
Roma fue probablemente la civilización más importante para la cultura occidental. De ella heredamos innumerables cosas, tales como la escritura y las letras, el derecho, nuestro calendario e incluso la idea de transportar agua de los ríos a las ciudades.
Es más, Roma influyó en el continente americano, pues los reinos medievales, que surgieron tras el colapso del imperio romano, trajeron su cultura cuando llegaron al “nuevo mundo”.
En una serie de informes, te contaremos distintos momentos importantes de esta civilización. Para ello, veremos primero su origen y el establecimiento de la República romana, que duró desde el año 509 antes de Cristo hasta el 27 a. C.

Resumen
- Roma se originó como una villa en la zona del río Tíber en la parte central de lo que hoy es Italia.
- No se conoce mucho sobre los inicios de Roma debido a que no existen registros escritos de su época inicial, pero sabemos que entre el año 753 a.C. y 509 a.C. los romanos fueron gobernados por reyes.
- Según la tradición romana, su primer rey y fundador habría sido Rómulo, hijo del dios de la guerra Marte. Rómulo, sin embargo, es una figura mítica y no tenemos evidencia de su existencia.
- Para el año 509 a.C., Roma cambió su forma de gobierno: pasó de ser una monarquía a una república.
- La República romana fue gobernada por distintos magistrados y por lo general cada cargo era asumido por más de una persona, para evitar la concentración de poder.
- Así, la máxima autoridad republicana era el cónsul. Sin embargo, había dos cónsules que alternaban sus funciones.
- Solo en casos de emergencia, y durante un periodo máximo de seis meses, se nombraba a un dictador que manejaba la ciudad.
- Otra institución fundamental fue el Senado, que era un concilio que al inicio servía principalmente como órgano de consulta, pero que con el tiempo fue adquiriendo mayor poder.
- También había asambleas populares y una de ellas era la encargada de elegir a los cónsules.
Los orígenes de Roma
Como afirma la Enciclopedia Británica, Roma puede ser considerada como uno de los poderes imperiales más exitosos de toda la historia. En el transcurso de algunas centurias, Roma pasó de ser un pequeño pueblo a las orillas del río Tíber, en el centro de lo que es hoy Italia, a un vasto imperio que cubrió buena parte del territorio europeo y más. En la imagen de abajo podemos ver lo amplio que era el Imperio romano en el momento de su máxima extensión (en el año 117 después de Cristo).

Sin duda, era un imperio enorme que se extendía por los territorios que ocupan muchos países europeos actuales y también por zonas importantes de África y el Medio Oriente. Sin embargo, al inicio, Roma no fue más que una pequeña comunidad a las orillas del río Tíber. En el mapa de abajo podemos ver su localización.

Los romanos explicaron su origen apelando a distintas figuras mitológicas. Primero, al héroe de la Ilíada Eneas, quien supuestamente había escapado de la destrucción de la ciudad de Troya y deambulado por el Mediterráneo hasta establecer un asentamiento en la parte central de Italia.
Por unos siglos, según la tradición romana, distintos descendientes de Eneas habrían gobernado el pueblo de Alba Longa, hasta que dos hermanos, Rómulo y Remo, expulsaron a un rey malvado y fundaron Roma. De acuerdo con el mito, los hermanos eran hijos del dios Marte, el dios de la guerra, y de pequeños fueron amamantados por una loba llamada Luperca. Luego, tras establecerse en el poder, Rómulo mató a Remo por una pelea y se convirtió en el primer gobernante de Roma.

(Escultura de bronce de Luperca amamantando a Rómulo y Remo en los Museos Capitolios de Roma. Foto: Reuters)
Esta historia, no obstante, no debe tomarse como verídica. Primero, porque es en realidad un mito que apela a la existencia de dioses como Marte y a hechos poco creíbles como que una loba haya cuidado al primer rey romano. Segundo, no tenemos evidencia de la historia de Eneas, quien en la mitología griega era hijo de la diosa Afrodita.
Es más, de acuerdo con la Enciclopedia Británica, el recurso de la figura heroica de Eneas se dio en un contexto en el que Roma se expandía por Italia y el Mediterráneo. Así, explica esta institución, los escritores de esta civilización empezaron a construir un mito para dignificar su tierra y satisfacer un disgusto latente con la “superioridad cultural griega”. Eneas, después de todo, era un héroe de Troya, ciudad enemiga de los griegos y que, al haber sobrevivido a la destrucción de esta antigua ciudad, quedaba libre para que los romanos le atribuyeran el origen de su grandeza.
¿Cuál es entonces el verdadero origen de Roma? Como explica Michael Duncan, politólogo de la Universidad del Oeste de Washington, existe evidencia arqueológica de actividad humana en la zona que data del 1200 antes de Cristo. Sin embargo, recién encontramos asentamientos permanentes alrededor del 900 a.C.
Asimismo, Mary T. Boatwright, Daniel J. Gargola y Richard J. A. Talbert (a continuación solo citaremos a Boatwright, profesora de Historia Antigua en la Universidad de Duke), en su libro “Los romanos: de una villa a un imperio”, explican que la localización geográfica de Roma era favorable para un asentamiento: había abundante agua y colinas que favorecían la defensa. Además, las dos rutas más importantes de Italia pasaban por ahí.
Después del siglo VIII a.C. (800 a.C. a 700 a.C.), aparecieron los primeros signos de una comunidad más organizada. Por ejemplo, los entierros empezaron a concentrarse en algunos cementerios a los márgenes del asentamiento, en lugar de estar esparcidos en distintas partes. Asimismo, encontramos la presencia de cerámica griega, indicador de que Roma ya se encontraba en contacto con lugares lejanos, lo que nos da razones para pensar que la zona se había convertido en un mercado y puerto.
A mediados del 650 a.C., los romanos empezaron a transformar la zona para crear el Forum Romanorum o Foro Romano: un lugar en el que pudieran reunirse para hacer eventos comunitarios y que cumplía la función de centro cívico y religioso de la ciudad. Para ello, removieron las chozas que estaban allí y también modificaron el terreno para que pueda albergar asambleas públicas y ceremonias. Las ruinas de este foro son lo que vemos en la imagen de portada. En el video de abajo podemos ver una reconstrucción digital de cómo era el Foro Romano:
Pero ¿cómo organizaron su vida los romanos? Veámoslo en la siguiente sección.
Roma bajo el dominio de los reyes
Según la Enciclopedia Británica, desde el 753 a.C. al 509 a.C., Roma fue gobernada por reyes. Sin embargo, no sabemos mucho sobre esta época. ¿Por qué? Porque no tenemos documentos históricos escritos hasta mucho después.
De hecho, los romanos recién empezaron a escribir historia a finales del tercer siglo a.C. Asimismo, aunque los griegos escribían sobre otros pueblos ya desde mucho antes, recién comenzaron a tomar en serio a Roma a partir de mediados de este mismo siglo, mucho después del gobierno de los reyes.
¿Qué sabemos entonces de este periodo? De acuerdo con la tradición romana, el primer rey fue Rómulo, quien habría fundado la ciudad en el año 753 a.C. Sin embargo, según la Enciclopedia Británica, esto probablemente fue una invención de los historiadores romanos, quienes atribuían el nombre de su pueblo a este personaje mitológico. En teoría, él habría diseñado las primeras instituciones políticas, militares y sociales de la ciudad y se habría enfrentado a los estados vecinos. No obstante, como mencionamos, es probable que no haya existido. Lo que sí sabemos es que los siguientes seis reyes que lo sucedieron son reales.

Como explica Boatwright, es un hecho que en Roma hubo reyes, pues encontramos evidencia de su existencia en algunos textos fragmentados del siglo VI después de Cristo y en inscripciones en el santuario del dios Vulcano. Además, a pesar de que la monarquía desapareció en el ámbito político, se mantuvo como una institución religiosa. Sin embargo, durante el gobierno de los reyes, se asoció a estos con el liderazgo para las guerras, la construcción de templos y lugares públicos, la ejecución de ritos religiosos y la emisión de juicios en disputas legales.
Según Boatwright, supuestamente estos primeros gobernantes derrotaron a los pueblos y villas cercanas, forzando a sus habitantes a vivir en Roma, mientras que a otros pueblos se les permitió permanecer en su lugar de origen para convertirse en pequeños centros rurales bajo su poder.
Durante esta época, no solo los reyes tuvieron un papel importante, sino también la aristocracia. Boatwright afirma que esta tuvo sus propios roles políticos, religiosos y militares. Por ejemplo, los reyes elegían a un conjunto de personas de las familias más importantes para que los ayuden a gobernar: el Senado. El Senado no solo aconsejaba a los reyes, sino que incluso podía oponerse en algunas situaciones.
El Senado sería una de las instituciones más importantes para Roma, no solo en tiempos monárquicos, sino durante toda su historia, incluyendo la época republicana, cuando Roma se volvió una potencia en el mar Mediterráneo.
Pero ¿qué fue la época republicana?
Roma durante la República
Según Boatwright, para el siglo VI a.C. (entre el 600 y 500 a.C.), Roma era una de las ciudades más grandes de Italia. Sin embargo, a finales de ese mismo siglo, Roma entró en un periodo de turbulencia, junto con sus vecinos, y durante esta etapa cambió su forma de gobierno: de una monarquía a una república.
Ahora, como explica Duncan, no debemos identificar a la República romana con nuestras democracias modernas. En realidad, solo algunas familias monopolizaban el ámbito político. Pero ¿cómo así Roma pasó de ser una monarquía a una república?
Según Británica, los antiguos historiadores romanos atribuyen el cambio del sistema político al gobierno tiránico de su último monarca: Tarquino el Soberbio. Él habría usurpado el reinado, atormentado al Senado y oprimido al pueblo. De esta manera, Tarquino habría sido destronado tras una revuelta que se produjo después de que el hijo del impopular monarca violara a Lucrecia, una mujer de la aristocracia que luego se suicidó. La violación y el suicidio de Lucrecia, una figura legendaria de la antigua Roma, han sido representados en distintos cuadros y textos, incluyendo un poema de William Shakespeare.

(«Tarquino y Lucrecia», cuadro expuesto en el Museo Nacional de Ámsterdam. En esta pintura anónima del siglo XVI d.C. se ve a Sexto Tarquino, hijo de Tarquino el Soberbio, en el momento en el que abusa de Lucrecia).
Sin embargo, la hipótesis moderna es que Roma fue atacada por los Etruscos (originarios también de Italia), comandados por el rey Porsenna, quienes ganaron y expulsaron al último rey romano. No obstante, antes de que Porsenna se establezca en el poder, los romanos lograron expulsarlo, dejando a la ciudad sin un monarca. Por ello, los romanos reemplazaron la monarquía por un sistema de magistrados elegidos.
Eventualmente, Roma tendría una jerarquía de funcionarios, cada uno con sus propias tareas y poderes. Asimismo, estos puestos se ejercían anualmente y por lo general eran compartidos por varios individuos, para que uno solo no posea todo el poder. A medida que pasaron los años, los puestos fueron cambiando y nuevas instituciones aparecieron. Por ejemplo, durante la época imperial, apareció la figura del César (el emperador), la cual no existió durante la etapa republicana. Sin embargo, estos cambios los abordaremos en un informe posterior. Por el momento, veamos algunas de las principales instituciones de la República romana.
Los cónsules
Al inicio de la república, los romanos eligieron tribunos (un tipo de oficial del ejército) con poderes consulares (máxima autoridad de la República). Según Boatwright, al inicio estos tribunos eran solo tres o cuatro, pero posteriormente llegaron a ser seis. Luego, para el 366 a.C., los tribunos con poderes consulares ya no eran elegidos. En su lugar, se nombraban dos cónsules cada año, quienes eran elegidos en una asamblea popular llamada comitia centuriata (más adelante hablaremos de estas asambleas). Para cuestiones religiosas, se mantuvo el cargo de monarca. De esta manera, había un sacerdote rey, que mantenía el cargo de por vida, al igual que el papa.
Los cónsules eran considerados como los magistrados en jefe de la república; tanto así que los años del calendario eran nombrados bajo el nombre de los dos cónsules elegidos. Eran la máxima autoridad romana de aquella época y quienes lideraban a los soldados romanos en las guerras.
La razón por la que se elegía a dos cónsules era para que el poder de uno pueda ser contrarrestado por el otro y así evitar que una sola persona concentre todo el poder. Según Peter T. Struck, catedrático del Departamento de Estudios Clásicos de la Universidad de Pensilvania, respecto a la administración de la ciudad, los cónsules se dividían las tareas y, cada mes, intercambiaban sus deberes. En cuanto a los asuntos militares, las tropas romanas se encontraban divididas y cada cónsul tenía legiones diferentes a su mando. Sin embargo, cuando se encontraban juntos en el campo de batalla, el liderazgo del ejército cambiaba diariamente, a fin de que el poder de los cónsules se encuentre balanceado.
El dictador
En ciertas situaciones especiales y de emergencia, era necesario nombrar a una sola persona que maneje la situación con poder absoluto. A estos funcionarios se les llamó dictadores. A diferencia de los cónsules que eran dos, el dictador era solo uno. Para que una persona pueda ejercer el cargo de dictador, debía ser nominada por uno de los cónsules con recomendación del Senado, y luego ser confirmada por una asamblea popular. Asimismo, su cargo duraba un máximo de seis meses, periodo durante el cual los dos cónsules seguían en su cargo, pero actuaban bajo el comando del dictador. Aunque el tiempo máximo para ejercer el cargo era seis meses, lo común era que los dictadores dejaran de serlo una vez finalizada la crisis para la que habían sido elegidos. Los dictadores, asimismo, podían nombrar a un subordinado inmediato, cuyo título era maestro de la caballería o, en latín, magister equitum.
Si bien este funcionario tenía un poder absoluto, no podía hacer lo que se le daba la gana. Primero, porque su cargo duraba poco. En segundo lugar, estos estaban sujetos a una serie de prohibiciones que limitaban su conducta.
Según Peter Struck, con el pasar de los años la figura del dictador fue cayendo en desuso, y el último dictador fue nombrado en el 202 a.C. Luego del año 202 a.C., otros personajes importantes como Sila y Julio César fueron nombrados dictadores, pero, según Struck, estos nombramientos fueron “anti-republicanos e inconstitucionales” debido a que no respetaban el límite de tiempo. Julio César incluso fue nombrado dictador de por vida.
Aunque la institución de la dictadura fue decayendo al final de la República, esta sería importante en el proceso de consolidación de Roma como potencia en el Mediterráneo ya que fue utilizada durante las guerras púnicas (264 a.C. al 146 a.C.), guerras en las que Roma derrotó al Imperio cartaginés.
Los pretores
Los pretores eran los oficiales en jefe cuando los cónsules estaban ausentes. Esto sucedía, por ejemplo, cuando Roma se encontraba en una guerra y los cónsules estaban fuera al mando del ejército. Como explica Boatwright, debido a su presencia regular en la ciudad, estos funcionarios frecuentemente impartían justicia y tenían mucha influencia en la resolución de disputas entre los ciudadanos. Por ello, Boatwright afirma que tendrían un rol fundamental en el desarrollo del sistema legal romano.
El Senado
El Senado existió desde épocas de la monarquía y sirvió para aconsejar al rey. Este rol se mantendría durante la República. Sin embargo, en la práctica, como sostiene Británica, el Senado tenía un poder enorme.
Como explica Boatwright, en Roma se esperaba que los oficiales, como los cónsules, consultaran al Senado antes de actuar. Así, el Senado se reunía cuando un cónsul o un pretor lo convocaba. De acuerdo con la Enciclopedia Británica, no era común que los cónsules desafiaran los consejos del Senado ya que esperaban convertirse en senadores una vez terminado su mandato.
Si bien al inicio de la República el Senado era una institución principalmente consultiva, con el paso del tiempo empezó a tener un rol cada vez más activo: tomaba decisiones sobre cuestiones religiosas, supervisaba las finanzas públicas, recibía embajadas (mensajes sobre asuntos importantes) de pueblos aliados y determinaba las asignaciones militares para los pretores y los cónsules. Además, el cargo de senador se volvió de por vida lo que, según Boatwright, resultó en que los senadores tengan un fuerte sentido de pertenencia a un «bien definido y honrado grupo en la sociedad». Para el último siglo de la etapa republicana de Roma, el Senado ya se había convertido en el principal cuerpo de gobierno.
Asambleas populares
Además del Senado, durante la república hubo otros tipos de asambleas dedicadas a elegir a distintas autoridades y a tomar importantes decisiones judiciales y legislativas. Si bien las decisiones se tomaban por votación, los votos eran grupales. ¿Cómo es esto? Cada persona pertenecía a una unidad de votación. Las personas votaban dentro de estos grupos. Luego, lo que la mayoría de gente del grupo quería se volvía el voto de la unidad. Finalmente, se decidía hacer lo que la mayoría de unidades quería.
Hubo, además, varios tipos de asambleas. Por ejemplo, existía una asamblea militar llamada comitia centuriata, la cual, entre otras cosas, se encargaba de nombrar a los cónsules y votar sobre la paz y la guerra. También había otra asamblea de carácter civil denominada comitia tributa, que tenía entre sus labores servir como tribunal para delitos graves que ameritaban multas monetarias.
Con el paso de los siglos, la República romana se convertiría en la potencia antigua más importante del Mediterráneo. Sin embargo, para ello tendría que vencer a sus rivales de Europa y África. El más importante de estos fue Cartago, una potencia de origen fenicio a la que Roma se enfrentó en las tres guerras púnicas.
Próximamente publicaremos nuevos informes sobre estas tres guerras.