
En un informe anterior, explicamos distintas teorías sobre cómo pudo originarse el lenguaje. Sin embargo, queda una pregunta abierta: ¿por qué apareció? ¿Por qué nuestra especie desarrolló esta adaptación?
Algunos estudiosos sugieren que se dio para el intercambio de información y conocimientos. Otros, más bien, le dan un rol social, ya sea para conseguir pareja, establecer acuerdos o generar vínculos sociales. En este informe exploraremos las posibles explicaciones.
Resumen
- Existen diversas teorías sobre por qué se desarrolló el lenguaje en los seres humanos.
- La suposición común de muchos estudiosos es que fue una adaptación que nos permitió intercambiar información para sobrevivir.
- Sin embargo, algunos han preferido darle una razón más social al desarrollo del lenguaje.
- Una posibilidad es que lo desarrollamos como una adaptación para poder tener acuerdos.
- Otra opción es que lo desarrollamos para rituales de cortejo.
- Por último, existe la posibilidad de que lo hayamos desarrollado para tener vínculos sociales con los otros miembros de nuestro grupo.
- Según las observaciones, esta última hipótesis parece ser la correcta.
El lenguaje como método para transmitir información instrumental
Como explicamos en un informe anterior, en esencia, podemos decir que el lenguaje comprende un conjunto de signos y reglas que nos permiten comunicarnos. En ese sentido, nos permite combinar múltiples signos para expresar ideas complejas como qué sentimos o incluso teorías científicas sobre el origen del universo. Pero ¿por qué se apareció?
Como sostiene Robin Dunbar, antropólogo de la Universidad de Oxford, la mayoría de estudiosos ha asumido que el lenguaje evolucionó para permitirnos intercambiar información técnica; para explicar a otros cómo hacer herramientas, coordinar en la caza, dar instrucciones, etc. A las teorías con esta suposición podríamos llamarlas teorías instrumentales del lenguaje.
Ib Ulbaek, profesor emérito asociado de la Universidad de Copenhagen, y Steven Pinker, lingüista y científico cognitivo de la Universidad de Harvard, afirman que el lenguaje se desarrolló para esto. Por ejemplo, Ulbaek sostiene que la función del lenguaje es comunicar pensamientos a otros miembros del grupo, pues esto nos ayuda a cooperar y a ayudarnos unos a otros.
Pinker, por otro lado, explica que el lenguaje nos permite transmitir información sobre cómo producir tecnología y sobre nuestro entorno, pero también sobre quién hizo qué o sobre las intenciones de los demás. Asimismo, transmitir información puede ser un medio de intercambio beneficioso.
El lenguaje nos permite, por ejemplo, intercambiar conocimientos. Si yo sé pescar, puedo intercambiar mi conocimiento contigo, en lugar de entregar lo que pesqué y esperar que me des algo a cambio. De la misma manera, recibir el conocimiento de alguien me conviene. Si alguien me enseña a pescar, tengo el conocimiento, sin el costo de haber desarrollado la técnica a través de largos periodos de ensayo y error.
En síntesis, el lenguaje se habría desarrollado como una adaptación para intercambiar información útil para la supervivencia. Como mencionamos, esta es la suposición convencional y más extendida. Sin embargo, algunos estudiosos sostienen que el desarrollo del lenguaje pudo haber tenido, en realidad, causas más sociales que instrumentales.
El lenguaje como forma de establecer acuerdos
Como explica Dunbar, si bien el lenguaje nos permite transmitir información, esto no implica que sea su función principal. Más bien, puede ser una consecuencia de su desarrollo. ¿Cuál sería entonces la razón de su aparición? La respuesta que plantean algunas teorías es esta: para poder navegar mejor nuestro mundo social. Pero ¿en qué sentido “navegar mejor nuestro mundo social”? En este punto difieren las teorías.
Terrence W. Deacon, antropólogo de la Universidad de Berkeley, sostiene que el lenguaje se desarrolló para poder establecer acuerdos; en específico, acuerdos de apareamiento, para minimizar el riesgo de que se roben las parejas de uno.
Según Deacon, la estabilidad de los grupos sociales humanos depende de la reciprocidad altruista. Esto quiere decir que uno puede sacrificarse por otros, porque sabe que después otros se sacrificarán por uno. Esto no es algo extraño. De hecho, los seres humanos lo hacemos todo el tiempo. Por ejemplo, uno le brinda ayuda a sus amigos y familiares sin pedir nada a cambio. Sin embargo, usualmente sabemos que estos nos ayudarán cuando lo necesitemos.
Esto mismo, sugiere Deacon, sucede en las relaciones entre individuos. Las personas sacrifican oportunidades para reproducirse con otros, dado que confían en que sus parejas harán exactamente lo mismo. Para ello, afirma, es necesario que exista algo que indique que un individuo ya tiene una pareja, de tal forma que todos los miembros de la comunidad lo reconozcan, si no, ¿cómo saber si alguien está siendo infiel y quién no?
Para Deacon, la única forma es a través de una promesa o conjunto de promesas que se hacen públicas. De esta manera, se determina qué comportamientos futuros estarán permitidos y cuáles serán considerados como una infidelidad.
El lenguaje como forma para cortejar
Geoffrey Miller, profesor de psicología de la Universidad Estatal de Nuevo México, opina que el lenguaje, en realidad, se desarrolló como una forma de cortejo. Para él, si bien el lenguaje es útil para actividades de supervivencia, también lo es para cortejar y sostiene que probablemente evolucionó para ello.
Como explica Miller, los animales que producen señales para comunicar cosas evolucionaron para ello porque esto aumenta la probabilidad de reproducir sus genes. Este es el principio básico de la evolución: la selección natural. Si deseas saber más sobre esto, te recomendamos nuestro informe al respecto.
En palabras simples, la idea es la siguiente. Ciertas características permiten que los individuos tengan más chances de reproducirse y pasar sus genes (con estas características) a su descendencia. Por ejemplo, un depredador que corre más rápido, tendrá más posibilidades de atrapar a su presa, por lo que tendrá más probabilidad de reproducirse y pasar sus genes. Pero, también, un ave con un plumaje más atractivo para una hembra tendrá más posibilidades de reproducirse y pasar sus genes.

De esta manera, afirma Miller, la mayoría de señales de los animales ha evolucionado para manipular a otros animales para el beneficio propio. Una serpiente colorida, por ejemplo, da razones para pensar que es venenosa, por lo que es mejor no meterse con ella. La evolución, sostiene Miller, no puede favorecer el compartir información, así como tampoco compartir comida, a menos que esto se traduzca en un aumento de chances para reproducirse.
Esto nos lleva a un problema: ¿por qué evolucionó el lenguaje entonces? Miller sostiene que para el cortejo. De hecho, como él afirma (probablemente haciendo una generalización), en los cortejos humanos se invierten muchas horas conversando antes de llegar al sexo. De hecho, él sostiene que incluso varias horas de conversación se dan antes de cualquier contacto físico.
Según Miller, el cortejo resuelve el problema con la evolución del lenguaje: hablar bien aumenta nuestras chances de reproducirnos. Probablemente, cuando el lenguaje comenzó a aparecer en nuestros ancestros, aquellos individuos que hablaban mejor tenían más éxito consiguiendo pareja. Por un lado, porque eran más efectivos cortejando cara a cara y, por otro lado, en situaciones sociales esta habilidad podía traducirse en un mejor estatus social. De esta manera, aquellos que hablaban mejor tenían mayores probabilidades de pasar sus genes a la siguiente generación. Veamos ahora otra teoría más.
El lenguaje como herramienta para establecer vínculos sociales
La teoría de Dunbar o teoría de los chismes, como él la llama, sostiene que el lenguaje evolucionó para establecer vínculos sociales. Sin embargo, su tesis es que el lenguaje evolucionó para establecer vínculos sociales con otros en un sentido más general, en reemplazo del aseo social que realizan los primates.

(Dos babuinos aseándose. Foto: Muhammad Mahdi Karim)
Como Dunbar explica, para los humanos, así como para los primates, los vínculos sociales son indispensables para la supervivencia y la reproducción. El mecanismo de los primates para crear estos vínculos es el aseo social (como vemos en la imagen de arriba). Sin embargo, este mecanismo tiene un límite máximo de vínculos que un individuo puede crear, ya que es una actividad que toma tiempo.
Según Dunbar, los primates solo pueden dedicar un 20% de su tiempo al aseo social ¿Por qué? Porque tienen que repartir su tiempo entre distintas actividades para sobrevivir. Esto les permite que sus grupos tengan un tamaño de aproximadamente 80 individuos.
Interesantemente, distintos estudios han mostrado que los humanos contemporáneos dedican aproximadamente un 20% de su tiempo a realizar interacciones sociales. Pero, en contraste con los primates, se ha visto que los grupos sociales (las personas que conocemos con las que tenemos alguna relación personal) de las personas son de aproximadamente 150 individuos; casi el doble que el de los primates.
Para Dunbar, esto es posible gracias al lenguaje. El lenguaje permitió romper la barrera de 80 individuos, ya que presenta varias ventajas sobre el aseo social. En el cuadro de abajo, podemos ver algunas de estas ventajas.

Dunbar, además, sostiene que es posible que el lenguaje se haya desarrollado más para fortalecer estos vínculos sociales, que para intercambiar información. Parte de las razones de esto es que, según varios estudios hechos tanto en sociedades tradicionales como en post-industriales,el 65% de conversaciones son casuales y no de intercambio de información.
Además, si la función del lenguaje fuera solo intercambiar información instrumental, entonces su uso diario sería bajo, mientras que en realidad lo usamos a menudo y principalmente en contextos sociales. De esta manera, la teoría de los chismes de Dunbar sostiene que el lenguaje evolucionó principalmente para establecer vínculos sociales y no solo para intercambiar información.
Evidencia encontrada sobre la función del lenguaje
Hasta el momento, hemos visto cuatro teorías sobre por qué pudo haberse desarrollado el lenguaje en los seres humanos. La más convencional es la hipótesis instrumental: evolucionó para intercambiar información. Luego, tenemos tres hipótesis sociales: la del cortejo, la de los acuerdos y la de los chismes. Pero ¿cuál tiene razón? Según Dunbar, la evidencia apunta a la suya: el lenguaje evolucionó para establecer vínculos sociales con otros miembros del grupo.
Como él explica, cada una de las hipótesis hace diferentes predicciones sobre el uso del lenguaje en distintos contextos. Por ello, podemos testear estas predicciones y ver si se cumplen.
En el cuadro de abajo, Dunbar compara lo que predice cada teoría con lo que se ha encontrado en la realidad. Como se observa, la columna de la izquierda nos ofrece ciertos enunciados sobre el uso del lenguaje. En las subsiguientes columnas, vemos las predicciones de cada teoría con respecto a ese enunciado. Por último, en la última columna tenemos lo que se observa en la realidad. De esta manera, podemos comprar qué teoría tiene más aciertos.
Por ejemplo, en el caso del primer enunciado “Diferencia de sexo en uso”, si la hipótesis instrumental fuese verdad, los hombres deberían usar más el lenguaje que las mujeres. Si la hipótesis del cortejo fuese cierta, tanto hombres como mujeres usarían lenguaje con la misma frecuencia. Sin embargo, lo que han hallado las investigaciones, afirma Dunber, es que las mujeres usan más el lenguaje que los hombres. Así, el siguiente cuadro nos ayuda a saber qué tan acertadas son las teorías sobre la razón evolutiva del lenguaje.

Como se puede observar, la única teoría que acierta a todas las predicciones es la de los chismes. De hecho, como vemos, la hipótesis instrumental, la más convencional, falla en la mayoría de los test.
Con respecto a las otras dos hipótesis sociales, Dunbar añade que no es claro por qué el lenguaje es necesario para resolver los problemas que plantean sus autores. ¿Por qué nosotros necesitamos del lenguaje para encontrar una pareja si otras especies no lo requieren? Por otro lado, hay casos de animales que viven en grupo y que forman parejas, sin necesidad de hacer un contrato. Cabe resaltar, sin embargo, que este no es un debate cerrado y que nuevas investigaciones seguramente nos enseñarán más cosas que no sabíamos sobre el lenguaje.