
Las antenas son herramientas importantes para las telecomunicaciones. Sin embargo, muchos temen que puedan tener efectos negativos en la salud e incluso se han registrado protestas en su contra. ¿Qué son las antenas? ¿Realmente generan daños a la salud? ¿Cuáles son sus beneficios? Aquí te lo contamos.
Resumen
- Todos los objetos del universo (incluso nosotros mismos) emiten radiación electromagnética.
- La radiación electromagnética consiste en un flujo de partículas subatómicas llamadas fotones que viajan en forma de onda.
- Las antenas emiten radiación electromagnética y vivir cerca de ellas no supone un riesgo para la salud. Al contrario, ayuda a mejorar las condiciones de cobertura móvil.
- Estamos expuestos constantemente a aparatos que emiten mayores o iguales niveles de radiación que las antenas.
- Las antenas hacen posible que puedas llamar a la persona que desees en una fracción de segundos y acceder a Internet.
- Los virus, compuestos por átomos, no se propagan a través de la radiación electromagnética.
¿Qué son las antenas de telefonía móvil y para qué sirven?
También conocidas como estaciones base, las antenas fijas que vemos a diario en las calles son dispositivos que funcionan mediante tecnología inalámbrica y transmiten información a dispositivos móviles mediante radiación de radiofrecuencia (más adelante te explicaremos qué es esto). Cada estación base cubre una zona determinada, por lo que, a mayor cantidad de antenas, mayor y mejor cobertura se tendrá. ¿Cómo así?
Para entender por qué son importantes las antenas, debemos comprender cómo es posible que tengamos Internet o podamos hacer llamadas a través de teléfonos móviles o celulares. Justamente, estos dispositivos reciben el nombre de “celulares” por la estructura de las redes inalámbricas en las que operan. Veámoslo con un ejemplo.

(Teléfonos celulares funcionando con tecnología inalámbrica. Foto: Pixabay)
Si viviéramos en una pequeña comunidad de un kilómetro cuadrado en la que las personas no estuviesen separadas por grandes edificios o montañas, bastaría con instalar solo una antena y todos podríamos utilizar sin problemas nuestros teléfonos celulares.
Sin embargo, muy pocas personas viven en comunidades tan pequeñas. En realidad, posiblemente estés leyendo este artículo desde una ciudad extensa y densamente poblada como Lima, Buenos Aires o México D.F., o quizás desde una ciudad más pequeña, pero con cientos de miles de habitantes. Si en estas ciudades se instalara solo una antena, únicamente un grupo pequeño de la población, en un área muy pequeña, podría tener señal y utilizar sus teléfonos móviles. O quizás ni siquiera ellos: el servicio podría estar colapsado por la alta demanda.
Para que todos los habitantes de una misma ciudad o país puedan hacer llamadas y acceder a Internet, las compañías de telefonía móvil han optado por una solución: dividir en distintas “células” las áreas en las que van a brindar sus servicios. Una célula no es otra cosa que un área geográfica determinada con forma hexagonal en la que se encuentra una estación base. Esta estación base o antena se encarga de ofrecer cobertura a toda el área de la célula. Sin embargo, solamente puede manejar un número determinado de señales de teléfonos móviles. Por eso, cuando a veces ocurre un desastre natural y de pronto muchas personas empiezan a hacer llamadas, la red móvil se “cae”.

El hecho de que cada estación base pueda manejar solo un número limitado de celulares a la vez tiene una consecuencia adicional: a la hora de determinar cuántas células —y por tanto antenas— necesita una ciudad, las compañías no solo toman en cuenta su extensión geográfica.
De hecho, mientras más densamente poblada sea una ciudad, más antenas se necesitará, ya que es más fácil que estas se saturen. Así, por ejemplo, una ciudad densamente poblada, aunque tenga la misma extensión en kilómetros cuadrados que una ciudad con menor cantidad de habitantes, podría necesitar células más pequeñas y un mayor número de antenas para que los usuarios de la red móvil tengan un servicio adecuado. Mientras más pequeña sea la célula que debe ser cubierta por la estación base, menos celulares la utilizarán y mejor será el servicio.
En síntesis, las antenas son importantes porque nos permiten realizar llamadas y porque permiten que accedamos a Internet. Si tenemos menos antenas de las que necesitamos en una ciudad, tendremos una cobertura menor a la necesaria y, además, un servicio más deficiente que puede colapsar en una emergencia.
¿Qué es la radiación de radiofrecuencia? ¿Produce cáncer?
Como vimos, las antenas que están en las calles emiten radiación por radiofrecuencia. De hecho, es gracias a esta radiación que pueden comunicarse con nuestros celulares y nuestros celulares con estas. Es más, nuestros teléfonos móviles tienen incorporadas antenas diminutas que también emiten radiación por radiofrecuencia. ¿Qué es esto?
La palabra “radiación” puede sonar preocupante porque muchas veces la relacionamos con desastres como el que ocurrió en Chernobyl. Sin embargo, como explica la Sociedad Americana del Cáncer, la radiación existe dentro de un espectro. En ese sentido, hay radiación de baja energía y de alta energía.
Es más, nosotros mismos emitimos radiación. Como explica Christopher Baird, profesor asistente de Física en la West Texas A&M University (Estados Unidos), todos los seres humanos emitimos radiación infrarroja. Esta, al igual que la radiación de radiofrecuencia, es un tipo de radiación electromagnética. En realidad, todos los objetos del universo (como la ropa que tienes puesta, tu mascota y tu silla) emiten radiación electromagnética. Por eso es que, si necesitamos “ver en la oscuridad”, podemos hacerlo a través de herramientas especiales que detectan la radiación infrarroja.

(Elefantes vistos gracias a la radiación infrarroja. Foto: Chester Zoo/LJMU)
El espectro electromagnético, sin embargo, no se agota en la radiación infrarroja y la radiación de radiofrecuencia: hay más tipos de radiación. Si en estos momentos estás leyendo este informe desde una computadora o un celular, estás recibiendo radiación electromagnética. No solo porque estos objetos emiten radiación infrarroja, sino porque la propia luz que emiten es otro tipo de radiación electromagnética. De hecho, toda la luz visible, esa misma que nos permite distinguir el rojo del azul, no es más que radiación electromagnética. ¿Cómo así?
Entendamos primero qué es la luz. En sencillo, la radiación electromagnética, como la luz, la radiación infrarroja o de radio, consiste en un flujo de partículas subatómicas llamadas fotones que viajan en forma de onda. En el caso de la luz, la longitud de esta onda define los colores que podemos ver. Si la longitud de la onda de la luz que nos llega es más corta, veremos el color violeta. Si es más larga, veremos el color rojo. La imagen de abajo ilustra este fenómeno.

Sin embargo, como ya vimos, no toda la radiación electromagnética es perceptible por el ojo humano. La radiación infrarroja es un ejemplo: no podemos verla sin instrumentos especiales. ¿Qué tan amplio es el espectro de la radiación electromagnética? Abajo podemos ver una representación:

Como vemos, la luz visible es solo una parte pequeña de este espectro. Nosotros no somos capaces de ver las ondas de radio y las ondas microondas (a la izquierda de la luz visible en el gráfico), que son más alargadas y de menor energía. Tampoco podemos ver los rayos ultravioleta o los rayos-X (derecha), pues su longitud de onda es tan corta que el ojo humano no puede percibirla. Es más, estos últimos rayos son un tipo de radiación electromagnética más energética que la luz visible, lo suficiente como para poder producir cáncer en los seres humanos.
El tipo de energía que producen los rayos ultravioletas o los rayos-X se llama energía ionizante. La característica principal de este tipo de energía es que es lo suficientemente energética como para remover electrones de los átomos, lo que puede dañar a las células de nuestro organismo y causar cáncer. Recordemos que nuestras células se componen átomos.
ENTÉRATE DE MÁS: ¿Qué es el cáncer? ¿Es posible curarlo?
En contraste, el cuerpo humano puede estar expuesto a radiación no ionizante, como la emitida por las antenas, y no padecer ningún mal. De hecho, según el National Cancer Institute de los Estados Unidos, no existe evidencia de que la radiación no ionizante genere cáncer. De la misma manera, la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que los estudios no muestran ninguna indicación de que la exposición ambiental a los campos de radiofrecuencia, como los emitidos por las antenas, incremente el riesgo de esta enfermedad.
Además de las antenas, estos son algunos de los artefactos con los que convivimos y que también producen radiación no ionizante
- Las planchas de ropa
- Los celulares
- El televisor y el control remoto
- Los focos de luz
- Lavadoras y secadoras de ropa
- Los microondas
- Las refrigeradoras
- Las computadoras
- Las licuadoras
¿Las antenas generan otro tipo de daño a la salud?
Como hemos visto, no existe evidencia de que las antenas de telefonía móvil produzcan cáncer. ¿Hay entonces algún otro riesgo para la salud? De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, «hasta la fecha, después de muchas investigaciones realizadas, no se ha establecido ningún vínculo causal entre la exposición a las tecnologías inalámbricas y algún efecto adverso en la salud». La OMS añade que «la exposición a los niveles de radiofrecuencia de las tecnologías actuales resulta en un aumento insignificante en la temperatura del cuerpo humano”. De hecho, según esta misma organización, el aumento insignificante de la temperatura es el mayor efecto biológico de los campos electromagnéticos de radiofrecuencia.
En el 2009, Víctor Manuel Cruz Ornetta, decano de la Facultad de Ingeniería Electrónica y Eléctrica de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, publicó un estudio sobre los efectos en la salud de la radiación no ionizante de las antenas que se encuentran en el Perú. Lo que concluyó fue que “la evaluación de riesgo de las radiaciones no ionizantes de las redes de telecomunicaciones en el Perú demuestra que el riesgo para la salud de las estaciones fijas es no significativo”. Cruz muestra que los niveles de exposición a radiación no ionizante que se dan por los servicios de radio FM son significativamente más altos que los correspondientes a las estaciones base de telefonía móvil.
¿Cómo funciona la telefonía móvil?
Hasta ahora hemos visto para qué sirven las antenas. Sin embargo, nos falta ver con detalle cómo es que hacen posible la comunicación. Las estaciones base y los celulares funcionan gracias a la radiación electromagnética. Sin embargo, ¿te has preguntado alguna vez cómo es posible que cuando haces una llamada justo suene el celular de la persona con la que quieres hablar? A fin de cuentas, en muchas ciudades habitan millones de personas con teléfonos móviles y somos capaces de comunicarnos con una en específico en una fracción de segundos.
El canal Learn Engineering, fundado por Sabin Mathew, magíster en Ingeniería Mecánica por el Instituto Indio de Tecnología, nos explica cómo es posible. Imaginemos que queremos hacer una llamada a un amigo nuestro que vive en otro distrito de nuestra misma ciudad. Para que esto sea posible, nuestro celular se contacta con la antena con la señal de radiofrecuencia más fuerte en ese momento.
Ahora, una vez que la antena de la célula en la que estamos recibe la radiación electromagnética emitida por nuestro celular, esta es enviada a través de cables a la central de conmutación móvil o MSC, por sus siglas en inglés. ¿Qué es esto? En sencillo, se trata de una central encargada de recibir nuestra señal y encontrar a la persona que queremos llamar.
Pero la telefonía móvil no funciona con una única MSC para todos. En realidad, en una misma ciudad puede haber varias, dependiendo de la demanda por telefonía móvil. Lo que es importante saber es que cada celular tiene una “home MSC”, que aquí denominaremos MSC hospedadora. Esta almacena nuestros datos y se relaciona con nuestro celular gracias a la tarjeta SIM. Sí, para eso sirven los “chips” de nuestros teléfonos. Es algo así como si se tratara de la nacionalidad de los celulares con la diferencia de que la MSC siempre sabe dónde está tu teléfono móvil gracias a, entre otras cosas, la radiación que emiten los celulares a las antenas. Veamos con el siguiente ejemplo cómo es posible hacer llamadas.
Imaginemos que Juan quiere llamar a María. Juan vive en el distrito de Miraflores y María en La Molina. Juan, debido a su tarjeta SIM, está conectado a la MSC 1 y María a la MSC 2. Si Juan quiere llamar a María, su celular emite señales electromagnéticas hacia la antena con la señal de radiofrecuencia más fuerte en ese momento. Esta antena, por medio de cables, se comunica con la MSC 1 de Juan, que tiene el encargo de ubicar a la MSC 2 de María. Una vez que la MSC 2 de María ha sido ubicada, esta envía la señal de llamada de Juan a la antena de la célula a la que se encuentra conectado el celular de María. Luego de todo esto, el celular de María empieza a recibir radiación electromagnética de la antena más cercana. Listo, el celular de María empieza a sonar.
Todo esto, que puede parecer complicado, sucede en tan solo unos segundos gracias a la radiación electromagnética. Tal vez, incluso hayas demorado más en leer esta explicación que el celular de Juan en contactar al de María. La radiación electromagnética, entonces, permite que podamos recibir y hacer llamadas sin necesidad de que nuestros celulares estén conectados por cables. Piénsalo: gracias a la tecnología celular podemos contactar en solo unos segundos al celular de quien queramos. Una persona entre millones. Y sin importar qué distancias, edificios o barreras geográficas haya de por medio.
En el caso del Internet, pasa algo similar. Nuestros celulares se comunican con las antenas gracias a la radiación electromagnética. Estas, a su vez, están conectadas por cables con diferentes instalaciones, entre ellas las que albergan los datos de, por ejemplo, este artículo. Y puede que los datos de la web que estemos visitando no estén en nuestro país: pueden estar incluso en un continente diferente. Sin embargo, las estaciones base nos transmiten esa información haciendo uso de la radiación electromagnética. Todo de forma inalámbrica.
¿Qué es el 5G y qué tan rápido es?
5G es la abreviación para la quinta generación de tecnologías de redes móviles. En otras palabras, hace referencia a las tecnologías más recientes que permitirán que tu teléfono móvil pueda hacer llamadas y acceder a Internet. Quizás lo más llamativo de la tecnología 5G sea la velocidad con la que nos va a permitir conectarnos a Internet, así que nos centraremos en eso.
Como te contamos antes, los teléfonos móviles pueden acceder a Internet gracias a que se conectan de manera inalámbrica con las antenas que a diario vemos en las ciudades: todo gracias a la radiación electromagnética.
De acuerdo con Philip Branch, profesor asistente de la Swinburne University of Technology en Australia, la tecnología 5G va a hacer necesaria una mayor presencia de antenas en las ciudades. Esto porque, para que funcione adecuadamente, el área cubierta por cada antena (las células) va a tener que ser menor. La tecnología 5G utiliza radiación de radiofrecuencia de ondas más cortas que las previamente utilizadas y estas ondas se debilitan más fácilmente con la distancia que las de las generaciones anteriores.
Sin embargo, la tecnología 5G va a traer grandes beneficios. Según Branch, la velocidad pico de descarga de un dispositivo conectado a una estación base 5G va a ser de hasta 20 gigabytes por segundo. Para hacernos una idea, esto es más de lo que algunos planes móviles ofrecen para todo un mes.
Por supuesto, esto es en un escenario ideal en el que no haya nadie más conectado a una estación base, por eso se le denomina velocidad pico. Para un usuario cualquiera en una ciudad densamente poblada, la velocidad será menor, aunque no deja de ser más alta que la de las generaciones previas. Según la Unión Internacional de Telecomunicaciones en su reporte sobre los requerimientos mínimos de la tecnología 5G, los usuarios deben poder descargar a una velocidad de por lo menos 100 megabits por segundo (un gigabyte equivale a mil megabites). Sea como fuere, la velocidad del 5G es bastante mayor a las de las tecnologías previas. De acuerdo con Stuart Madnick, profesor emérito de Tecnologías de la Información del MIT, las redes 5G prometen incrementos dramáticos en la velocidad de las comunicaciones, pudiendo ser hasta 100 veces más rápidas que las redes 4G.
¿Existe alguna relación entre el COVID-19 y el 5G?
Como te contamos en la pestaña sobre qué es la radiación de radiofrecuencia, todas las antenas de telefonía móvil, incluyendo a las de tecnología 5G y a las que tenemos incorporadas en nuestros celulares, emiten y reciben este tipo de radiación electromagnética.
La radiación electromagnética consiste en un flujo de partículas llamadas fotones que viajan en forma de onda. Los fotones son las partículas subatómicas responsables de fenómenos como la luz visible y están entre las cuatro fuerzas fundamentales del universo. Si quieres saber más de esto puedes ver nuestro informe al respecto.
ENTÉRATE DE MÁS: Las cuatro fuerzas fundamentales de la física
Por otro lado, los virus son organismos que requieren de células para cumplir funciones como reproducirse o realizar procesos metabólicos. Por ejemplo, el nuevo coronavirus, el SARS-CoV-2, se reproduce dentro del cuerpo humano y perjudica nuestra salud porque hace que nuestras células no funcionen adecuadamente. Las células humanas son organismos vivos y componen nuestro cuerpo.
Aunque su tamaño es pequeño, los virus están formados por moléculas, que a su vez están formadas por átomos. No son partículas subatómicas como los fotones. La propagación de los virus y las ondas electromagnéticas son dos fenómenos diferentes. De hecho, no existen virus que se propaguen a través de ondas electromagnéticas. Esto puede pensarse del siguiente modo: la luz que sale de la computadora o del celular en el que estamos leyendo este informe también es radiación electromagnética solo que con una longitud de onda más corta que la relacionada a la tecnología 5G. Sin embargo, no consideramos plausible que los virus se transmitan a través de las computadoras o de los televisores.
Además, como apunta Tchéhouali Destiny, profesor de la Universidad de Quebec en Montreal, muchos países en los que hay casos de COVID-19 no tienen tecnología 5G. Incluso más importante es el hecho de que Wuhan, la ciudad en la que inició la pandemia del COVID-19, no tenía redes 5G completamente desarrolladas. Es más, Corea del Sur ya venía implementando la tecnología 5G desde abril del 2019 y, sin embargo, el nuevo coronavirus recién apareció en ese país tras el brote en Wuhan.
Finalmente, como ya hemos visto, la Organización Mundial de Salud indica que las estaciones base o antenas no causan problemas para la salud humana.
¿Faltan antenas en el Perú?
Según el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) al cierre del 2018 había más de 20,989 antenas en el Perú, lo que representa 30% más que en el 2017. En Lima se logró la instalación de 7,014 antenas (33.4% del total), en Arequipa se instalaron 1,211 antenas (5.8%) y 1,181 (5.6%) en La Libertad. Por otro lado, el MTC aseguró que Ucayali y Loreto son las regiones que solo tienen cubierto el 39% y 43% de las antenas requeridas.
Según el Osiptel, actualmente se tiene cubierto el 58% de antenas requeridas a nivel nacional. El 42% restante requiere una inversión aproximada de US$ 3 mil millones. Este organismo precisa también que se espera instalar 15,524 antenas en los próximos cuatro años.