
En agosto del 2017, una expedición financiada por el fallecido Paul Allen, multimillonario cofundador de Microsoft, halló los restos del USS Indianapolis, un crucero norteamericano hundido durante los últimos días de la Segunda Guerra Mundial. El drama por el que pasaron sus tripulantes ha sido llevado al cine en más de una ocasión. A continuación, te contamos su historia.
Resumen
- El USS Indianapolis fue un crucero de guerra estadounidense que entró en servicio en 1932.
- Durante la Segunda Guerra Mundial, el Indianapolis tuvo una importante participación en el teatro del Pacífico.
- A fines de marzo de 1945, la nave fue enviada a ser reparada a California tras un ataque kamikaze acontecido un día antes del desembarco de tropas en la isla de Okinawa.
- Tras ser reparado, se encomendó al Indianapolis transportar a la isla de Tinian una carga cuyo contenido era secreto: se trataba de los materiales para armar las bombas atómicas que sería lanzadas en Japón en agosto de 1945.
- Tras dejar su carga en Tinian, la nave zarpó a la isla de Guam, desde donde partió al golfo de Leyte para reunirse con otras embarcaciones.
- A mitad de camino entre Guam y Leyte, el Indianapolis fue hundido por un submarino japonés.
- De los más de 800 hombres que sobrevivieron al hundimiento, tan solo sobrevivirían 316.
El barco
El USS Indianapolis (CA-35), nombre oficial de la embarcación, fue un crucero pesado clase Portland construido en Nueva Jersey en 1930, lanzado al mar en 1931 y puesto en servicio el 15 de noviembre de 1932. Los cruceros clase Portland fueron embarcaciones de la armada estadounidense que desplazaban alrededor de 10 mil toneladas. Estos barcos prestaron importantes servicios durante la década de los treinta y durante la Segunda Guerra Mundial. Solamente existieron dos cruceros pesados de esta clase: el USS Portland y el USS Indianapolis.
El Indianapolis tenía una longitud de 610 pies y 3 pulgadas (186 metros) y estaba artillado con 9 cañones de 203 mm (3×3), 8 cañones de 127 mm y 8 ametralladoras de 12,70 mm. Con respecto a su dotación, el Indianapolis llevaba 1,197 tripulantes al momento del hundimiento, sin embargo, lo normal era que tuviera entre 600 y 800 tripulantes.
Durante los tiempos de paz, el Indianapolis fue el buque insignia de la Flota Scout, una flota creada en 1922 que originalmente operaba en el océano Atlántico, pero que pasó al Pacífico en 1932. Durante la década de los 30, este barco transportó en más de una ocasión al presidente norteamericano Franklin Delano Roosevelt, llegando a ir de gira por las costas de Sudamérica.

(Franklin Delano Roosevelt. Foto: Reuters)
Cuando Japón bombardeó la base naval de Pearl Harbor (Hawaii), el 7 de diciembre de 1941, lo que provocó la entrada de Estados Unidos a la Segunda Guerra Mundial, el Indianapolis se encontraba de comisión en la isla de Johnston, un atolón (isla formada por un volcán) ubicado a 750 millas náuticas al suroeste de Hawaii.

(Atolón Johnston a la izquierda del mapa, archipiélago de Hawaii a la derecha, Pearl Harbor se encuentra en la isla hawaiana de Honolulu. Fuente: Google Maps)
Tras el ataque japonés, el Indianapolis fue integrado a la Fuerza Tarea 12, una flota que buscó infructuosamente a los portaaviones japoneses que habían atacado Pearl Harbor. En 1943, se creó la Quinta Flota de la armada estadounidense para el teatro de operaciones del Pacífico. Esta flota estuvo bajo el mando del almirante Raymond A. Spruance, quien eligió como buque insignia al Indianapolis.
Relevancia de este crucero
El “Indi” participó en muchos combates de la Guerra del Pacífico (1941-1945), esto es, el enfrentamiento entre Japón y Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). La Guerra del Pacífico fue la primera guerra en la que las flotas enemigas no se vieron frente a frente, esto se debió al surgimiento de una nueva arma: los portaaviones. Estos barcos revolucionaron el combate naval. En el teatro del Pacífico, las flotas enemigas se enfrentaron a la distancia, mediante el envío de cazas lanzados desde la cubierta de los portaaviones.
De este modo, los portaaviones dejaron en un segundo plano a barcos de guerra como los cruceros y las fragatas. Asimismo, tras la Batalla de Midway (inicios de junio de 1942), enfrentamiento en el que Japón perdió a sus principales portaaviones y pilotos, las distintas campañas estadounidenses en el Pacífico consistieron en atacar islas ocupadas por los japoneses, derrotarlos y construir aeródromos para sus bombarderos. Con estos aeródromos, Estados Unidos pudo bombardear Japón y otros territorios ocupados por ellos. Esto se debe a que los bombarderos que despegaban de las distintas islas capturadas podían cubrir mayores distancias que los cazas de los portaaviones.
Entonces, ¿cuál era la labor de barcos como el Indianapolis? Escoltar a los portaaviones y transportes y protegerlos con su fuego antiaéreo, transportar hombres y material de guerra, capturar y hundir embarcaciones enemigas y, sobre todo, bombardear fortificaciones japonesas antes de los desembarcos de la infantería de marina. Por su trayectoria durante la guerra, el Indianapolis ganó 10 Estrellas de Batalla, condecoración que se otorga a los buques por su distinción en los combates o por los daños recibidos en los mismos.

(El Indianapolis, al fondo, disparando junto al Birmingham. Entre ambos, vehículos anfibios dirigiéndose a la isla de Saipan para el desembarco de infantería de marina. Fuente: Naval History and Heritage Command)
El Indianapolis estuvo presente en las siguientes campañas: Nueva Guinea (febrero de 1942), como escolta del portaaviones Lexington; las Aleutianas (junio de 1942 – agosto de 1943), ante la invasión japonesa de islas de Alaska, es decir, de territorio propiamente de Estados Unidos; Tarawa (noviembre de 1943); las Islas Gilbert y Marshall (noviembre de 1943 – febrero de 1944); las Carolinas (febrero de 1944); la batalla del Mar de Filipinas (junio de 1944); Saipan (junio – julio de 1944); Tinian (julio – agosto de 1944), isla desde donde partiría el Enola Gay con la bomba atómica en agosto de 1945; Guam (julio – agosto de 1944); Iwo Jima (febrero – marzo de 1945); y Okinawa (marzo – junio de 1945).

En esta última batalla, al igual que en anteriores, los japoneses se negaron a rendirse, lo que produjo una enorme mortandad: 23 mil soldados americanos frente a 91 mil soldados japoneses y 150 mil civiles. A diferencia de anteriores enfrentamientos, la batalla de Okinawa no se produjo en un territorio ocupado por los nipones, sino en una isla perteneciente al propio Japón. Según historiadores como George Feifer, esta batalla generó el contexto que condujo a la decisión de utilizar las bombas atómicas. En su obra «Tennozan: The Battle of Okinawa and the Atomic Bomb«, Feifer señala que tan solo en Okinawa murió más gente que la que moriría en los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki combinados.

(Dos marines del 2. ° Batallón, 1. ° Regimiento de Infantería de Marina, Okinawa, mayo de 1945. Foto: Sargento de personal Walter F. Kleine)
Es durante la Campaña de Okinawa, precisamente un día antes del desembarco en aquella isla, que el Indianápolis fue dañado por el ataque de un caza japonés. Durante la mañana del 31 de marzo de 1945, los vigías del Indianapolis divisaron un caza japonés modelo Nakajima Ki-43 dirigiéndose a su nave: era un ataque kamikaze, es decir, un avión en un ataque suicida. A pesar de que los cañones antiaéreos del crucero abrieron fuego contra el caza, este logró posicionarse y lanzar una bomba desde una altura de 25 pies. En el siguiente video, puedes ver ejemplos de ataques kamikaze contra la marina estadounidense.
La bomba atravesó la armadura de la cubierta, el comedor de la tripulación, el compartimento de atraque y los tanques de combustible más bajos antes de estrellarse en el fondo del barco y explotar en el agua debajo del barco. El avión enemigo, finalmente, colisionó con el babor (parte izquierda) de la cubierta sin causar mucho daño antes de caer al mar. En el ataque tan solo murieron nueve tripulantes del Indianapolis, sin embargo, al crucero se le ordenó partir al astillero de Mare Island, en California, para ser reparado.

(Caza japonés modelo Nakajima Ki-43. Foto: Wikimedia Commons)
Última Misión
Tras las reparaciones, el Indianapolis recibió una misión secreta: transportar a la isla de Tinian las piezas y el material nuclear para las bombas atómicas que serían lanzadas en las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki. ¿Por qué se eligió a este barco? Por su alta velocidad, su disponibilidad y porque estaba cerca de Los Álamos, uno de los laboratorios donde se llevaba a cabo el “Proyecto Manhattan” (1942-1946), nombre clave del proyecto de investigación y desarrollo de armas nucleares.

(El Indianápolis frente al astillero marino de Mare Island, California, el 10 de julio de 1945, después de su revisión final y reparación del daño de combate. Foto: Naval History and Heritage Command)
El Indianapolis zarpó con rumbo a la isla de Tinian con su carga nuclear el 16 de julio de 1945. El capitán de la embarcación, Charles B. McVay III, quien había asumido el cargo desde el 18 de noviembre de 1944, desconocía el contenido de su misterioso envío. La nave recaló en Pearl Harbor el 19 de julio, desde donde continuó sin escolta a Tinian, llegando a su destino el 26 de julio.
El Indianapolis había recorrido 5 mil millas (9.260 km) y cumplido con dejar su misteriosa carga en Tinian en tan solo 10 días. Tras cumplir con su histórica misión, el crucero partió sin escolta a la isla de Guam, donde desembarcó hombres y a su vez embarcó a otros para desembarcarlos en el Golfo de Leyte (Filipinas), donde se reuniría con otras embarcaciones.
En esta última salida, se produjeron dos errores:
1) La Armada tenía indicios de actividad submarina enemiga a lo largo de la ruta al Golfo de Leyte y no informó al Indianapolis, aparentemente para que Japón no supiera que sus códigos ya habían sido descifrados.
2) McVay solicitó una escolta, pero su solicitud no fue concedida. Ambas negligencias costarían centenares de vidas.
Hundimiento
El “Indi” zarpó de Guam el 28 de julio de 1945. Dos días después, ocurriría una de las peores tragedias navales de la armada de Estados Unidos. Durante la mañana del 30 de julio de aquel año, a medio camino entre Guam y el Golfo de Leyte, un submarino de la armada imperial japonesa modelo I-58, capitaneado por el comandante Mochitsura Hashimoto, divisó al Indianapolis.

(Submarino japonés modelo I-58. Imagen: Wikimedia Commons)
El submarino japonés disparó dos torpedos que impactaron en el estribor (lado derecho mirando desde atrás para adelante) del buque, dejándolo aproado, lo que significa inclinado hacia la proa, es decir, hacia su parte delantera, y escorado, esto es, inclinado hacia uno de sus costados, en este caso, el derecho. Esto ocasionó que la popa del barco (la parte trasera) se alzara varios metros y que el barco finalmente se hundiera en tan solo doce minutos. En palabras de Loel Dean Cox, uno de los sobrevivientes que saltó al agua tras las explosiones:
“Miré para atrás. El barco estaba hundiéndose en picada. Había hombres brincando desde la popa mientras las hélices seguían rotando. (…) Doce minutos. ¿Se puede imaginar un barco de 186 metros de largo, que es el tamaño de un campo de fútbol, hundiéndose en 12 minutos?”

(Teniente Comandante Mochitsura Hashimoto. Foto: Mr.Y.Oohashi)
Los náufragos
De los 1,196 tripulantes a bordo del Indianapolis, más de 300 se hundieron con el barco. La mayoría de los más de 800 restantes perecerían durante cuatro días a la deriva con escasos chalecos y aros salvavidas, balsas y redes flotantes. Por lo sorpresivo del ataque y lo rápido del hundimiento, los operadores de radio no tuvieron tiempo de emitir mensajes de socorro, lo que impidió que se supiera de la pérdida del barco. Esto implicó que durante días no se investigara ni se comunicara hecho alguno. De esto modo, centenares náufragos quedaron a merced de los ataques de tiburones, la deshidratación y la intoxicación por beber agua salada.

(Tiburón oceánico de puntas blancas. Foto: Wikimedia Commons)
El naufragio del Indianapolis significó una de las mayores matanzas de seres humanos por parte de animales de la historia. El lugar del hundimiento es el hábitat del tiburón oceánico de puntas blancas. Este escualo posee largas aletas circulares con puntas blancas, de donde viene su nombre, y puede llegar a los cuatro metros de largo. En su testimonio, Loel Dean Cox narra que:
“Estábamos perdiendo tres o cuatro cada noche y día (…) Tenías miedo constantemente, porque los veías todo el tiempo. Cada pocos minutos veías sus aletas, de una docena a dos docenas de aletas en el agua.”
Además de los ataques de tiburón, los náufragos pasaron hambre y deshidratación. Durante el día, se sufría el calor del verano; y durante la noche, se padecía hipotermia y escalofríos. Aquellos cambios de temperatura corporal tuvieron consecuencias cardiovasculares (arritmias), nerviosas y renales. Muchos, en un intento desesperado por aplacar la sed, tomaron agua de mar, lo que les produjo más deshidratación, náuseas y delirios, efectos que en un contexto como aquel llevaban a la muerte. En palabras de otro sobreviviente, el médico Lewis L. Haynes:
“El delirio del capellán aumentaba; sus forcejeos resultaban demasiado para mí. Lo agarré y metí mi brazo a través de su chaleco salvavidas para mantenerlo a salvo en su desesperada lucha. Él gritaba (…) algunas de sus palabras eran latín, y al poco rato cayó en coma. El último sonido fue el choque del agua contra nosotros mientras esperaba su final. Cuando este llegó, la luna estaba alta, dorada sobre nuestras cabezas. Recé una oración y dejé que se vaya…”
El rescate
No fue sino hasta el 2 de agosto cuando parte de los sobrevivientes fueron avistados por un avión antisubmarino modelo PV-1 Ventura que patrullaba la zona. A las 10:25 horas de aquel día, esta aeronave, pilotada por el Teniente Wilbur «Chuck» Gwinn y el copiloto Teniente Warren Colwell, divisó a algunos náufragos del Indianapolis. Entonces, lanzaron una balsa, salvavidas y un transmisor de radio, y comunicaron el naufragio a fin de que se enviaran todas las unidades aéreas y marinas posibles a la zona.

(Avión modelo PV-1 Ventura. Foto: Librería del Congreso de los Estados Unidos)
La primera nave en llegar fue el hidroavión modelo PBY-5A Catalina pilotado por el teniente comandante Robert Adrian Marks, quien desobedeciendo órdenes amerizó en el lugar y rescató a 56 náufragos.

(Avión anfibio modelo PBY-5A Catalina, también denominado “Dumbo”. Foto: U.S. Navy)
La siguiente unidad en llegar fue el USS Cecil J. Doyle (DE-368), un destructor que salvó a 93 sobrevivientes. Durante las operaciones de rescate, se peinó un radio de 100 millas marinas día y noche, es decir, que se hizo una exhaustiva búsqueda a lo largo y ancho de todo ese espacio marítimo. Sin embargo, tan solo se pudo salvar a 316 hombres de los más de 800 que habían sobrevivido al hundimiento.

(Fotografía de Robert Adrian Marks, piloto del “Dumbo” que salvó a los primeros 54 náufragos. Fuente: findagrave.com)
El día 6 de agosto de 1945, el bombardero B-29 Enola Gay lanzó la primera bomba atómica sobre Hiroshima; el día 8, finalizaron las operaciones de rescate de los sobrevivientes del Indianapolis; el día 9, se lanzó la segunda bomba atómica sobre Nagasaki; el día 15, el emperador del Japón anunció por radio la rendición de su país; el 2 de septiembre, finalmente, Japón firmó su rendición en la cubierta del acorazado estadounidense USS Missouri (BB-63), con lo cual concluyó la Segunda Guerra Mundial.

(Representantes del Imperio de Japón a bordo del USS Missouri durante las ceremonias de rendición, bahía de Tokio, 2 de septiembre de 1945. Foto: Archivo Nacional de los Estados Unidos)
¿Y cuándo se supo de la tragedia en Estados Unidos? El gobierno estadounidense demoró varios días en informar la pérdida del Indianapolis. La noticia recién se dio el día 15 de agosto, esto es, el mismo día que Japón anunció su rendición.
Repercusión
El capitán del Indianapolis, Charles B. McVay III, sobrevivió al naufragio y fue sometido a una corte marcial por la pérdida del crucero. La corte lo declaró culpable por negligencia, debido a que no navegó en zigzag. De acuerdo a la Enciclopedia Británica, sin embargo, varios supervivientes señalaron que a McVay se le ordenó navegar de eso modo sólo a su discreción y, además, se sabe que se le negó la solicitud de un destructor escolta. Asimismo, el capitán del submarino japonés, Mochitsura Hashimoto, quien fue llamado a testificar, declaró que así el Indianapolis hubiera navegado en zigzag, los torpedos de su nave igual lo hubieran hundido.

(Charles McVay III en los años 20)
A pesar de todo, en febrero de 1946, McVay fue declarado culpable y degradado. Tiempo después, trascendió que la marina de Estados Unidos sabía de la presencia de submarinos enemigos en la zona, pero que no se le advirtió a McVay quizá para evitar que se sepa que habían descifrado los códigos secretos de la marina japonesa.
Según la Enciclopedia Británica, para muchos sobrevivientes McVay fue un chivo expiatorio de la marina. El castigo a este marino no duró mucho, ese mismo año fue rehabilitado y colocado en el distrito naval de Nueva Orleans, donde trabajó hasta 1949, año en que se retiró de la marina. Años después, en 1968, McVay se suicidó de un tiro en la cabeza. Al parecer, la supuesta culpabilidad y cartas de odio enviadas por familiares de fallecidos en el naufragio le generaron una profunda depresión que lo condujo acabar con su vida.
En el año 2000, un estudiante de secundaria llamado Hunter Scott promovió una campaña para limpiar el nombre del comandante del Indianapolis. Scott logró que el Congreso de Estados Unidos aprobara una resolución exonerándolo de la responsabilidad del hundimiento. Finalmente, se reconoció la inocencia de McVay como parte de la Ley de Autorización de Defensa Nacional del 2001.
El 19 agosto del 2017, el Petrel Research, un buque de investigación dedicado al hallazgo de naufragios de la Segunda Guerra Mundial, localizó los restos del Indianapolis a 5,500 metros debajo de la superficie del mar. La expedición fue financiada por Paul Allen, magnate, filántropo e investigador, famoso por fundar Microsoft junto a Bill Gates.

(Paul Allen. Foto: Reuters)