¿Cuál es la evidencia a favor de la evolución?

por 25 May, 2020

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Foto: Reuters

La evolución es la teoría científica más aceptada para explicar cómo se formaron las especies. La idea de Darwin fue que los cambios generacionales, que hacían a algunos individuos de ciertas especies más aptos para sobrevivir en su medio ambiente, cambiaron poco a poco a los animales, plantas y bacterias hasta llegar a ser los organismos que conocemos hoy en día.

Resumen
  • La teoría de la evolución sostiene que los diferentes tipos de plantas, animales y otros seres vivos en la Tierra tienen su origen en otros organismos diferentes que existían antes, a través de cambios intergeneracionales.
  • Los científicos han encontrado evidencia en distintas fuentes que apunta que las especies actuales efectivamente provienen de otras especies más antiguas.
  • Una de las principales evidencias que tenemos es la historia de cómo los fósiles de un animal se van pareciendo poco a poco a otro animal.
  • Asimismo, también vemos que las estructuras óseas de los animales contemporáneos son similares, incluso entre tipos de especies muy diferentes como las aves y los mamíferos.
  • Por otro lado, la biología molecular y el estudio de los embriones nos da evidencia de que las distintas especies compartimos antepasados en común. 
¿Qué es la evolución?

No existe un consenso actual sobre la definición de la evolución. Sin embargo, de forma general, podríamos decir que la evolución es una teoría biológica que explica el origen de las especies sobre la Tierra. Esta teoría sostiene que los diferentes tipos de plantas, animales y otros seres vivos en la Tierra tienen su origen en otros organismos diferentes que existieron antes y que fueron cambiando a través de varias generaciones. Por lo general, se considera a Charles Darwin como el padre de esta teoría. Sin embargo, antes de él otros ya habían especulado que los organismos vivos podían cambiar a lo largo del tiempo. Entonces, ¿por qué consideramos a Darwin el principal fundador de esta teoría?

(Fotografía de Charles Darwin)

Si bien las revolucionarias ideas de Darwin fueron publicadas en su libro, “El Origen de las Especies” en 1859, antes de él otros autores habían ya postulado teorías evolutivas. Un ejemplo de ello fue Jean-Baptiste Lamarck. Lamarck fue un naturalista francés que vivió entre 1744 y 1829. Según él, las especies habían evolucionado en forma progresiva. Las primeras especies eran formas de vida simples, que luego se fueron complejizando.

Si bien él creía que los cambios en las especies podrían deberse al medio ambiente y que, además, eran heredados a los hijos por los padres, su teoría evolutiva estaba basada en un principio teleológico, es decir, creía que la evolución tenía un fin. Su idea era que los procesos evolutivos llevaban a los organismos a ser más perfectos. Por otro lado, también sostenía que una de las leyes de la evolución era que el uso frecuente de un órgano lo hacía más fuerte conforme pasaban las generaciones y que el desuso de los órganos hacía que se deterioren. Sin embargo, estas ideas no solo no fueron verosímiles para los investigadores de la época, sino que fueron refutadas.

Por el contrario, Darwin, para sustentar su teoría, encontró evidencia convincente para los investigadores de la época e incluso hoy seguimos encontrando evidencia a favor de su teoría. Pero, ¿qué evidencia tenemos de la evolución y en qué se diferencia su teoría de la de Lamarck?

La evidencia a favor de la evolución

Como mencionamos anteriormente, la teoría de la evolución sostiene que las especies actuales provienen de otras especies distintas que mutaron debido a una serie de cambios entre generaciones. La idea es que, a lo largo del tiempo, las especies se modifican de tal forma que a partir de una especie se pueden producir otras nuevas. Incluso, es posible que una misma especie dé origen a múltiples especies. ¿Tenemos evidencia de ello? Sí.

Existen distintos ámbitos en los que hemos encontrado evidencia de la teoría de la evolución. Una de las principales fuentes de evidencia son los fósiles. Como explica Francisco Ayala, profesor de la Universidad de California en Irvine, los paleontólogos han estudiados miles de fósiles de distintos organismos. Ellos han encontrado evidencia que muestra cómo, a través del tiempo, cierta especie ha cambiado poco a poco hasta convertirse en otra.

Incluso, en algunos casos, se ha logrado reconstruir con mucho detalle cómo han cambiado ciertos animales. Tal es el caso del caballo. Los orígenes del caballo pueden rastrearse a un animal del tamaño aproximado de un perro. No solo eso, sino que, en lugar de tener cascos en las patas, la especie original presentaba pies, tal como lo muestra la siguiente imagen.

(Imagen: Wikimedia Commons)

Ahora bien, los fósiles no son la única evidencia que tenemos de que la evolución es un hecho. Otra evidencia que tenemos de que las distintas especies provienen de otras especies más antiguas es la similitud en las estructuras óseas. Los investigadores han encontrado que los esqueletos de los distintos animales son asombrosamente similares, a pesar de tener vidas muy distintas.

Como explica Francisco Ayala, la correspondencia entre hueso y hueso se puede ver claramente, incluso entre animales tan distintos como una persona, una ballena y un ave. Desde un punto de vista práctico, explica, no tiene sentido que una tortuga marina tenga la misma estructura ósea que el murciélago. Cada una de estas especies podría tener una estructura más eficiente para el tipo de vida que realizan.

Esto nos da razones para pensar que muchas de las especies actuales de vertebrados, ya sean voladoras, terrestres o acuáticas, provienen de un antepasado en común con una estructura esquelética determinada. Poco a poco, las especies fueron cambiando esta misma estructura para adaptarse a tipos de vida diferentes.

Otra evidencia que tenemos de la evolución nos la brinda el estudio de los embriones: es decir, el estudio de los organismos desde que inicia la fertilización hasta el momento del nacimiento. Todos los embriones de animales vertebrados, por ejemplo, se desarrollan de manera similar en los primeros momentos de su vida y, a medida que maduran, se van diferenciando de las otras especies.

Por ejemplo, tanto los humanos como otras criaturas no acuáticas desarrollan aperturas para branquias. Los embriones humanos, por ejemplo, las tienen a las cuatro semanas de desarrollo. Esto sucede porque nosotros compartimos, así como todos los vertebrados, antepasados comunes con los peces. De la misma manera, nuestros embriones también desarrollan una cola, tal y como los demás mamíferos, aunque no llega a desarrollarse y queda como el coxis.

Por último, también podemos citar la biología molecular como otra fuente de evidencia. Según Francisco Ayala, esta provee la evidencia más fuerte de la evolución. Esta disciplina nos ha permitido reconstruir cómo ha cambiado el ADN de las especies en el tiempo e, incluso, ha mostrado evidencia para creer que todas las especies actuales, incluyendo las bacterias, tienen antepasados comunes.

Pero, ¿cuál es el mecanismo de la evolución? ¿Cómo se dan estos cambios que dan origen a nuevas especies? En este otro informe te contamos sobre cómo funciona la selección natural; el mecanismo que sugirió Darwin.

Equipo de Investigación

Área de investigación de Enterarse.com

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