La esclavitud negra en el Perú

por 25 May, 2020

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Fuente: Wikipedia

La esclavitud es una antigua institución que implica el derecho de propiedad de una persona sobre otra, es decir, su cosificación y su consecuente deshumanización. A continuación, veremos algunos aspectos esenciales de la esclavitud negra en el Perú.

Resumen
  • Antes de la llegada de los españoles existían formas de esclavitud en lo que hoy es el Perú, como los pinakunas durante el incanato.
  • Los primeros esclavos negros llegaron con los conquistadores.
  • Gracias al Tratado de Tordesillas, inicialmente los portugueses tuvieron el monopolio en el comercio trasatlántico de esclavos.
  • Las Leyes Nuevas y la catástrofe demográfica de las poblaciones autóctonas de América, debido principalmente a enfermedades, fomentaron la importación de esclavos africanos.
  • El comercio triangular conectó a América, Europa y África mediante el comercio de esclavos, materias primas y manufacturas.
  • Los esclavos en general eran denominados “piezas de ébano”. Los recién llegados de África eran denominados bozales; los nacidos en territorios hispanoamericanos, criollos; los adaptados a la fe cristiana y a la cultura hispánica, ladinos; los fugitivos, cimarrones; y los asentamientos de cimarrones se conocían como palenques.
  • Durante las guerras de independencia, muchos esclavos fueron enrolados a cambio de la obtención de su libertad.
  • Tras la independencia, la esclavitud se mantuvo en el país.
  • Durante los primeros años de la República, diversas leyes fueron acabando con la esclavitud.
  • Gran Bretaña impulsó la eliminación de la esclavitud.
  • Ramón Castilla abolió la esclavitud durante la Revolución Liberal de 1854.
¿De dónde proviene el término «esclavo»?

Aunque la esclavitud suele asociarse con el comercio europeo de esclavos africanos desarrollado con fuerza a partir del siglo XVI, se trata de una institución que ha existido desde la antigüedad. Por ejemplo, polis griegas como Esparta y Atenas, e imperios como el egipcio y el romano, fueron sociedades fuertemente esclavistas.

Por otra parte, el origen etimológico de la palabra “esclavo” nada tendría que ver con los pueblos esclavizados de África. En su libro “The Early Slavs”, publicado por la editorial de la Universidad de Cornell, el arqueólogo Paul Barford señala que este término proviene de “eslavo”, esto es, persona perteneciente un grupo etnolingüístico del este de Europa que habla algunas de las lenguas eslavas (como el ruso). Para el siglo X, según Barford, los eslavos se convirtieron en el grupo de esclavos más importado de toda Europa Occidental, muchos siendo esclavizados por los árabes. La gran cantidad de eslavos esclavizados habría influido en las lenguas occidentales y también en el árabe. De este modo, tenemos que la traducción de “esclavo” en inglés es “slave”, en italiano “schiavo”, en alemán “sklave”, en francés “esclavé” y en portugués “escravo”.

Aunque esta postura es la más extendida (aceptada incluso por la Real Academia Española), no está exenta de críticas. El etimólogo de la Universidad de Minnesota, Anatoly Liberman, señala que “esclavo” pudo haberse derivado del griego «skúlon», palabra que significa “botín de guerra”. Sea como fuere, la palabra «esclavo» y sus diversas traducciones tienen una raíz común.

Antes de la generalización del término “esclavo”, las personas que sufrían este trato eran denominados de forma distinta según la civilización. Por ejemplo, en la Antigua Roma se hablaba de “servus” y de “adictus” (el que estaba en situación similar al esclavo por deudas).

¿Cuándo inició la esclavitud en el Perú?

En lo que hoy en día es el Perú, existió esclavitud desde tiempos preincaicos, tal fue el caso, por ejemplo, de los mochicas, quienes esclavizaban y sacrificaban a sus prisioneros. Asimismo, durante el incanato y —más específicamente— desde tiempos de Huayna Capac (1465-1525), existieron los piñas o pinakunas. Estos eran prisioneros de guerra a quienes se condenaba de por vida al cultivo de coca en condición de esclavitud.

La esclavitud en la conquista

La esclavitud, tal y como la entendemos hoy, llegó al llamado Nuevo Mundo con los conquistadores. Muchas de las primeras expediciones de conquista tuvieron entre sus integrantes a varios esclavos africanos.

(Cristóbal Colón desembarca en La Española, actual isla de Santo Domingo. Grabado de Theodor de Bry)

Cristóbal Colón se hizo acompañar de dos esclavos ladinos (los que ya conocían la cultura hispánica) desde su segundo viaje al Nuevo Mundo. Así lo relata Miguel Anxo Pena de la Universidad Pontificia de Salamanca. Incluso se dio el caso de esclavos conquistadorescomo Juan Valiente, quien participó, entre otras expediciones, en la conquista de Chile liderada por Pedro de Valdivia, en la que obtuvo una concesión de tierras y el privilegio de emplear indios (una encomienda).

Según un informe de 1535, durante la conquista del Tahuantinsuyo, unos 600 españoles y 400 esclavos dejaron Panamá rumbo a lo que hoy es el Perú. Así lo indica Maribel Arrelucea, historiadora y docente de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). En esta época inicial, los esclavos eran llevados por sus amos conquistadores a fin de cumplir diversas labores, que iban desde hacer de soldados, auxiliares, sirvientes y hasta amantes.

Por ejemplo, a los 13 que se quedaron con Francisco Pizarro en la Isla del Gallo, se agrega un esclavo negro. En aquel episodio, acontecido en la segunda expedición de Pizarro al Pirú (fueron tres) en 1527, este llegó con sus huestes a la Isla del Gallo, actual Colombia, donde la mayoría deseaba desertar. De los aproximadamente cien hombres, tan solo trece hombres decidieron permanecer con Pizarro para continuar con la expedición. Asimismo, está la anécdota recogida por el historiador William Prescot, en base a las crónicas de Antonio de Herrera, donde se señala que Pizarro envió al conquistador Alonso de Molina acompañado de un esclavo negro a visitar Tumbes, lugar en el que:

“La sorpresa del pueblo fue igualmente extraordinaria al contemplar el color de su oscuro compañero. No podían creer que fuese natural, y trataban de quitarle el tinte imaginario haciéndole que se lavase. Como el africano sufría todo esto con buen humor, desplegando al mismo tiempo sus blancos dientes, se divirtieron mucho.”

(Los mulatos de Esmeraldas (1599) de Andrés Sánchez Galque/Gallque. La pintura representa el retrato de don Francisco de Arobe y dos de sus hijos. En la región de Esmeraldas —costa norte del Ecuador— se asentaron dos cacicazgos dominados por afrodescendientes)

Las leyes nuevas y sus efectos

La conquista de tierras en el Nuevo Mundo convirtió a muchos conquistadores en titulares de encomiendas. Una encomienda o repartición de indios fue una institución jurídica que se aplicó en el Nuevo Mundo como premio por servicios prestados a la corona española. 

Mediante la encomienda, el rey cedía los tributos que legalmente le correspondían de los indígenas en favor de una persona, denominada encomendero. Al encomendero se le entregaba una tierra a fin de que los indígenas que habitaban en el lugar, denominados encomendados, le rindieran los tributos que el rey había cedido mediante diversas formas de trabajo. El encomendero era responsable de la protección de los indígenas y de educarlos en la fe católica. 

La guerra de conquista, las matanzas, los abusos de los encomenderos y la explotación de los indígenas fueron duramente criticadas por fray Bartolomé de las Casas (1484-1566), un sacerdote dominico, misionero y cronista que había renunciado a su encomienda y residía en América desde 1502. De las Casas influyó en la promulgación de las llamadas Leyes Nuevas de 1542, normas mediante las que se abolió las encomiendas y la esclavitud de los indígenas. 

(Grabado de Theodor de Bry que representa las atrocidades de los españoles en el Nuevo Mundo)

El resultado de todo lo anterior, sumado a la catástrofe demográfica debida a la muerte de miles de indígenas por las enfermedades traídas por los europeos, generó la necesidad de nueva mano de obra. Esta escasez de mano de obra registrada a finales del siglo XVI, explica María Cristina Navarrete, profesora de la Universidad del Valle (Colombia), aumentó la importación de esclavos africanos.

El comercio de esclavos africanos a América estuvo inicialmente monopolizado por los portugueses debido al Tratado de Tordesillas, un acuerdo suscrito en 1494 entre los Reyes Católicos, monarcas de Castilla y Aragón (España), y el rey Juan II de Portugal, en el marco de la mediación del papa Alejandro VI.

Mediante el tratado, estos monarcas se repartieron las zonas de navegación, exploración y conquista de un mundo que hasta aquel momento los europeos no terminaban de descubrir, estableciendo una línea imaginaria en el Océano Atlántico.

Así, quedó establecido que el reino de Castilla se quedaría con los territorios por descubrir al oeste de la línea, y que el reino de Portugal se quedaría con los territorios al este de la misma, que abarcaban el continente africano y parte del actual Brasil. Esto explica la importancia portuguesa en el comercio de esclavos y su presencia en Brasil.

Asiento de negros, licencias y comercio triangular

Los asientos eran acuerdos comerciales mediante los que la corona española otorgaba el monopolio de la venta de un producto a otra corona o a privados. En el caso de los esclavos, se hablaba de los “asientos de negros”. Según la historiadora María Cristina Navarreteentre 1595 y 1640 los asentistas portugueses obtuvieron el monopolio a través de este tipo de contratos.

(Estiba del barco de esclavos británico Brookes bajo la ley regulada de comercio de esclavos de 1788)

La venta de esclavos a los territorios hispánicos de ultramar se realizaba en el marco del llamado comercio triangular. Este consistía en el comercio trasatlántico que unía los continentes de Europa, África y América. Por ejemplo, los barcos salían de Europa cargados con telas orientales, pólvora, armas, y demás productos manufacturados que intercambiaban por esclavos en África occidental; luego, los barcos pasaban a América, donde intercambiaban los esclavos por ron, tabaco y materias primas como madera y oro; finalmente, los barcos retornaban a Europa con los productos cargados en América. Portugal, Gran Bretaña, Países Bajos y Francia, fueron las principales potencias dedicadas al comercio de esclavos, contrabando, corso y piratería.

Lo usual era que los esclavistas europeos negociaran con líderes tribales africanos la compra de los esclavos. Los europeos permanecían en las llamadas factorías de esclavos ubicadas en las costas de África occidental, especialmente en el Golfo de Guinea, y aprovechaban las guerras tribales existentes tierra adentro, e incluso las fomentaban, mientras que los líderes tribales intercambiaban a sus prisioneros de guerra por armas y demás productos manufacturados en Europa. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), 17 millones de africanos, excluyendo a los que murieron en los barcos negreros, fueron transportados en calidad de esclavos desde el siglo XVI hasta el siglo XIX.

(The Slave Trade (Slaves on the West Coast of Africa)/ El comercio de esclavos (esclavos en la costa oeste de África). Pintura de François-Auguste Biard) 

La travesía que tenían que pasar los esclavos hasta donde eran comprados era la siguiente: salían de alguna factoría de África occidental, hacían una escala en las Islas Canarias, allí algunos eran llevados a Sevilla, pero la mayoría atravesaba el Océano Atlántico hasta llegar a Cartagena de Indias, Colombia, lugar desde donde eran vendidos y enviados a lugares como Juana (Cuba) o La Española (Santo Domingo). Los que continuaban la ruta eran embarcados a Veracruz, en el Virreinato de Nueva España (México), o iban a Portobelo, en Tierra Firme, es decir, Panamá, para luego ser transportados por tierra hasta la costa del Pacífico, donde eran nuevamente embarcados rumbo a Guayaquil o a El Callao, en el Virreinato del Perú. Estas rutas no fueron las únicas . Por ejemplo, luego se habilitó el puerto de Buenos Aires, en el Virreinato de Río de La Plata como otro punto importantes en este comercio esclavista.

Durante el virreinato

En general, a los esclavos se les denominaba “piezas de ébano”, debido al color de su piel, similar al de aquel tipo de madera, bastante oscura; sin embargo, como muestra Eduardo Arroyo, catedrático de la Universidad Ricardo Palma y la Universidad Federico Villarreal, existían categorías.

A los esclavos recién llegados de África se les llamaba “bozales”, estos eran ajenos a la cultura de los lugares donde eran comprados; a los ya nacidos en territorios españoles, se les denominada “criollos”; y a los ya adaptados a la fe cristiana y a la cultura hispánica se les llamaba “ladinos”. Asimismo, estaban los esclavos que se habían escapado, que eran llamados “cimarrones”, estos fugitivos se establecían en los denominados “palenques”, asentamientos alejados donde recreaban su cultura ancestral.

(Esclavo quitando piques de los pies de su amo. Acuarela de la colección de Baltazar Martínez Compañón de fines del S. XVIII.)

De acuerdo con Wilfredo Kaspoli Escudero, doctor en historia por la Universidad Mayor de San Marcos, al Perú probablemente llegaron muy pocos esclavos bozales, debido a que estos eran previamente comercializados a las otras colonias hispanoamericanas. Según este académico, los negros que poblaron mayoritariamente el Perú eran criollos.

Los esclavos se subastaban públicamente de forma similar a cualquier otra mercancía. Los hombres eran mucho más costosos que las mujeres; los jóvenes, más que los viejos y los niños; y los que tenían alguna calificación o habilidad artesanal, eran más cotizados que el resto. Otros aspectos que influían en el precio eran el lugar de venta y la procedencia del esclavo.

(Baños en la playa de Chorrillos cerca a Miraflores. Pintura de 1844 de Johann Moritz Rugendas)

La ya citada historiadora Maribel Arrelucea, señala que “entre 1551 y 1640 entraron 1,207 barcos negreros con 350,000 esclavos de ambos sexos”, que “para 1773 habría unos 516,114 esclavos” y que “a fines del siglo XVI había aproximadamente 20 mil esclavos, incrementándose a 40,336 censados en 1791”. En base a estos número, Arrelucea establece que Lima fue la ciudad que más concentraba esclavos, ya que albergaba al 42.6% en el siglo XVII y al 45% a fines del siglo XVIII.

Jorge Basadre señala que en el censo del Virreinato del Perú del año 1795, aparecieron 1,076,152 habitantes, de los cuales 40,336 eran esclavos. Agrega el historiador que la distribución geográfica de estos se escalonaba de la siguiente forma:

La agricultura de la costa, indica Basadre, se basaba en la esclavitud. Los esclavos en su mayoría eran enviados a haciendas dedicadas a la siembra de productos como el algodón, la caña de azúcar y el vino. Por otra parte, había un buen número de esclavos en urbes como Lima dedicados al servicio doméstico.

(La almuercera, 1820. Acuarela de Pancho Fierro)

República y abolición

Durante las guerras de independencia, los esclavos fueron reclutados a cambio de su libertad. De acuerdo con Omar Freixa, historiador africanista de la Universidad de Buenos Aires, el Ejército de los Andes liderado por José de San Martín, “contó con un aproximado de 5,000 efectivos, de los cuales entre el 40% y el 50% era afro, es decir unos 2,500 hombres”. Este ejército cruzó la cordillera del mismo nombre desde Argentina con el fin último de independizar tanto Chile como Perú.

(Batalla de Chacabuco, febrero de 1817. Pintura de Tomás Vandorse)

Tras llegar al Perú y proclamar la independencia, San Martín decretó en agosto de 1821 la “libertad de vientres”, una ley que estableció que todos los hijos de esclavas negras nacidos desde el 28 de julio de ese año serían libres. Al igual que en otros países, también se otorgó la libertad a todos los esclavos que se enrolaran en el ejército libertador.

¿De qué otras formas podían obtener la libertad los esclavos? Mediante la manumisión, es decir, la voluntad expresa del amo, que debía ser por carta o ante un juez, o cualquier otra forma en la que la voluntad constara. La manumisión podía ser gratuita o comprada por el mismo esclavo. Según Basadre, se denominaba “manumisión por ministerio de la ley” a la libertad obtenida por la prostitución, el abandono, la delación de ciertos crímenes; así como por una acción gloriosa o conducirse como libre 10 años con buena fe y 30 sin ella.

También se obtenía la libertad de forma tácita cuando el esclavo era instituido como heredero o se casaba con alguien libre. Basadre agrega que los libertos debían ser puestos bajo la supervigilancia de las municipalidades y ser enseñados a leer y escribir e instruidos en algún oficio.

En 1833, se publicó la “Declaración de los vulnerados derechos de los hacendados”, escrita por José María Pando, un texto en el que se reivindicaba el supuesto derecho de propiedad sobre los esclavos, señalándose, entre otras cosas que:

“La presente generación se ha encontrado en la posesión de esta propiedad adquirida por las generaciones pasadas (…) llegará tiempo en que la República florezca en las artes nacidas en los progresos de la ilustración (…): entonces se trabajará en mejorar la condición intelectual del negro, en purificar sus costumbres, y hacerle digno del don sublime de la libertad, de que ahora no puede sino abusar torpemente con daño suyo y de la comunidad.”

El 6 de abril de 1835, el presidente Felipe Santiago Salaverry reintrodujo la esclavitud a través de la compra de esclavos de otros países americanos, algo abiertamente incompatible con las constituciones de 1823, 1828 y 1834. Tras el fusilamiento de este caudillo y el establecimiento de la Confederación Perú-Boliviana, se suscribió en 1837 un acuerdo mercantil con Inglaterra mediante el que la confederación se comprometió a “cooperar con su Majestad Británica a fin de conseguir la abolición total del tráfico de esclavos (…)” . Tras el fin de la confederación, la Constitución de 1839 permitió la esclavitud de forma tácita. Su artículo 5 estableció que eran peruanos “los hombres libres nacidos en el territorio del Perú”, y su artículo 155 que “Nadie nace esclavo en la República”, por lo cual nuevamente se importaron esclavos al Perú.

En los años 1846 y 1851, se produjeron dos hitos importantes en la historia de la liberación de los esclavos negros en el Perú. En 1846, Hipólito Bracamonte liberó mediante cláusula testamentario a sus esclavos de las haciendas Chiclín y Sausal. En 1851, el hacendado Alfredo González Pinillos, liberó a sus 136 esclavos de las haciendas Nepen y Cajalenque, ubicadas en el valle de Chicama.

A lo anterior se sumó otro hito fundamental: el Tratado de Amistad, Comercio y Navegación con Inglaterra, suscrito en 1850 por Ramón Castilla. Mediante este tratado, el Perú se comprometió con el proceso de abolición del tráfico de esclavos. Durante este periodo, Gran Bretaña había asumido una política antiesclavista y presionaba a las demás potencias a fin de que a elimine la trata de esclavos.

En 1854 estalló la llamada Revolución Liberal contra el gobierno de José Rufino Echenique. Este conflicto se desató, entre otros motivos, debido al escándalo de la Consolidación, un sonado caso de corrupción en el pago de los bonos correspondientes a particulares perjudicados por la guerra de independencia. El para entonces expresidente Ramón Castilla asumió el liderazgo de las fuerzas alzadas en armas, las cuales fueron apoyadas por políticos liberales, mientras que el bando conservador se plegó a Echenique.

En este contexto de guerra civil, Castilla realizó dos reformas fundamentales en la historia del país: abolió el tributo indígena y abolió la esclavitud. Desde Ayacucho suprimió el tributo indígena el 5 de julio 1854; y desde Huancayo, promulgó el Decreto de Abolición de la Esclavitud el 5 de diciembre del mismo año.

“CONSIDERANDO:Que es un deber de justicia restituir al hombre su libertad. (…)

Art. Único. Los varones y las mujeres tenidas hasta ahora en el Perú por esclavos o por siervos libertos, sean que su condición provenga de haber sido enajenados como tales o de haber nacido de vientres esclavos, sea que de cualquier modo se hallen sujetos a servidumbre perpetua o temporal; todos, sin distinción de edad, son desde hoy para siempre enteramente libres. (…)

La guerra finalizaría pocos días después de la abolición de la esclavitud, con el triunfo de Castilla sobre Echenique en la Batalla de la Palma, acontecida en Miraflores el 5 de enero de 1855. La gradual eliminación de la esclavitud negra en el país fomentó la importación de una nueva mano de obra: los coolíes, esto es, trabajadores chinos que padecerían un trato similar al de los esclavos negros, pero eso es para otro informe. 

Equipo de Investigación

Área de investigación de Enterarse.com

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