
Durante el verano, muchos de nosotros decidimos realizar actividades al aire libre: ir a la playa, bañarnos en el mar o la piscina, tomar sol o simplemente ir a pasear. Sin duda, salir en un día soleado es algo que muchos de nosotros disfrutamos.
El Sol no solo nos pone de buen humor, sino que es importante también para nuestra salud: es una de las principales fuentes de vitamina D. A pesar de esto, nuestra estrella también puede causar daños que a veces ignoramos. A continuación, te explicaremos por qué es importante protegerse del Sol.
Resumen
- El Sol emite diferentes tipos de energía electromagnética; uno de estos es la energía UV, la cual es perjudicial para la salud.
- La energía UV contribuye al desarrollo de diversos cáncer de piel, así como de diversas enfermedades de los ojos y afecta nuestro sistema inmune.
- La exposición a la radiación solar puede dividirse en tres tipos: intermitente, crónica y ocupacional.
- Con respecto a los cánceres de piel, el melanoma y el carcinoma basal están asociados a una exposición intermitente a la luz solar, mientras que el carcinoma de células escamosas está asociado a una exposición crónica.
- Debido a las consecuencias negativas de la luz solar, es importante revisar los índices de radiación UV y tomar las medidas de precaución necesarias: usar protector solar, sombrero y gafas con protección UV.
- Según el SENAMHI podemos decir que el índice de radiación UV presente Lima del año pasado se ha reducido con respecto a los años anteriores.
La radiación Ultravioleta (UV)
Como explica la División de Programas Polares de la Fundación Nacional de Ciencias de los Estados Unidos, nuestro Sol emite todos los tipos de radiación electromagnética. ¿Qué es esta energía? Es un flujo de fotones que viaja por el espacio en forma de ondas. Ahora, estas ondas pueden ser largas o cortas y, justamente, dependiendo de esta longitud, podemos clasificarlas en distintos tipos de energía electromagnética (luz visible, microondas, rayos X, etc.) tal y como se ve en la imagen de abajo.

(Fuente: NASA)
Si bien nuestra estrella emite todos estos tipos de energía electromagnética, el 99% de su energía se emite como luz visible, rayos ultravioleta y rayos infrarrojos. La luz visible, como su nombre lo dice, son las ondas electromagnéticas que, al chocar contra los objetos y entrar por nuestros ojos, hacen posible que veamos las cosas. Los rayos infrarrojos son aquellos que nos dan calor. Por último, están los rayos ultravioleta (UV) que son peligrosos para nuestra salud.
Estos rayos pueden ser divididos en tres, como explica la Sociedad Americana del Cáncer, dependiendo de la cantidad de energía que tienen (o de la longitud de onda):
Los rayos UV-C o UVC son los que tienen más energía y son sumamente peligrosos para nuestras células. Por suerte, son bloqueados casi por completo por la capa de ozono (aquí puedes ver nuestro informe sobre la capa de ozono).
Por otro lado, están los rayos UVB y UVA. Los primeros, son filtrados parcialmente por la capa de ozono, mientras que los segundos llegan casi por completo a la superficie terrestre. El problema con ellos es que ambos están asociados con el desarrollo del cáncer. Veamos más a fondo cuáles son las consecuencias de estos rayos.
Consecuencias de los rayos UV en nuestra salud
Una revisión de estudios y metaestudios publicada en Cancer Research Frontiers en el 2016 resume lo que sabemos sobre las consecuencias negativas y positivas del Sol en nuestra salud. En el cuadro de abajo, podemos observar las conclusiones a las que llegó esta revisión de bibliografía.

Como podemos observar, la luz solar tiene beneficios para la salud humana. Por ejemplo, es recomendable para el tratamiento y la prevención de enfermedades de la piel como el acné o la psoriasis. Además, permite a nuestra piel sintetizar vitamina D, que es importante para nuestros huesos y músculos. Por último, el Sol también es importante para la prevención de afecciones psicológicas como el trastorno afectivo estacional.
Por otro lado, los rayos ultravioleta son causantes o agravan otras enfermedades como algunas clases de dermatitis, afecciones a los ojos y el Lupus. Sin embargo, probablemente la afección más importante que pueden causar los rayos UV es el cáncer de piel. A continuación, veremos esto con más detalle.
La luz solar y el desarrollo del cáncer de piel
Como explican los autores de la revisión citada, el cáncer de piel resulta de una exposición a los rayos solares, principalmente a los rayos UV. Asimismo, afirman que las tasas de incidencia de cáncer a la piel se han ido incrementando en las últimas cinco décadas.
De hecho, como explica el portal de la Sociedad Americana del Cáncer, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer, que es parte de la Organización Mundial de la Salud, ha determinado que la radiación solar y los rayos UV, en sus tres formas, son cancerígenos para los humanos.
¿Por qué sucede esto? Como se explica en un artículo publicado por Nathaniel Mead, en Environmental Health Perspectives, los rayos UVA (que componen el 95% – 97% de rayos UV que llegan a la superficie de la Tierra) penetran en la piel y generan moléculas que dañan nuestro ADN, como los radicales libres de oxígeno. Estos daños en el ADN pueden llevar a la aparición de un cáncer. Justamente, el cáncer sucede por daños en el ADN de nuestras células, como explicamos en otro informe. En consecuencia, los UVA pueden causar de manera indirecta esta enfermedad.
Por otro lado, explica Mead, los rayos UVB, aquellos que causan las quemaduras solares, pueden dañar indirectamente el ADN de las células, lo que contribuye a la generación de diversos tipos de cáncer de piel. En el siguiente video de Cancer Research UK, puedes ver cómo los rayos UV pueden causar esta enfermedad.
Ahora, existen tres tipos de cáncer de piel asociados a la radiación ultravioleta: el melanoma, el carcinoma de células basales y el carcinoma de células escamosas.
Según la revisión publicada en Cancer Research Frontiers, las diversas formas de exposición a los rayos UV pueden afectar de distinta manera al desarrollo de estos tipos de cáncer de piel. Los autores de esta revisión dividen la exposición a estos rayos de tres formas distintas: intermitente, crónica y ocupacional.
La exposición intermitente ocurre cuando la persona se expone a estos rayos al realizar actividades recreacionales o vacaciones en lugares soleados.
La exposición crónica ocurre cuando la persona se expone al Sol de manera continua.
La exposición ocupacional ocurre cuando esta exposición se da a raíz del trabajo.
En el cuadro de abajo, podemos observar los resultados recabados por esta revisión según la exposición al Sol.

Para el caso del melanoma y el carcinoma de células basales, la exposición intermitente es el factor de riesgo más importante. Por otro lado, la exposición crónica es el factor de riesgo más importante para el desarrollo de carcinoma de células escamosas.
Adicionalmente, la latitud es un factor importante en la exposición crónica y ocupacional. Como explica la Sociedad Americana del Cáncer, mientras más lejos del ecuador estemos, tendremos una menor exposición a los rayos UV. Esto explica por qué en aquellas zonas más cercanas al ecuador hay un mayor riesgo a desarrollar cáncer cuando se tiene una exposición crónica y ocupacional.
Otros efectos negativos importantes de los rayos UV
El desarrollo de cáncer de piel no es el único riesgo que corremos cuando nos exponemos a estos rayos. Como explica la Organización Mundial de la Salud (OMS), estos pueden provocar enfermedades de los ojos (aparte del cáncer en los ojos).
Pueden causar inflamación en los tejidos del ojo. La radiación solar puede causar fotoqueratitis, que es una inflamación de la córnea, o fotoconjuntivitis, que es una inflamación de la membrana conjuntiva. Estas afecciones son muy dolorosas, pero son reversibles y no resultan en daños a largo plazo.
Una forma extrema de fotoqueratitis es la ceguera por nieve que usualmente les ocurre a los esquiadores o escaladores, quienes experimentan altos niveles de radiación UV debido a la altura (a mayor altura, mayor concentración de radiación UV) y al hecho de que la nieve refleja estos rayos hasta en un 80% cuando está fresca. Esta exposición extrema, explica la OMS, mata las células externas del ojo y produce ceguera. Por suerte, esta ceguera es temporal y la visión se recupera en unos días. Sin embargo, es sumamente dolorosa.
Otra afección importante de los ojos causada por los rayos UV citada por la OMS son las cataratas. De hecho, como explica esta institución, las cataratas son la causa principal de ceguera en el mundo y se estima que el 20% de estos casos son causados por sobreexposición a radiación UV.

(Cataratas – Fuente: Rakesh Ahuja en Wikimedia Commons)
Por otro lado, según la OMS, estudios en los últimos años han revelado que la exposición a rayos UV puede alterar la efectividad del sistema inmune. Por ejemplo, en un estudio en Estados Unidos, se encontró que de 38 pacientes que sufrían de infecciones recurrentes de herpes simplex, 27 de ellos desarrollaban estas infecciones después de exponerse a radiación ultravioleta. En contraste, luego de la aplicación de protector solar, ninguno de estos pacientes desarrolló llagas.
De la misma manera, otros estudios han mostrado evidencia de que la exposición a radiación UV puede alterar la actividad y distribución de algunas células responsables de disparar respuestas inmunes en los humanos. Como consecuencia, la exposición al Sol puede incrementar el riesgo de infecciones o reducir las defensas contra el cáncer de piel.
¿Esto quiere decir que debemos quedarnos encerrados en nuestras casas? No. Si bien es importante cuidarnos del Sol y de los rayos UV, como explica Mead, la exposición excesiva a los rayos UV está relacionada con solo el 0.1% del total de años de carga por discapacidad de acuerdo con el reporte The Global Burden of Disease Due to Ultraviolet Radiation de la OMS. Como la OMS explica, esta medida indica los años perdidos de una vida funcional por muerte prematura o discapacidad por enfermedad.
Recomendaciones
Según la Sociedad Americana del Cáncer, no es posible ni saludable evadir la luz solar por completo. Sin embargo, hay ciertas cosas que podemos hacer para protegernos. Primero, es recomendable tratar de estar bajo sombra, especialmente durante las horas del medio día. Asimismo, se puede usar protector solar, un sombrero y lentes de sol.
Por otro lado, esta misma institución explica que, con respecto a los lentes de sol, es importante que estos tengan protección contra los rayos UVA y UVB. Si la etiqueta indica que tienen una absorción de rayos UV de hasta 400 nm (nanometros) significa que los lentes bloquean al menos el 99% de los rayos UV. Por otro lado, aquellos que están etiquetados como “cosméticos”, sostiene la institución, pueden bloquear alrededor del 70% de estos rayos. Si no hay etiqueta, por el contrario, no se debe asumir que los lentes brinden alguna clase de protección.
¿Cómo se presenta la radiación UV en Lima?
Según el Informe Técnico de Estadísticas Ambientales de diciembre del 2018 publicado por el INEI, si comparamos las cifras para el mes de noviembre de los años 2016, 2017 y 2018, podemos decir que el índice de radiación ultravioleta se ha reducido en los últimos tres años. Más aún, según esta institución, si comparamos noviembre del 2017 con noviembre del 2018, el índice de radiación ultravioleta en Lima ha caído un 33%.
Asimismo, y como se aprecia en el gráfico de abajo, los niveles de radiación durante todo el 2018 fueron menores a los registrados durante el año anterior.

(Fuente: INEI)
Pero ¿qué significan estos números? Los números representan el nivel de riesgo de la radiación UV. Del 0 al 2, los riesgos son mínimos y no se requiere ninguna clase protección especial. Del 2 al 5, el riesgo es bajo, pero es recomendable aplicar bloqueador solar. Del 6 al 8, el riesgo es moderado y, además de recomendarse aplicar bloqueador, también se recomienda llevar alguna clase de sombrero. Del 9 al 11, y del 12 al 14, el riesgo es alto y muy alto, respectivamente, por lo que además de la protección anteriormente mencionada, uno debe usar gafas con protección. Más allá de 14, el riesgo es extremo y se recomienda estar bajo el Sol solo por periodos cortos.