Por: Enterarse
Equipo de investigación
El 28 de julio de 1821, el militar argentino José de San Martín proclamó la independencia del Perú desde un balcón en Lima. ¿Cuáles fueron los antecedentes de este acontecimiento? ¿Qué planes tenía San Martín para el Perú? ¿Por qué tuvo que venir un ejército extranjero a independizar a este país?
- La proclamación de la independencia del Perú ocurrió en un contexto de pugnas entre los partidarios de la monarquía española: los liberales y los absolutistas.
- El Virreinato del Perú era el principal bastión de la corona española en América del Sur.
- Fuerzas del Ejército Real del Perú habían derrotado a tropas emancipadoras en otros países de la región.
- En Sudamérica, José de San Martín encabezó la corriente libertadora del sur, mientras que Simón Bolívar encabezó la corriente libertadora del Norte.
- Desde la provincia argentina de Mendoza, San Martín cruzó con su ejército la Cordillera de los Andes para independizar Chile, objetivo que logró tras la batalla de Maipú (1818).
- Luego independizar Chile, San Martín organizó la Expedición Libertadora del Perú. Este ejército desembarcó en la bahía de Paracas en setiembre de 1820.
- San Martín ingresó a Lima el 10 de julio de 1821; 20 días después, proclamó la independencia del Perú en la capital.
- La proclamación de la independencia en Lima no fue el último paso en el proceso de emancipación del Perú. El Ejército Real del Perú no fue derrotado por completo sino hasta 1824 en la batalla de Ayacucho, que consolidó la independencia del país y de Sudamérica.
Hasta antes de las reformas borbónicas (1700-1788), la América española estaba organizada en dos virreinatos: el virreinato de Nueva España, en lo que hoy es México, parte de Estados Unidos y la mayor parte de Centroamérica; y el Virreinato del Perú, en Sudamérica.
Los virreinatos en América tenían el mismo estatus que otras provincias del imperio español y todos sus habitantes (con excepción de los esclavos, quienes eran considerados objetos) eran súbditos del rey. En sus otros dominios de Europa y de la misma España, la monarquía española también había establecido virreinatos, como los virreinatos de Navarra, Valencia, Aragón, Nápoles y Cerdeña (estas dos últimas en Italia), por citar algunos ejemplos.
A inicios del siglo XVIII, la Casa Borbón accedió al trono español y emprendió una serie de cambios administrativos conocidos como las reformas borbónicas. Como parte de estas medidas, en América del Sur se crearon dos nuevos virreinatos a costa de territorios del Virreinato del Perú.
En 1717, se creó el Virreinato de Nueva Granada, conformado por los actuales países de Colombia, Venezuela, Ecuador, Panamá y Guyana; y en 1776, se creó el Virreinato de Río de La Plata, conformado por los actuales países de Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia (en aquel entonces conocida como el Alto Perú). En lo que hoy es Chile se había establecido la denominada Capitanía General de Chile desde 1778. Esta no fue la única Capitanía General de Sudamérica, también estaba la de Venezuela, creada en 1777, la cual era independiente del Virreinato de Nueva Granada.
Décadas después, en 1808, España fue invadida por el emperador francés Napoleón Bonaparte. Este impuso en el trono español a su hermano José Bonaparte. Al mismo tiempo, Fernando VII, el legítimo rey de España, fue puesto en cautiverio en el castillo de Valençay, Francia. El descontento pueblo español denominaba Pepe Botella a José Bonaparte, a la vez que Fernando VII, su rey cautivo, era llamado el Deseado. Esta situación desató la llamada Guerra de Independencia Española: la guerra de los españoles contra el dominio francés.
(Fernando VII. Cuadro de Francisco de Goya)
Ante la ocupación napoleónica, las autoridades españolas, tanto de España como de América, crearon juntas de gobierno que desconocieron la autoridad de José Bonaparte. En España, las juntas de gobierno se unificaron en la Junta Suprema Central, también llamada Junta Suprema Central y Gubernativa del Reino. Este órgano, leal a Fernando VII y constituido para gobernar hasta su retorno, fue luego sustituido por el Consejo de Regencia de España e Indias. En América, si bien hubo juntas que reconocieron la autoridad de la Junta Central, también hubo otras que se declararon autónomas a la vez que leales a Fernando VII, así como las que aprovecharon el contexto para buscar independizarse de España.
En 1810, la Junta Central decretó el establecimiento de una asamblea constituyente con representantes españoles y americanos. Las Cortes de Cádiz, como se conoce a la asamblea que se conformó, llegó a ser presidida por el criollo peruano Vicente Morales Duares. El resultado de esta asamblea fue la Constitución de Cádiz de 1812. Si bien esta carta reconocía al rey secuestrado por Napoleón, acababa con el absolutismo imperante hasta entonces, estableciendo un sistema de monarquía constitucional con base en principios liberales, como la soberanía nacional (ya no del rey) y la separación de poderes.
En 1814, los franceses fueron derrotados y Fernando VII retornó al poder. Una de las primeras medidas del monarca fue abolir la Constitución de Cádiz y restablecer el absolutismo. Sin embargo, para ese momento muchas de las juntas de gobierno creadas en América habían declarado su independencia. Así, en los virreinatos de Nueva Granada y Río de La Plata, se vivía una situación de guerra civil entre los independentistas y los realistas, quienes gradualmente fueron derrotados.
Desde el inicio de las guerras de emancipación sudamericanas (1810-1824), el Virreinato del Perú había sido el principal obstáculo para los independentistas de todo el continente. Durante el gobierno del virrey José de Abascal (1806-1816), fuerzas salidas del Perú habían infligido derrotas a los independentistas en los territorios de los virreinatos de Río de La Plata y Nueva Granada. Casi sin apoyo de España, ejércitos realistas peruanos habían invadido los actuales Chile, Ecuador y Argentina, venciendo en diversas batallas y frenando intentos revolucionarios durante más de 10 años.
Para 1820, la mayor parte de territorios sudamericanos había logrado independizarse de España. Frente a las nacientes repúblicas independientes, el Virreinato del Perú se mantenía como el más importante bastión realista en la región. A este territorio, se sumaba el Alto Perú (actual Bolivia).
Como habíamos comentado, el Alto Perú había pertenecido al Virreinato de Río de la Plata a raíz de las reformas borbónicas, pero, tras la independencia de Argentina, Uruguay y Paraguay, en los hechos había vuelto a formar parte de la jurisdicción del Virreinato del Perú.
Para consolidar la independencia de Sudamérica, era esencial la derrota del Virreinato del Perú. Así, surgieron dos corrientes libertadoras: la del norte, encabezada por Simón Bolívar, y la del sur, encabezada por José de San Martín.
También en el año 1820, los emancipadores americanos tuvieron un golpe de suerte, sin el cual las campañas por independizar a los países sudamericanos podrían haber tenido un final distinto. En Las Cabezas de San Juan, en Sevilla, un ejército español de 20 mil hombres destinado a luchar contra la independencia en América se rebeló contra el absolutismo que había vuelto a imponer Fernando VII tras la derrota de los franceses. Encabezados por el coronel Rafael del Riego, se negaron a partir a América a luchar y restablecieron la Constitución de Cádiz, dando inicio al llamado Trienio Liberal (1820-1823). El rey español se vio obligado a acatar el documento constitucional promulgado en 1812, durante su cautiverio.
Este acontecimiento ocasionó la división de los partidarios de la monarquía. Por un lado, estaban los liberales, quienes eran partidarios de la Constitución de Cádiz y de una monarquía constitucionalmente limitada. Por el otro, estaban los absolutistas, quienes apoyaban al Antiguo Régimen, es decir, el poder absoluto del rey. Tal conflicto entre realistas tuvo consecuencias en la emancipación americana.
José Francisco de San Martín, hijo de padres españoles, nació en Yapeyú, Virreinato de Río de La Plata, el 25 de febrero de 1778. A poco de nacer José Francisco, su familia se trasladó a Buenos Aires y, cuando tenía seis años, viajaron a España.
La familia se estableció en Málaga y, desde los 11 años, el futuro libertador inició su carrera militar en el Ejército Español. El joven San Martín participó en campañas militares en el Norte de África, en Francia, Portugal y a bordo de buques de la armada española. Durante la llamada Guerra de Independencia Española (1808-1814), San Martín luchó contra los franceses y tuvo una destacada participación en la Batalla de Bailén, la primera gran derrota del ejército napoleónico en la península ibérica.
En 1810, cuando San Martín tenía 32 años, se produjo en Argentina la Revolución de Mayo. Aunque no se proclamó la independencia, una serie de sucesos revolucionarios desembocaron en la destitución del virrey del Río de La Plata y el inicio del proceso de independencia de estos territorios. Como hecho relevante, tras esta revolución la autoridad virreinal fue suplantada por una junta de gobierno que al inicio se declararía leal a Fernando VII. Así, como consecuencias de la Revolución de Mayo, lo que antes fue el Virreinato del Río de la Plata pasaría a conocerse como las Provincias Unidas del Río de la Plata. Hoy, la Constitución argentina señala que tanto "República Argentina" como "Provincias Unidas del Río de la Plata" son nombres oficiales de este país, aunque anteriormente las Provincias Unidas reclamaban también tener jurisdicción sobre todo lo que fue el territorio del Virreinato del Río de la Plata, lo que incluye a los actuales países de Bolivia, Paraguay y Uruguay.
En 1811, un año después de esta revolución, San Martín renunció al ejército español, y obtuvo en setiembre de aquel año su cédula de retiro, con derecho a uso de uniforme y autorización para trasladarse de Europa a Lima, donde alegó poseer intereses que había dejado abandonados, a pesar de nunca haber estado allí. Según el propio San Martín:
"Hallábame al servicio de la España el año de 1811 con el empleo de comandante de escuadrón del Regimiento de Caballería de Borbón cuando tuve las primeras noticias del movimiento general de ambas Américas, y que su objetivo primitivo era su emancipación del gobierno tiránico de la Península. Desde ese momento, me decidí a emplear mis cortos servicios a cualquiera de los puntos que se hallaban insurreccionados: preferí venirme a mi país nativo
Así, San Martín abandonó España en plena guerra contra los franceses que defendían el gobierno de José Bonarparte, pero lejos de ir al Perú, se trasladó a Inglaterra. Allí permaneció cuatro meses y estableció contacto con otros hispanoamericanos interesados en la emancipación, como el afamado humanista venezolano Andrés Bello, y con personas vinculadas al gobierno británico. Los hispanoamericanos separatistas con los que San Martín se contactó pertenecían a la Gran Reunión Americana, una logia fundada en Londres en 1797 por Francisco de Miranda, quien en ese entonces ya combatía por la independencia de Venezuela.
El interés británico en la independencia americana y la pertenencia a logias de los próceres no son ningún secreto. De acuerdo con historiadores, como Sergio Martinez Baeza, investigador de la Sociedad Chilena de Historia y Geografía, el mismo San Martín pertenecía a la Logia de Lautaro, la cual estaba afiliada a la Gran Reunión Americana.
Es importante notar que, aunque "logia" es un término con el que comúnmente se hace referencia a asociaciones masónicas, en este caso estamos ante otro uso de la palabra: organizaciones políticas secretas y no religiosas. Así lo explica José Antonio Ferrer Benimeli, profesor jubilado de Historia Contemporánea de la Universidad de Zaragoza. Esto no quita, como señala el historiador Roberto Arancibia Clavel, doctor en Historia por la Pontificia Universidad Católica de Chile, que muchos de los miembros de la Logia Lautaro hayan sido masones o que esta organización utilizaba conceptos y ritos masónicos.
Otro aspecto importante de la estadía de San Martín en Londres está relacionado con el llamado Plan Maitland. De acuerdo con historiadores como Rodolfo H. Terragno, miembro de la Academia Argentina de la Historia y del Instituto Nacional Sanmartiniano, y Felipe Pigna, director del Centro de Difusión de la Historia Argentina de la Universidad Nacional de General San Martín, en Londres, el futuro libertador habría tomado conocimiento del Plan Maitland. El plan fue elaborado por el militar escocés y miembro del parlamento británico Sir Thomas Maitland y consistía en independizar Argentina, cruzar la Cordillera de los Andes para independizar Chile y, desde allí, invadir por mar el principal bastión español de Sudamérica: el Virreinato del Perú. Tales son los pasos que San Martín siguió para conseguir la independencia del Perú, aunque la influencia del Plan Maitland en el libertador todavía es materia de discusión entre los investigadores.
Antes que él, otros militares independentistas intentaron invadir los dominios del virreinato y fracasaron. Estas expediciones fallidas ingresaron por el Alto Perú y fueron derrotadas en batallas como las de Huaqui (1811) y Viluma (1815). En este último enfrentamiento, el militar español Joaquín de la Pezuela, futuro virrey del Perú, derrotó a las fuerzas independentistas de las Provincias Unidas de Río de La Plata, haciéndolas perder definitivamente el Alto Perú, territorio que volvió a estar bajo el control del Virreinato del Perú.
(Retrato de Joaquín de la Pezuela. Imagen: Wikimedia Commons)
Luego de haber pasado casi toda su vida en España, San Martín volvió a Buenos Aires en marzo de 1812. La excapital del Virreinato de Río de La Plata se había convertido en la capital de las Provincias Unidas de Río de la Plata desde el triunfo de la Revolución de Mayo de 1810. Al futuro libertador de Chile y el Perú se le reconocieron sus grados militares y se le integró a las fuerzas independentistas. Asimismo, fundó con Carlos María de Alvear y Julián Álvarez una filial de la logia Gran Reunión Americana. Poco después, en marzo de aquel año, San Martín contrajo matrimonio con Remedios de Escalada, más de 15 años menor que él.
En febrero de 1813, San Martín venció a los realistas comandando un regimiento de caballería en el combate de San Lorenzo, ocurrido en la actual provincia argentina de Santa Fe (al norte del país). En este hecho de armas, el caballo de San Martín fue derribado por un proyectil, quedando una de sus piernas atrapada bajo el animal. En esa situación, San Martín hubiera muerto a manos de los soldados realistas de no ser por la intervención de los soldados Juan Bautista Baigorria y Juan Bautista Cabral. El primero, mató con su lanza a uno de los realistas que se acercaba; mientras que el segundo, recibió dos heridas mortales mientras liberaba a San Martín del caballo. Esta sería la primera victoria de San Martín en territorio americano.
(Combate de San Lorenzo, cuadro de Ángel della Valle)
En junio de 1814, con la caída de Montevideo y el fin de la presencia realista en el Río de La Plata, se iniciaron las campañas para independizar Chile y el Perú. Ese año, San Martín fue nombrado gobernador de la provincia de Cuyo, con capital en Mendoza, Argentina. Desde allí, San Martín organizó un ejército que fue denominado como el Ejército de los Andes.
Con esta fuerza, San Martín emprendió la campaña para independizar Chile, que había vuelto a caer en manos de los realistas tras la Batalla de Rancagua, a inicios de octubre de 1814. Una vez conseguido esto, tal como figura en el Plan Maitland, San Martín podrá invadir por mar el Virreinato del Perú, territorio del que salían las fuerzas que infringían constantes derrotas a los independentistas de Chile y las Provincias Unidas del Río de La Plata.
El 17 de enero de 1817, las fuerzas organizadas por San Martín iniciaron el cruce de la cordillera de los Andes. El llamado Ejército de los Andes estaba conformado por unas 5,200 tropas, incluyendo a 500 hombres de caballería, a los que se sumaban más de 9,300 mulas que transportaban toda clase de pertrechos y provisiones.
("El paso del Ejército Libertador por la cordillera de los Andes". José de San Martín (izquierda) y Bernardo O'Higgins (derecha). Cuadro: Julio Vila y Prades)
De acuerdo con Omar Freixa, historiador de la Universidad de Buenos Aires, entre el 40% y el 50% de los soldados liderados por José de San Martín eran afro, es decir, unos 2,500 hombres. El Ejército de los Andes fue dividido en varias columnas que atravesaron la cordillera por caminos diferentes.
Esta fuerza atravesó los Andes y llegó a Chile en unos 23 días, luego de innumerables dificultades y algunos encuentros con fuerzas realistas. Entre estas dificultades estuvo la salud del mismo San Martín, quien padecía de una úlcera que le generaba dolores que hicieron que en algunos momentos sea llevado en camilla.
Poco después del cruce de Los Andes, las fuerzas independentistas vencieron a los realistas en la Batalla de Chacabuco el 12 de febrero de 1817. Tras esta batalla, hubo muchos enfrentamientos más por la independencia de Chile, que culminaron con la Batalla de Maipú el 5 de abril de 1818.
("El abrazo de Maipú", pintura de Pedro Subercaseaux que retrata el encuentro entre Bernardo O´Higgins y José de San Martín en los últimos momentos de la Batalla)
En este episodio, las fuerzas de San Martín y de Bernardo O´Higgins (padre de la patria chilena) derrotaron al ejército realista de Mariano Osorio, quien recientemente los había vencido en la Batalla de Cancha Rayada; el mismo que en 1814 había recuperado Chile para la corona venciendo en la Batalla de Rancagua. La Batalla de Maipú selló definitivamente la independencia de Chile, al margen de la fuerza realista que permaneció bajo el mando de Antonio de Quintanilla en la isla de Chiloé hasta 1826.
(Soldados independentistas atacando a soldados realistas formados en cuadro y uniformados de blanco en la Batalla de Maipú. Óleo de Pedro Subercaseaux. Foto: Museo Histórico Nacional de Chile)
Al tiempo que la corriente libertadora del sur encabezada por San Martín triunfó independizado el territorio chileno, la corriente libertadora del norte encabezada por Simón Bolívar triunfó en los territorios que hoy conforman países como Venezuela, Colombia y Ecuador. Liberado Chile, San Martín pudo emprender el proyecto de culminar con la emancipación de América del Sur. Solo quedaba derrotar a las fuerzas realistas del Virreinato del Perú, que estaban conformadas principalmente por criollos e indígenas peruanos. De acuerdo con Cristina Ana Mazeo, doctora en Ciencias Sociales por la PUCP especializada en Historia por la Universidad de Buenos Aires,
El ejército realista estuvo integrado por oficiales españoles y milicias tanto urbanas como rurales, compuestas por indígenas, mestizos y criollos. (...). El ejército realista contó con la participación de varios oficiales americanos. (...) Fueron dirigidas por una oficialidad criolla elegida entre los sectores más destacados de la región y que a través de esta organización alcanzaron ascenso social.
Para derrotar al Virreinato del Perú, se organizó en Chile la Expedición Libertadora del Perú. La armada (es decir, la flota de guerra) de esta fuerza independentista fue comandada por el almirante británico Lord Thomas Cochrane, mientras que José de San Martín era el jefe del ejército. Como muchos otros militares europeos en la región, Cochrane había combatido en las Guerras Napoleónicas, en enfrentamientos contra las armadas de España y Francia. La Expedición Libertadora del Perú zarpó de Valparaíso el 20 de agosto de 1820.
(Revista de Rancagua. José de San Martín pasando revista a las tropas de la Expedición Libertadora del Perú. Cuadro de Juan Manuel Blanes)
El contexto en el que llegaron al Perú las fuerzas comandadas por San Martín es el del Trienio Liberal. Como explicamos en la primera pestaña, en enero de ese año (1820), un ejército español que estaba destinado a sofocar la independencia en América se había sublevado y restablecido la Constitución de Cádiz. Los realistas ya no recibieron estos refuerzos y, el 7 de setiembre de 1820, la flota independentista ancló en Paracas. Al día siguiente, se iniciaron las operaciones de desembarco.
Pocos días después de la llegada de las fuerzas independentistas, Joaquín de la Pezuela, un virrey de tendencia absolutista, juró a la Constitución de Cádiz. Recordemos que Fernando VII se había visto obligado a juramentar ante esta constitución tras la sublevación mencionada, por lo que desconocerla significaba desobedecer al rey.
Tras la llegada de San Martín al Perú, se dieron reuniones en Miraflores (Lima) entre representantes del virrey y el libertador. Allí, se estableció temporalmente un alto al fuego. Ese mes, unos 3 mil pobladores negros, provenientes de las haciendas cercanas al valle de Pisco se unieron voluntariamente al ejército libertador.
(Bandera de la Expedición Libertadora del Perú, las estrellas representan a Argentina, Chile y el Perú. Imagen: Wikimedia Commons)
A inicios de octubre, acabó la tregua y se reiniciaron las hostilidades con el envío de una fuerza comandada por el general independentista Rudecindo Alvarado a la sierra sur del país y el bloqueo del Callao por parte de la flota comandada por Lord Cochrane. El 21 de octubre, San Martín creó la primera bandera del Perú. A fines de ese mes, el libertador se reembarcó con su ejército con rumbo al norte de Lima. En noviembre, esta fuerza desembarcó en Huacho y estableció su nueva base en Huaura, donde proclamaron la independencia.
(Primera bandera del Perú diseñada por San Martín)
En este contexto, en ciudades como Ica, Guayaquil, Trujillo, Piura, Huamanga, Huancayo, Tarma, Huánuco, y Lambayeque también se proclamó la independencia. Asimismo, se dieron batallas con reveses y victorias para ambos bandos en Mayoc, Jauja, Cangallo, Huamanga, Huancayo y Cerro de Pasco. En esta última batalla, fue capturado el realista altoperuano Andrés de Santa Cruz, quien cambió de bando y que más tarde sería jefe de Estado del Perú, de Bolivia y de la Confederación Perú-Boliviana.
Asimismo, los realistas tuvieron dos importantes reveses: el 6 de noviembre, la pérdida de su principal nave de guerra, la Esmeralda, a manos de marinos ingleses y chilenos; y el 3 de diciembre, la sublevación del Batallón realista Numancia, conformado mayoritariamente por venezolanos y colombianos, que se pasó al bando independentista.
A todas estas pérdidas se sumaron las discrepancias políticas entre el virrey, que si bien había jurado ante la Constitución de Cádiz, era de tendencia absolutista, y muchos de sus principales mandos, que eran liberales partidarios de esa constitución.
(Acuarela de Bernardo OHiggins, El Batallón Numancia recibe la Bandera del Ejército Libertador al momento de pasar el puente de Huaura)
El año 1821 empezó con nuevos reveses para la causa de la corona. A inicios de enero, se proclamó la independencia del Perú en Piura, Cajamarca, Tumbes y Chachapoyas; asimismo, el general independentista argentino Juan Antonio Álvarez de Arenales continuó sus acciones en la sierra central.
En este escenario de declive del Virreinato del Perú, se produjo el llamado Motín o Pronunciamiento de Aznapuquio, al norte de Lima. Allí, un conjunto de altos oficiales realistas de tendencia liberal y partidarios de la Constitución de Cádiz, encabezados por José de Canterac, Gerónimo Valdés y José de la Serna, depusieron al virrey Joaquín de la Pezuela. En reemplazo de Pezuela, La Serna fue nombrado virrey, cargo que más adelante fue confirmado por el gobierno español. Aquel episodio marcó un cambio en la estrategia de los realistas: decidieron abandonar Lima y partir a la sierra para resistir desde allí.
(José de la Serna, último virrey español del Perú. Fuente: Wikicommons)
Así, San Martín pudo ingresar a la hasta entonces capital del Virreinato del Perú. A pesar de esto, la guerra se prolongó varios años más, pero volvamos a Lima y San Martín.
Antes de que los realistas emprendan la retirada, San Martín y La Serna tuvieron, el 2 de junio, la Conferencia de Punchauca en una hacienda ubicada en el actual distrito de Carabayllo. Allí, el libertador le propuso al virrey reconocer la independencia, pero estableciendo una monarquía constitucional con algún príncipe europeo como rey del Perú. Ambas partes no llegaron a ningún acuerdo y continuaron las hostilidades.
El 6 de julio de ese año, las tropas del Ejército Real del Perú se retiraron a la sierra, donde posteriormente se estableció como nueva capital del virreinato a la ciudad del Cusco. Tres días después, San Martín ingresó a Lima. El 28 de julio de 1821, José de San Martín declaró la independencia en la actual capital peruana proclamando que:
El Perú es, desde este momento, libre e independiente por la voluntad general de los pueblos y por la justicia de su causa que Dios defiende.
A los pocos días, San Martín asumió el cargo de Protector del Perú y emprendió una serie de campañas infructuosas contra las fuerzas realistas que permanecían en el país. Poco después, proclamó la libertad de vientres, lo que significaba que, en adelante, los hijos de esclavas nacerían libres.
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Asimismo, San Martín convocó en 1822 la primera asamblea constituyente del Perú (la de Cádiz, si bien tuvo diputados en representación del Perú, fue una asamblea de españoles peninsulares y americanos). El principal punto de debate de los constituyentes fue la forma de gobierno que debía tener el Perú independiente, ante lo cual había dos alternativas: monarquía o república. Al respecto, es importante resaltar que el Protector no era republicano. José de San Martín era partidario de que en el Perú se estableciera una monarquía constitucional, para lo cual incluso despachó una misión diplomática con la finalidad de buscar un rey europeo para los peruanos. Dicha misión fue llamada la Misión García del Río Paroissien, por James Paroissien, médico británico que había acompañado a San Martín en sus campañas, y por Juan García del Río, colaborador colombiano de San Martín, que años más tarde fue presidente de su país.
A pesar de todo lo anterior, la independencia del Perú no se consolidó sino hasta 1824. Aquel año, con San Martín ya fuera del país, la corriente libertadora del norte, encabezada por Simón Bolívar, selló definitivamente la independencia derrotando a las fuerzas realistas en las batallas de Junín y Ayacucho. Esto lo conoceremos en un próximo informe.