
En un informe anterior, vimos la evidencia que tenemos para aceptar la teoría de la evolución. Sin embargo, quedaron algunas preguntas sin responder: ¿cómo opera la evolución? ¿Cuál o cuáles son los mecanismos que permiten que las especies evolucionen? A continuación te lo explicamos.
Resumen
- La teoría de la evolución sostiene que los distintos tipos de plantas, animales y otros seres vivos en la Tierra tienen su origen en otros organismos diferentes que existían antes que fueron cambiando de generación en generación.
- El principal mecanismo de la evolución es la selección natural. Existe debate sobre si la selección natural se da únicamente a nivel individual o si también se da a nivel grupal.
- La selección individual ocurre cuando un organismo presenta un cambio genético que aumenta sus chances de sobrevivir en su ambiente. De esta manera, tiene más probabilidades de reproducirse y así pasar sus genes a la siguiente generación.
- Algunos científicos han postulado la existencia de la selección grupal, esto es, que sobreviven los grupos cuyos miembros tienen algunas características que benefician al grupo en conjunto antes que a ellos de manera individual.
- Por último, además de la selección natural, también existen otros métodos por los cuales una especie puede cambiar, como la deriva genética y la selección artificial.
¿Qué es la selección natural?
Lo que diferenció a la teoría de Charles Darwin de otras teorías evolutivas fue su idea de selección natural. Según Roberta Millstein, de la Universidad de California en Davis, actualmente existen muchas causas reconocidas por las que ocurre la evolución. Sin embargo, la principal sigue siendo la selección natural.
La tesis central de Darwin es la siguiente: usualmente, entre los distintos organismos de una especie hay variaciones. Por ejemplo, si hablamos de la especie canis lupus (lobos), encontramos que algunos de sus miembros son más grandes o más rápidos que otros. Muchas veces, pero no siempre, esta variación es, en algún grado, heredable. Cuando esta variación está conectada a una habilidad que permite a un individuo sobrevivir y reproducirse, entonces se dará una reproducción diferencial.
¿Qué es una reproducción diferencial? Es una reproducción que ocurre, justamente, a causa de dicha diferencia en las habilidades de los individuos. Muchas veces, esta diferencia de habilidades causa que ciertos individuos tengan más chances de dejar hijos que otros. A esto le llamamos selección natural.

(Lobos árticos en Alemania, diferentes a los que se pueden encontrar en otras partes del mundo. Foto: Reuters)
Robert Brandon, del Duke Trinity College of Arts and Sciences, explica que la idea de fondo es que las diferencias que permiten a los organismos estar mejor adaptados a su ambiente permiten justamente que se reproduzcan con mayor probabilidad. Cuando estas diferencias en las capacidades de los individuos se heredan a lo largo de generaciones, entonces sucede la evolución.
Ahora bien, es importante aclarar que lo fundamental en la selección natural es que la causa principal por la ocurre la reproducción de los individuos es el hecho de que están mejor adaptados, justamente, por sus distintas habilidades o características. Esto distingue a la selección natural de otros mecanismos de evolución, como la deriva genética, que veremos en una sección más adelante. Antes de ello, veamos cómo funciona la selección natural con un ejemplo.
Imaginemos que plantamos semillas en un jardín pequeño en el que cae poca luz solar. Aquellas plantas que crecen más rápido y son más altas impedirán que a las otras les llegue la luz. Esto causará que las más pequeñas mueran y no puedan transmitir sus genes. También, las plantas altas, gracias a su habilidad de crecer más rápido, podrán transmitir sus genes. Este es un caso de selección natural.

Según Francisco Ayala, profesor de la Universidad de California en Irvine, Darwin afirmaba que la causa de la selección natural era la competencia por recursos limitados, tal como el caso ejemplificado. Sin embargo, actualmente, ya no se considera que este sea el único factor por el que se da la selección natural.
La selección natural puede ocurrir, por ejemplo, si un cambio climático o una enfermedad mata a parte de una población. Aquellos miembros con características que les permitieron sobrevivir podrán pasar sus genes resistentes.
Además, también puede ocurrir que un individuo se reproduzca porque tiene ciertas características que le favorecen al encontrar pareja. Por ejemplo, si el hecho de tener “ojos azules” (una mutación poco común en los humanos) aumenta las chances de conseguir una pareja y reproducirse, entonces también sería un caso de selección natural, pues esta diferencia permite pasar los genes a la siguiente generación.
De esta manera, ciertas características pasan de los progenitores a sus hijos. Las distintas especies son el resultado de cambios graduales y continuos por selección natural a lo largo de muchos años. A medida que pasa el tiempo, las condiciones ambientales cambiarán. Así, las características ventajosas serán distintas e irán moldeando poco a poco a las especies hasta que los cambios hagan, en algunos casos, irreconocibles a las nuevas especies de aquellas originales.
Selección grupal
Si bien tradicionalmente se ha considerado que la selección natural ocurre a nivel individual, existe un debate en torno al concepto de selección grupal. Existen distintas formas de definir este concepto, pero lo que busca la selección grupal es explicar ciertos actos de cooperación o altruismo que benefician a los grupos de especies y no necesariamente a los individuos, o que incluso perjudican a los individuos que los realizan.
Por ejemplo, el hecho de que los leones cacen juntos es una cualidad que beneficia al grupo en su conjunto porque al agruparse tienen más chances de atrapar a una presa y tener comida. Pero, también, el hecho de que ciertas personas tengan la voluntad de defender a sus pueblos en una guerra es una cualidad que beneficia al grupo en su conjunto, pero no al individuo que va a la guerra.
La disposición de los leones para cazar en grupo y la voluntad para proteger al pueblo de un enemigo serían cualidades que permiten sobrevivir al grupo y que estas mismas cualidades del grupo se mantengan a lo largo del tiempo.
De esta manera, algunos científicos han postulado la idea de que, además de la selección individual, existe otro nivel de selección de cualidades que permite la adaptabilidad de los grupos. De hecho, el mismo Darwin sugirió la posibilidad de que ciertas actitudes altruistas podrían beneficiar a los grupos en su conjunto y, de esta manera, reproducirse a lo largo del tiempo. A partir de ello, en la primera parte del siglo XX, muchos expertos exploraron esta posibilidad. Sin embargo, esta idea fue descartada.
Décadas después, en 1960, revivió el interés en la posibilidad de la selección grupal. Sin embargo, aún hay muchos científicos y biólogos que consideran que esta teoría no es adecuada. Entre los especialistas que critican la idea de la selección grupal se encuentra Steven Pinker, profesor del Departamento de Psicología de la Universidad de Harvard.
Para Pinker, uno de los problemas de esta idea es que las características ventajosas a las que se refieren los defensores de la selección grupal no son genéticas, sino culturales. El problema, sostiene Pinker, es que estas teorías no nos dicen nada nuevo que no haya dicho la historia, como que tal táctica militar es mejor o que tal sistema de gobierno permite una mayor expansión. O también que tal arma es mejor que otra. Sin embargo, estas comparaciones son obvias.
Por otro lado, Pinker afirma que en el hipotético caso de que las personas u otros organismos muestren características desventajosas para ellos mismos, pero ventajosas para su grupo, como la voluntad de servir de esclavo, estas características no llegarían a ser predominantes en el grupo. Lo que sí podría suceder, por otro lado, es que ciertos individuos desarrollen un gen que les permita fácilmente convencer o manipular a los otros a realizar acciones que no son convenientes para ellos mismos.
Por último, Pinker explica que, si bien el éxito de los humanos depende de sus grupos, no es necesario postular la idea de selección de grupos para explicar el comportamiento altruista. Por ejemplo, si una persona tiene características innatas para contribuir al bienestar del grupo y de esta manera contribuye a su bienestar, entonces esto podría ser explicado por la selección individual. Las características humanas evolucionan en un medio ambiente que incorpora justamente a otros seres humanos.
Otros mecanismos de evolución
Ahora bien, es importante decir que la selección natural no es el único mecanismo de evolución de las especies que los científicos han teorizado. Dos de los mecanismos más importantes que se aceptan actualmente son la deriva genética y la selección artificial.
La deriva genética, o deriva aleatoria, es la idea de que, por el simple azar, algunos individuos tienen más chances de transmitir sus genes que otros. No porque tengan características diferentes que les permita sobrevivir más, sino por una cuestión aleatoria.
Roberta Millstein propone el siguiente ejemplo. La especie cepaea nemoralis, o caracol de tierra, se caracteriza por tener caparazones que pueden ser de tres colores distintos: rosado, marrón o amarillo. Sin embargo, cuando uno observa las distintas poblaciones de estos caracoles, por lo general uno de estos colores de caparazón es predominante.
En algunas poblaciones, la mayoría de caracoles tendrá caparazones de color amarillo, en otras de color rosado, etc. Algunos biólogos han pensado que esto no necesariamente ocurre porque el color del caparazón les ofrezca realmente una ventaja a los caracoles, sino que la predominancia de un color sobre los demás es simplemente un efecto del azar.


Es decir, dado que cierto animal tiene una característica que nos conviene, entonces fomentamos su reproducción para que la siguiente generación tenga estas mismas características. En ese caso, la selección no ocurre de manera natural, sino que somos las personas las que seleccionamos ciertas características que nos importan.

Un ejemplo de selección artificial es el caso del perro. Los perros evolucionaron de los lobos. Sin embargo, esta evolución se dio a partir de la selección de ciertos atributos que los humanos fuimos seleccionando. Las razas actuales tienen características que seleccionamos para distintas funciones. Por ejemplo, los perros de caza, o cobradores, (como los labradores o golden retrievers) tienen la función de recuperar las presas al ser cazadas. Algunos de ellos son buenos nadando, como los labradores, para poder recuperar las presas en el agua. Otros son expertos en la búsqueda de la presa.
Por otro lado, otros tipos de raza fueron diseñados para ayudar a las personas en el manejo del ganado. Tal es el caso de los perros pastores. Algunos de ellos están diseñados para proteger a los rebaños de animales como lobos u otros depredadores. Otros, como el Border Collie, están diseñados para guiar o controlar a los rebaños.
La evolución implica el cambio de las especies a través de las generaciones. Ciertos atributos de algunos individuos promoverán que estos sean más exitosos y, de esta manera, tendrán más posibilidades de reproducirse. La evolución, sin embargo, no solo se puede dar por selección natural como teorizó Darwin, sino que también puede ser causada por deriva genética o selección artificial.
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