
En el 2016, 168 millones de niños participaban en distintas formas de trabajo infantil y 85 millones de ellos realizaban trabajos peligrosos, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT o ILO por sus siglas en inglés).
¿Qué es el trabajo infantil? ¿Cuál es la situación en América del Sur? ¿Y en el Perú? Estas son algunas de las preguntas que buscaremos responder.
Resumen
- El trabajo infantil es todo aquel que es perjudicial para el desarrollo psicológico y físico de los niños; y que los priva de su niñez, potencial y dignidad.
- Según un documento de trabajo publicado por la OCDE, la evidencia sugiere que el trabajo infantil es costoso tanto para los jóvenes que están involucrados en esta actividad como para sus países.
- Los niños que trabajan tienen más probabilidades de tener menores ingresos cuando sean adultos que sus pares que tienen la posibilidad de educarse.
- Además de las consecuencias económicas, el trabajo infantil puede generar repercusiones en la salud física y mental en la vida adulta.
- La edad mínima de admisión al trabajo en general es de 15 años; sin embargo, en los países en desarrollo puede ser de 14 años como medida transitoria mientras fortalecen sus economías y sus sistemas educativos.
- En Chile, Uruguay, Ecuador, Colombia, Guyana y Guayana Francesa, la edad mínima es de 15 años. En Perú, Brasil, Paraguay, Venezuela y Suriname, la edad mínima es 14 años. En Argentina es 16 años y en Bolivia es de 12 años.
- La incidencia del trabajo infantil ha tendido a disminuir en el mundo.
- En el caso de la región, Perú y Bolivia son los países con el mayor porcentaje de niños que trabajan independientemente de si estudian o no.
- En el caso de niños que solamente trabajan, los países con mayor porcentaje son Venezuela y Perú.
- El promedio de horas trabajadas en los países de la región considerados es 14.04
- Bolivia es el país con el mayor número de horas trabajadas a la semana y Chile es el menor.
¿Qué es el trabajo infantil?
De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo, el trabajo infantil es todo trabajo que es perjudicial para el desarrollo psicológico y físico de los niños y que los priva de su niñez, potencial y dignidad. También, se alude al trabajo que interfiere con su escolarización, sea porque les priva de la posibilidad de asistir a clases, les obliga a abandonar la escuela de forma prematura o les exige combinar el estudio con un trabajo pesado que les consume demasiado tiempo. En sus formas más extremas, los niños que trabajan son excluidos de sus familias, son expuestos a enfermedades y otros peligros, sometidos a situaciones de esclavitud o abandonados.
Según la OIT, para calificar una actividad específica como trabajo infantil debe considerarse la edad del infante, el tipo de trabajo, las horas dedicadas, las condiciones en que se realiza y, además, las regulaciones de cada país. Esto porque no todo tipo de labor que realizan los niños es considerada trabajo infantil.
La OIT señala que determinadas actividades como ayudar en las tareas del hogar o realizar actividades en verano para conseguir propinas son positivas para el desarrollo de los niños y adolescentes y, por tanto, no son consideradas «trabajo infantil».

(Ernesto, un niño de tres años, ayuda a alinear los ladrinos en una ladrillera informal en Lima (2002). Foto: Reuters)
El impacto del trabajo infantil
Veamos con mayor detalle cuáles son las consecuencias trabajo infantil. De acuerdo con un reporte preparado por la Dirección de Empleo, Trabajo y Asuntos Sociales de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la evidencia sugiere que este tipo de trabajo es costoso tanto para los jóvenes que están involucrados en esta actividad como para sus países.
Si bien el trabajo infantil puede generar ingresos para las familias de los niños que lo realizan, a largo plazo tiene un impacto negativo sobre los salarios de los niños. Para los autores del reporte, esto se debe a que la mayoría del trabajo infantil es trabajo no calificado. Los niños trabajadores no logran acumular las habilidades necesarias en el trabajo para tener salarios que lleguen a superar a los de los niños que tienen la oportunidad de educarse. “Por tanto”, indica el documento publicado por la OCDE, “cuando se convierten en adultos, serán más pobres que sus pares que no trabajaron de niños”.
Como decíamos antes, sin embargo, el trabajo infantil no tiene repercusiones solo sobre los niños. La misma investigación añade que, al incrementar el trabajo no calificado, contribuye a la adopción de métodos de producción que no son favorables ni a la acumulación de habilidades ni a la difusión de avances tecnológicos. La consecuencia de esto es que se reduce el potencial de crecimiento económico.
Además de las consecuencias económicas, el trabajo infantil puede generar repercusiones en la salud física y mental en la vida adulta. Entre sus posibles consecuencias están los problemas de espalda, la artritis y la reducción de la fortaleza física. Los autores especulan que el trabajo infantil genera problemas de salud mental en la adultez debido a que existe una fuerte correlación entre el estrés en la niñez y la persistencia de desórdenes mentales como la depresión, la ansiedad, los ataques de pánico e incluso la esquizofrenia. De acuerdo con la OIT, los niños que trabajan se enfrentan a un riesgo mayor de estrés psicológico.
Edad mínima: una forma de proteger a los niños

Una forma de proteger a los niños de la explotación económica y de las peores formas de trabajo, según la Convención sobre los Derechos del Niño, es el establecimiento de la edad mínima de admisión al empleo. Según la Unicef, la edad mínima de admisión al empleo establece la edad a partir de la cual un niño o niña está autorizado para trabajar a tiempo completo.
El Convenio 138 de la OIT es el que establece los 15 años como la edad mínima de admisión al trabajo en general; sin embargo, añade que en los países en desarrollo puede ser de 14 años como medida transitoria mientras fortalecen sus economías y sus sistemas educativos.
En el caso de los países de la región, en Chile, Uruguay, Ecuador, Colombia, Guyana y Guayana Francesa, la edad mínima es de 15 años. En Perú, Brasil, Paraguay, Venezuela y Suriname, la edad mínima es 14 años. Los casos de Argentina y Bolivia son excepcionales. El primero porque tiene la edad mínima más alta de la región (16 años) y el segundo porque tiene la edad más baja (12 años).
El estado del trabajo infantil en el mundo
Empecemos viendo la situación del trabajo infantil a nivel mundial. Los datos que existen son de la Organización Internacional del Trabajo, pero provienen de dos programas diferentes. Las cifras de los años 1950-1995 son del Programa de estimaciones y proyecciones para la erradicación del trabajo infantil (EPEAP, por sus siglas en inglés) y las de 2000-2012 son del Programa internacional para la erradicación del trabajo infantil (IPEC, por sus siglas en inglés).
Los programas difieren en las edades consideradas. La EPEAP toma en cuenta el trabajo infantil para niños de 10 a 14 años y, en el caso de IPEC, se considera niños de 5 a 17 años. Es importante resaltar que ambos consideran solo trabajo infantil de jornada completa.

Como podemos ver en el gráfico, la incidencia del trabajo infantil ha tendido a disminuir. De 1950 a 1995 se redujo en 14 puntos porcentuales y del 2002 al 2012 la cifra disminuyó en seis puntos porcentuales
Veamos ahora algunas cifras sobre el trabajo infantil en América del Sur.
¿Y América Latina?
Para el 2015, Perú y Bolivia tenían un 22.57% y un 13.92%, respectivamente, de niños de entre 7 y 14 años que trabajaban. Estas cifras son las más altas entre los países de América del Sur considerados en este informe. Por otro lado, el país con menos porcentaje de niños que trabajaban en el 2015 fue Brasil, cuyo porcentaje fue de 2.54%. Cabe resaltar que estas últimas cifras consideran tanto a los niños que solo trabajan como a los que asisten a la escuela en simultáneo.

Si nos concentramos en el porcentaje de niños que solamente trabajan, es decir, que han dejado de asistir a la escuela, la situación cambia un poco. El porcentaje de niños que únicamente trabajan no se calcula tomando en cuenta el total de niños en cada país, sino el total de niños que trabajan (gráfico anterior). Para este indicador, el país con mayor porcentaje es Venezuela; sin embargo, solo se tienen cifras hasta el 2013 y pueden haber variado.
Si solo nos fijamos en el 2015, Perú sería el que vuelve a liderar el listado, con un porcentaje que alcanza el 24.07%. En segundo lugar, se encuentra Colombia con un 13.36% y, en tercer lugar, Ecuador con un 8.22%. Por otro lado, de nuevo Brasil es el país que se encuentra en el último lugar con el porcentaje menor de niños que solamente trabajan (4.04%).

Dos casos importantes que remarcar son los de Venezuela y Bolivia. El primer caso es relevante porque, a pesar de ser el segundo país con menor porcentaje de niños que trabajan, es el que tiene mayor porcentaje de niños que han dejado la escuela y se dedican solamente a sus actividades laborales. En Bolivia sucede lo contrario. A pesar de ser el segundo país con mayor porcentaje de niños trabajando, Bolivia se encuentra entre los países con menor porcentaje de niños que solamente trabajan (de los países considerados en este informe).
¿Y cuántas horas trabajan los niños en América Latina?
Otro factor importante por analizar es el número de horas trabajadas a la semana. No es lo mismo un niño que estudia, pero trabaja cuatro horas que uno que no estudia y solo se dedica a trabajar durante 10 horas al día.
En los siete países considerados, el promedio de horas trabajadas a la semana es 14.04. Es decir, 2.8 horas al día de lunes a viernes.
¿Cuál es el país en el que los niños trabajan más horas a la semana? Bolivia es el país con mayor número de horas trabajadas en promedio por semana (23.44 horas), luego sigue Venezuela con 16.29 horas en promedio y Brasil con 14.77 horas. Por otro lado, Chile es el país con menor cantidad de horas trabajadas (7.9 horas), seis horas menos que el promedio de la región. En el caso del Perú, los niños trabajan aproximadamente 11 horas a la semana.
