área de investigación de Enterarse.com

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