Por: Enterarse
Equipo de investigación
La pandemia por la transmisión del virus SARS-CoV-2 ha ocasionado que las autoridades sanitarias del mundo busquen una solución para enfrentarla. Ante la espera de una posible vacuna, cuyo proceso de producción toma tiempo como vimos en nuestro informe acerca de las vacunas la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha sugerido adoptar una estrategia de prevención y control. Esta consiste en una serie de medidas de cuidado, entre las que se encuentra el uso de mascarillas.
En este informe te contaremos qué son las mascarillas y por qué se recomienda usarlas cuando transitamos por la vía pública o nos encontramos en lugares en los que no es posible el distanciamiento social. Para ello, revisaremos qué dice la evidencia.
- De acuerdo con un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el uso de mascarillas forma parte de una estrategia de prevención y control de enfermedades respiratorias causadas por virus, en especial el COVID-19.
- Siguiendo las definiciones de la OMS, consideraremos dos tipos de mascarillas: las médicas y las no médicas.
- Las mascarillas médicas son parte de los Equipos de Protección Personal (EPP) que debe usar el personal de salud. Para las demás personas, salvo los vulnerables, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC) y la OMS recomiendan el uso de mascarillas no médicas (de tela).
- La evidencia muestra que la transmisión del virus del SARS-CoV-2 se da mediante la inhalación de gotículas respiratorias y aerosoles.
- Según los CDC, se recomienda el uso de las mascarillas como una barrera simple que busca evitar la transmisión de las gotículas respiratorias.
- Los autores del manuscrito Face Masks Against COVID-19: An Evidence Review sugieren que el uso de mascarillas podría reducir la posibilidad de contagio, por lo que es razonable atender a esta información y aunque los resultados no arrojan una certeza por principio de precaución, su uso es preferible a su desuso.
De acuerdo con la Real Academia Española, las mascarillas son máscaras que cubren la boca y la nariz para proteger al que respira, o a quien está a su proximidad, de posibles agentes patógenos o tóxicos.
Según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), las mascarillas forman parte de una estrategia de prevención y control de enfermedades respiratorias causadas por virus, en especial el COVID-19. En ese sentido, no solo se recomienda utilizar mascarillas, sino que estas deben ir acompañadas por una correcta higiene de manos, distanciamiento físico, entre otras medidas.
A lo largo de este informe, haremos una revisión de fuentes confiables para aprender por qué las autoridades sugieren que el uso de las mascarillas puede ser útil para la prevención y control de la propagación del virus SARS-CoV-2.
Muchos países ya han determinado que el uso de mascarillas sea obligatorio para los ciudadanos que concurran a lugares públicos. En Latinoamérica, esta medida fue adoptada por los gobiernos de Colombia, Ecuador, Venezuela, Chile, Argentina y Perú.
En el caso del Perú, el gobierno decretó que el uso de mascarillas fuera obligatorio para circular en lugares públicos, acompañado del distanciamiento físico y una adecuada higiene de manos. Dada esta situación, es importante preguntarnos qué tipo de mascarillas deberíamos usar y cómo se sustenta su inclusión en políticas gubernamentales.
Our World in Data, proyecto de investigación en la Universidad de Oxford, ha elaborado un mapa en el que se rastrea el tipo de políticas gubernamentales de todos los países del mundo con respecto al uso de mascarillas fuera de casa.
El propósito de este mapa es mostrar, básicamente, si el uso de las mascarillas ha sido una recomendación, un mandato obligatorio o si no ha habido ningún tipo de indicación al respecto por parte de los gobiernos, tanto nacionales como locales. Para elaborar este mapa, se ha tomado en cuenta la política más estricta a nivel nacional para cada país. Por ejemplo, si un estado de los Estados Unidos declara obligatorio el uso de mascarillas fuera de casa en todo momento, el mapa mostrará a Estados Unidos del color de esta medida (la más estricta posible), a pesar de que otros estados puedan haber tomado medidas más leves. En ese sentido, el mapa es solo referencial.
Para entender mejor las recomendaciones sobre el uso de mascarillas, distinguiremos entre dos tipos. Esta distinción es utilizada por entidades como la OMS. Por un lado, tenemos a las mascarillas médicas, que son las que forman parte de los Equipos de Proteccion Personal (EPP) del personal de salud y/o se recomiendan para el uso de las personas infectadas por coronavirus. Las mascarillas médicas (o quirúrgicas) deben contar con certificación en conformidad con normas internacionales para garantizar la protección adecuada a quienes las usan: un mínimo de 95% de filtración y respirabilidad. En un comunicado, la misma entidad expresa que garantizar la salud del personal de salud permitirá preservar la salud de los pacientes.
(Mascarilla quirúrgica simple es una mascarilla médica y forma parte de los Equipos de Protección Personal (EPP) para el personal de salud. Fuente: Reuters)
Por otro lado, tenemos a las mascarillas no médicas (o, también, mascarillas de tela), que son confeccionadas con materiales que permiten la protección y son una alternativa recomendada para el uso de la población en general. Tanto la OMS como los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC) sugieren que los ciudadanos usen mascarillas que cubran nariz y boca.
(Las mascarillas no médicas (o de tela) son sugeridas para el uso del público en general cuando circule en vía pública. Foto: Reuters)
La OMS, señala que las mascarillas de tela no forman parte de los EPP destinados al personal de salud, sino que se recomiendan para el control de fuentes en la comunidad. El control de fuentes busca que las mascarillas reduzcan la posibilidad de contagio de las personas sanas en situaciones en las que el distanciamiento físico no es posible: en lugares públicos como las tiendas de comestibles, centros de trabajo, transporte público, situaciones en las que haya un contacto estrecho entre personas.
Ahora bien, la Organización Mundial de la Salud sugiere que algunas personas que no son trabajadores de la salud utilicen mascarillas médicas. Estamos hablando de los siguientes grupos: personas que presentan síntomas leves (dolor muscular, tos leve, dolor de garganta o fatiga), los cuidadores de enfermos de COVID-19 o presuntos enfermos, y personas que tienen la salud comprometida (mayores de 60 años y personas con enfermedades subyacentes). Se sabe que las personas que ya padecen de enfermedades crónicas respiratorias, cardíacas, obesidad y/o diabetes mellitus pueden padecer complicaciones que afecten gravemente su salud en caso se contagien del virus.
(Para enterarse más sobre quienes son las personas más vulnerables ante el nuevo coronavirus, revisa nuestro informe sobre el tema y conoce quienes corren más riesgo de padecer una complicación o hasta fallecer si se contagian del virus del COVID-19 )
Para entender por qué se recomienda el uso de mascarillas, debemos explicar primero cómo nos contagiamos del nuevo coronavirus.
Por un reporte de la OMS, sabemos que el COVID-19 es una enfermedad respiratoria. De acuerdo con los CDC y un artículo de la revista científica Science, escrito por un grupo de investigadores liderado por Kimberly A. Prather de la Universidad de California en San Diego, la transmisión del virus SARS-CoV2 puede darse de las siguientes maneras: mediante la inhalación de gotículas respiratorias y los aerosoles cargados del virus (que varían en su tamaño y pueden medirse en micras o µm). Además, la OMS sostiene que puede existir riesgo de contagio mediante superficies contaminadas por gotículas respiratorias, aunque el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades señala que todavía no se ha documentado ningún contagio mediante esta vía.
En el caso de transmisión mediante gotículas respiratorias (tamaño entre 5 a 10 µm), los CDC señalan que generalmente ocurre cuando una persona se encuentra a menos de 1.8 metros de distancia de otra infectada que ha exhalado gotículas. Según el artículo de Science, una persona puede exhalar gotículas cuando respira, habla, tose o estornuda.
En el caso de los aerosoles, los CDC dicen que son una versión más pequeña de las gotículas respiratorias (tamaño menor de 5 µm), que se producen también cuando exhalamos, y pueden permanecer suspendidos en el aire por periodos largos (aprox. horas). Además, sabemos que los aerosoles se concentran cerca de las personas infectadas y pueden viajar a distancias más largas de 1.8 metros y acumularse en espacios cerrados y poco ventilados.
En esta línea, un estudio publicado en The Lancet señala que una mejor ventilación de los espacios reduce sustancialmente la permanencia en el aire de las gotículas respiratorias. En dicho estudio se recomienda que las autoridades sanitarias deben comunicar a los ciudadanos evitar concurrir a espacios poco ventilados tanto como sea posible. Además, se señala que hace falta más investigación al respecto para diseñar políticas adecuadas.
Según el mencionado artículo de Science, la evidencia sugiere que las personas asintomáticas, es decir, quienes están infectadas pero no presentan síntomas, están propagando silenciosamente el virus del SARS-CoV-2 mediante los aerosoles que exhalan. Los resultados de un estudio publicado en la revista oficial de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos sobre la transmisión silenciosa muestran que los asintomáticos y presintomáticos son los causantes de más del 50% del total de la tasa del brote epidémico del COVID-19 De acuerdo con la epidemióloga y profesora asociada de la Universidad John Hopkins, Gigi Gronvall, uno de los retos de la pandemia es el control de las personas asintomáticas. Este consiste en limitar las cadenas de infección, es decir, evitar que muchas más personas se contagien. En el caso de las personas asintomáticas resulta más complicado identificarlas por la ausencia de síntomas, por lo que detectarlas para contener la cadena de infección es un reto.
De esta manera, la evidencia sugiere que limitar las cadenas de contagio mediante el control de la transmisión por gotículas y aerosoles es clave para evitar la propagación del nuevo coronavirus (con énfasis en los asintomáticos). En ese sentido, los Centros para el Control de las Enfermedades de los Estados Unidos recomiendan el uso de las mascarillas como una barrera simple de protección. El uso de las mascarillas se recomienda para reducir el riesgo de transmisión de las gotículas respiratorias que se generan cuando las personas infectadas o asintomáticas hablan, tosen o estornudan. De esta manera, se sugiere que el uso de mascarillas es una alternativa para la prevención y el control de las cadenas de contagio comunitario.
De acuerdo con lo mencionado en la pestaña anterior, el uso de mascarillas se constituye como una medida sugerida para los ciudadanos (aunque en varios países es obligatorio), cuyo propósito es reducir las cadenas de contagio, es decir, la posibilidad de contagiarse e infectar a otros.
Pero ¿cuál es la evidencia de la efectividad de las mascarillas? En otras palabras, ¿cómo sabemos que funcionan como barreras? Los estudios acerca de la eficacia del uso de mascarillas son variados. A continuación, te mostraremos algunos en el siguiente cuadro:
En el artículo Face Masks Against COVID-19: An Evidence Review (manuscrito en etapa de prepublicación), elaborado por científicos de diversas instituciones como la Universidad de Brown, la Universidad de San Francisco y el MIT, se revisa y analiza toda la evidencia disponible sobre la efectividad del uso de las mascarillas. Es importante recalcar que los estudios mencionados emplearon mascarillas médicas y no médicas para llevar a cabo las investigaciones.
La conclusión a la llegaron los autores es que el uso de mascarillas, en combinación con medidas complementarias (higiene de manos y distanciamiento social) podría reducir el riesgo de la propagación de las cadenas de contagio. Además, se sugiere que el uso de mascarillas puede ser fundamental para prevenir una segunda ola infecciones (aunque se exhorta a que se estudie más sobre esto último).
(Para enterarte sobre como llevar a cabo una correcta higiene de manos, puedes leer nuestro informe en el que te contamos sobre los beneficios de la higiene con agua, jabón y alcohol en gel)
Además, un estudio publicado en la revista médica The Lancet, en el que se hizo una revisión sistemática de 172 estudios sobre SARS-CoV-2, SARS-CoV y MERS-CoV, sugiere que el uso de mascarillas, el uso de protectores oculares y distanciamiento físico (1 a 2 metros), protegen a las personas (tanto al personal de salud como al público en general) contra la infección de estos coronavirus. Cabe precisar que dentro de la definición de mascarilla del mencionado estudio, se incluyó a las mascarillas quirúrgicas, respiradores N95 y otras mascarillas como aquellas de algodón (12 a 16 capas) y gasa. Con respecto a la protección ocular, se usaron viseras, máscaras faciales y gafas protectoras.
Sin embargo, se señala también que estas medidas no ofrecieron una protección completa, por lo que se debería de continuar con más estudios al respecto.
A pesar de esta limitación, los autores afirman que sus hallazgos respaldan la idea de que el uso de mascarillas en general está asociado con una gran reducción en el riesgo de infección por el nuevo coronavirus.
Como vimos, hay razones que sugieren que el uso de mascarillas es conveniente. Aunque sabemos que hay casos en los que no existe una contención total de las gotículas o de los aerosoles, es una medida muy razonable y debe tomarse seriamente en consideración dado el panorama actual.
En ese sentido, los autores de Face Masks Against COVID-19: An Evidence Review señalan que, atendiendo al principio de precaución, ratificado en la Carta Mundial de la Naturaleza de la Organización de Naciones Unidas en 1982, podemos decir que a pesar de la incertidumbre y las limitaciones del método científico, los modestos beneficios del uso de la mascarilla podrían impactar positivamente en conjunto, debido al carácter exponencial del proceso de transmisión.
Esta no es la única revisión de estudios que ha llegado a esta conclusión. En un análisis publicado en el British Medical Journal (BMJ) se concluye que debido a que el COVID-19 es una amenaza tan seria, usar mascarillas debería ser lo más aconsejado incluso si su protección es limitada.
Además, de acuerdo con un estudio de un brote de COVID-19 en la embarcación USS Theodore Roosevelt, en el que los tripulantes compartían viviendas colectivas y zonas de trabajo en común, se concluyó que el uso de cubridores faciales(mascarillas) se asoció con una reducción del riesgo de contagio al 70%. Cabe precisar que esta reducción de riesgo solo tomó en cuenta el uso de algún tipo de protector facial y no otra medida adicional a esta (como distancia social o evitar áreas comunes).
En conclusión, los estudios sugieren que el uso de mascarillas podría reducir la posibilidad de contagio, por lo que es razonable atender a esta información y aunque los resultados no arrojan una certeza, por principio de precaución, se considera que su uso es preferible a su desuso.
Las mascarillas pueden estar hechas de diferentes materiales y diseños que influyen en su función como barrera. Sin embargo, como mencionamos antes, la OMS y los CDC recomiendan el uso de mascarillas no médicas (o de tela) para el público en general, pues las mascarillas médicas deben ser usadas por el personal de salud (ambas instituciones mencionan a las mascarillas quirúrgicas).
A continuación, señalaremos las indicaciones por la OMS respecto a la características que deben tener las mascarillas no médicas:
1. ¿De qué material deben hacerse?: Lo importante en este punto es asegurarse de que el material permita la respirabilidad y la barrera. En ese sentido, se pueden confeccionar mascarillas de algodón, poliéster, seda o nailon. Se recomienda evitar los materiales elásticos por riesgo a deterioro.
2. ¿Cuántas capas debe tener?: Se recomienda un mínimo de tres capas, aunque esto depende del material.
3. ¿Cuál es la combinación de materiales que debe tenerse en cuenta?: Una capa interior de material hidrófilo, una capa exterior de material hidrófobo y una capa intermedia de material hidrófobo no sintético y no tejido.
4. ¿Cuál debe ser la forma de la mascarilla?: Pueden ser de pliegue plano o pico de pato (cónicas), que permiten el recubrimiento de la nariz y la boca.
5. ¿Cuáles deben ser los cuidados de la mascarilla?: Las mascarillas son de uso personal exclusivo y no deben compartirse por ningún motivo. Se recomienda guardarla en una bolsa especial y lavarla frecuentemente.
Para asegurarnos de un uso correcto de las mascarillas:
Si es una mascarilla médica:
1. Antes de agarrar la mascarilla, lavarse correctamente las manos con agua y jabón.
2. Asegurarse de que la mascarilla esté en buenas condiciones (que no esté sucia/manchada o tenga huecos.
3. Asegurarse de que al ponértelo el lado coloreado esté hacia afuera.
4. Ajustar la pieza de metal (que va en la parte superior) a tu nariz para cubrirla correctamente.
5. Asegurarse de que la mascarilla cubra la nariz, boca y quijada.
6. Cuando la tengas puesta, evita tocarla.
7. Para quitarla, usa el elástico de los costados.
8. Desechar de inmediato la mascarilla.
9. Lavarse nuevamente las manos con agua y jabón.
Si es una mascarilla no médica:
1. Seguir los pasos 1, 2, 5, 6 y 7.
2. En lugar de desechar la mascarilla, guardarla en un empaque de plástico limpio.
3. Lavar la mascarilla con agua, jabón y detergente al menos una vez al día.
4. Preferentemente usar agua caliente.
5. Al quitarse la mascarilla, lavarse las manos con agua y jabón.
A lo largo del informe, pudimos entender que las recomendaciones del uso de mascarillas de las instituciones de salud como la OMS y los CDC, cuentan con sustento basado en estudio comparativo de evidencia de la efectividad de las mascarillas y un análisis basado en el principio de precaución. Principalmente, entendimos que el contagio del virus SARSCoV2 se da mediante vías respiratorias, y el uso de mascarillas podría generar una barrera (nariz y boca) para evitar la transmisión entre personas en contextos públicos. En conclusión, la evidencia sugiere que el uso adecuado de mascarillas, acompañado de las demás medidas sugeridas (como distanciamiento social y lavado de manos), podría reducir el riesgo de contagio.