Por: Enterarse
Equipo de Investigación
Las enfermedades relacionadas al consumo de tabaco son uno de los mayores problemas de salud del mundo. A lo largo del siglo XX, unas 100 millones de personas murieron prematuramente por fumar tabaco y se estima que hasta mil millones de personas podrían morir durante el siglo XXI a causa del consumo de tabaco. ¿Qué es el tabaco? ¿Por qué fumar es tan dañino? ¿Cuáles son los beneficios de no fumar?
Resumen - El tabaco es una planta que posee una alta concentración de nicotina en sus hojas.- La nicotina es una sustancia adictiva que genera, entre otros, cambios en la cognición de las personas.- Se puede consumir tabaco en diferentes formas: a través de cigarrillos, cigarros, rapé, productos para mascar, etc.- Actualmente, una de cada cinco personas consume tabaco. Los países con mayor cantidad de fumadores son Kiribati (47%), Montenegro (46%), Grecia (43%), Timor (43%) y Nauru (40%).- Los países con mayor consumo de cigarrillos al día por fumador son Suriname (109 cigarrillos por día), Brunei (48.6) y Mauritania (41.8). - El consumo de tabaco, en todas sus formas, reduce la esperanza de vida del consumidor. - Incluso cuando dejamos de fumar de manera tardía, podemos obtener beneficios en nuestra salud y reducir el riesgo de muerte.
- El tabaco es una planta que posee una alta concentración de nicotina en sus hojas.
- La nicotina es una sustancia adictiva que genera, entre otros, cambios en la cognición de las personas.
- Se puede consumir tabaco en diferentes formas: a través de cigarrillos, cigarros, rapé, productos para mascar, etc.
- Actualmente, una de cada cinco personas consume tabaco. Los países con mayor cantidad de fumadores son Kiribati (47%), Montenegro (46%), Grecia (43%), Timor (43%) y Nauru (40%).
- Los países con mayor consumo de cigarrillos al día por fumador son Suriname (109 cigarrillos por día), Brunei (48.6) y Mauritania (41.8).
- El consumo de tabaco, en todas sus formas, reduce la esperanza de vida del consumidor.
- Incluso cuando dejamos de fumar de manera tardía, podemos obtener beneficios en nuestra salud y reducir el riesgo de muerte.
El tabaco es el nombre común de la planta Nicotiana Tabacum. De acuerdo con el Instituto Nacional del Cáncer de los Estados Unidos, esta planta tiene en sus hojas altas concentraciones de nicotina. La nicotina es una sustancia que causa adicción y genera cambios en la cognición, el humor y la conducta de sus consumidores.
(Nicotina Tabacum, también conocida como tabaco. Foto: Pixabay)
El tabaco debe pasar por diversos procesos antes de ser consumido. Primero, se deben cosechar las hojas del tabaco, que son la parte de la planta que presenta la mayor concentración de nicotina. Luego, estas pasan por un proceso que incluye su añejamiento y curación (reducción de humedad). Finalmente, el producto es utilizado de diversas maneras.
Existen muchas formas de consumir el tabaco. Para empezar, se puede fumar a través de productos como cigarrillos, cigarros y pipas. También se puede frotar en las encías como, por ejemplo, el tabaco para mascar. Incluso hay quienes venden tabaco en polvo, que se puede aspirar o inhalar.
(Hojas de tabaco para la venta. Foto: Reuters)
Sin importar el método que se utilice, su consumo aumenta la probabilidad de morir de manera prematura. De hecho, como explican el Instituto Nacional del Cáncer de los Estados Unidos y la Organización Mundial de la Salud, el consumo de tabaco es uno de los principales factores de riesgo para desarrollar varias enfermedades crónicas y mortales como el cáncer, las enfermedades pulmonares y las enfermedades cardiovasculares.
(Si quieres enterarte de más sobre qué es el cáncer y qué son las enfermedades cardiovasculares, te recomendamos nuestros informes al respecto)
Ahora bien, pese a que existen diversas maneras de consumir el tabaco, lo más común es fumarlo, por lo que en este informe nos centraremos en ello.
Veamos ahora la situación de los consumidores a nivel global. En el mundo, una de cada cinco personas fuma tabaco. Si lo vemos por países, los cinco países con mayor proporción de fumadores son: Kiribati (47%), Montenegro (46%), Grecia (43%), Timor (43%) y Nauru (40%).
De acuerdo con Our World in Data, proyecto de investigación alojado en la Universidad de Oxford, la prosperidad y el género influyen en los patrones de consumo de tabaco. Con respecto a lo primero, los datos muestran que los países ricos tienen una mayor prevalencia de consumidores de tabaco. Si lo vemos por género, los datos publicados por el Banco Mundial revelan que la prevalencia de consumo de tabaco es mucho mayor entre los hombres adultos que entre las mujeres adultas: 39% frente a 9% para el 2018.
Ahora bien, una cuestión importante es que el consumo de tabaco no solo se mide tomando en cuenta cuántas personas fuman en un país, sino también evaluando la intensidad con la que lo hacen. En ese sentido, los países con mayor cantidad de cigarros consumidos por fumador son: Suriname (109 cigarrillos por día), San Vicente y las Granadinas (82 por día), Brunei (49 cigarrillos por día) y Mauritania (42 cigarrillos por día). En el caso de Sudamérica, tras Suriname los países en los que los fumadores consumen diariamente más cigarrillos son Guyana (31.8), Uruguay (25.4), Paraguay (23.2), Brasil (22.8) y Argentina (19.7). En contraste, en Chile (9.2), Perú (4) y Bolivia (3.1), este indicador es bastante más bajo. En Norteamérica, Canadá es el país en el que los fumadores consumen más cigarrillos al día (27.6), seguido de Estados Unidos (22.5) y México (11.8).
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, para inicios del siglo XXI, alrededor del 33.3% de la población mundial mayor de 15 años era consumidora de alguna forma de tabaco. En el caso de los hombres, el 50% de los mayores de 15 años consumía tabaco en alguna de sus presentaciones. En cuanto a las mujeres, la prevalencia del consumo de tabaco era del 16.7%, un sexto de las mujeres mayores de 15 años. Por cada mujer que consumía tabaco, había tres hombres consumidores.
Para el 2015, la reducción de estas cifras fue considerable. Para ese año, casi un cuarto de la población mayor de 15 años era consumidora de tabaco (24.9%), una reducción de ocho puntos porcentuales aproximadamente. Aún más, el porcentaje de hombres consumidores se redujo a 40.3% y el de mujeres bajó a 9.5%. De esta manera, para el 2015 había una mujer por cada cuatro consumidores de tabaco.
Es destacable que esta reducción en el porcentaje de adultos que fuman ocurrió en casi todos los países, como podemos observar en el gráfico de abajo. Además, si bien señalamos anteriormente que la prevalencia de consumidores de tabaco está asociada con la prosperidad económica de un país, esto no significa que el porcentaje de fumadores en los países aumenta si aumentan sus ingresos. Solo quiere decir que, actualmente, es en los países de mayores ingresos en los que más se consume tabaco. En realidad, el porcentaje de fumadores está cayendo tanto en los países ricos como en los de medianos y bajos ingresos, aunque los ciudadanos de estos tres grupos de países ganen más dinero que antes.
¿Y qué hay del futuro? La Organización Mundial de la Salud proyecta que, en los siguientes años, el consumo de tabaco a nivel mundial continuará reduciéndose. Se espera que, para el 2025, la población mayor de 15 años consumidora de tabaco disminuya a 20.9%. Además, se espera que para esa fecha el porcentaje de hombres mayores de 15 años que consume tabaco sea 35.1% y que el de las mujeres caiga a menos de 7%.
Ahora bien, el grupo etario con mayor prevalencia de consumo de tabaco es el de los hombres que tienen entre 45 y 54 años. En el caso de las mujeres, la mayor concentración de consumidoras está en el grupo de edad de entre 55 y 74 años. En todos los grupos de edad, los hombres consumen más tabaco que las mujeres. Entre los de 15 a 24 años, la tasa media de consumo de tabaco ha caído de 22.6% en 2000 a 17% en 2015. Se prevé que para el 2025 se reduzca aún más hasta el 14.2%.
Si bien hasta aquí hemos observado que las tasas se han reducido sostenidamente en los últimos años, el número de las personas consumidoras apenas ha variado debido al crecimiento de la población durante esos mismos años. Para el año 2000, había 1,397 millones de consumidores y, para el 2018, se contabilizó 1,337 millones. Esta reducción de 60 millones ha sido motivada principalmente por un menor consumo entre la población femenina. En contraste, en ese mismo periodo, la cantidad de hombres consumidores subió en 40 millones a pesar de que, como mencionamos, la proporción ha disminuido.
Ya vimos las características principales del tabaco y sus patrones de consumo, ahora veremos a detalle qué causa el tabaco en nuestro cuerpo. De acuerdo con los Centros de Control de y Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos, fumar genera el deterioro de casi todos los órganos del cuerpo. Por cada persona que muere a causa de fumar, hay al menos 30 personas que viven con una enfermedad grave derivada del consumo de tabaco.
Existen enfermedades que se desarrollan a partir de cualquier forma de consumo de tabaco como las enfermedades cardiovasculares. Por ejemplo, el infarto de miocardio (ataque al corazón) y el derrame cerebral son riesgos que enfrentan todos los consumidores de tabaco. Esto es de especial importancia porque, como te contamos en nuestro informe sobre las enfermedades cardiovasculares, son la principal causa de muertes en el mundo.
Además, debemos considerar el cáncer, ya que el tabaquismo causa más de 20 tipos y subtipos de esta enfermedad. Finalmente, encontramos problemas relacionados con el embarazo. Cualquier exposición al tabaco puede producir un retraso en el desarrollo del feto, bajo peso al nacer, mayores probabilidades de nacer prematuramente y abortos espontáneos.
Si nos concentramos en el cáncer de pulmón, uno de los efectos negativos más conocidos del hábito de fumar, los fumadores tienen 22 veces más probabilidades de sufrir este tipo de cáncer en comparación con una persona no fumadora. En la ilustración de arriba podemos ver algunos de los tipos de cáncer que causa el consumo de tabaco.
Ahora bien, a las personas expuestas al humo del tabaco, pero que no son fumadoras directas, se les llama fumadores pasivos. Este grupo de personas también se ve afectado por problemas de salud a consecuencia del humo que respiran. El consumo pasivo no solo afecta a adultos, sino también a niños. En estos últimos aumenta el riesgo de muerte súbita, infecciones respiratorias, asma, retraso en el desarrollo pulmonar, entre otras afecciones.
Como observamos en el gráfico de abajo, fumar es el segundo factor de riesgo de muerte en el mundo. Solo en el 2017 estuvo asociado a la muerte de 7.1 millones de personas, según datos del informe Global Burden of Disease. Pero el humo del tabaco no solo implica un mayor riesgo de muerte para los fumadores directos, sino también para las personas expuestas de manera indirecta. El fumar de manera pasiva el humo del tabaco fue, en el 2017, como el décimo sétimo factor de riesgo de muerte más importante en el mundo. Alrededor de 1.22 millones de fallecimientos estuvieron asociados a este factor, lo cual es comparable con la cantidad de muertes relacionadas con el consumo de agua no potable. Si sumamos las muertes por fumar y por consumo pasivo del humo del tabaco, en el 2017 se perdieron 8.3 millones de vidas a causa del tabaco.
Veamos ahora una noticia positiva: si bien el consumo de tabaco incrementa el riesgo de sufrir enfermedades y puede afectar de manera irreversible la esperanza de vida de una persona, dejar de fumar tiene importantes impactos positivos en la salud.
Según el Instituto Nacional del Cáncer de los Estados Unidos, dejar de fumar tiene beneficios inmediatos para la salud relacionados con el sistema cardiaco. Por ejemplo, a los 20 minutos, disminuye el ritmo cardíaco y, de manera similar, la presión arterial comienza a regresar a niveles normales. Después de 12 horas, las concentraciones de monóxido de carbono en la sangre regresan a sus valores normales. El monóxido de carbono reduce la capacidad de la sangre para transportar oxígeno. Dentro de los primeros tres meses, se reduce el riesgo de infarto de miocardio (ataque al corazón) y mejora la función pulmonar. Durante los primeros nueve meses sin fumar, disminuye la tos, la dificultad para respirar y los episodios de sibilancia (un sonido silbante y chillón durante la respiración). Al año, el riesgo de padecer la enfermedad de las arterias coronarias es la mitad del riesgo que tiene una persona fumadora.
Según los datos de la National Health Interview Survey (NHI), recopilados a través de encuestas en los Estados Unidos, las personas que dejan de fumar reducen sus probabilidades de morir por una enfermedad relacionada con el tabaquismo de manera sustancial. Si se deja de fumar antes de los 40 años, se reduce cerca de 90% la posibilidad de morir prematuramente por enfermedades relacionadas con fumar. Si dejamos de fumar luego de los 40, pero antes de los 54, reducimos nuestra posibilidad en casi dos tercios.
Esta situación es más notoria si observamos cuánto aumenta la esperanza de vida de una persona según la edad en la que deja de fumar. Según la información de la NHI, dejar de fumar entre los 25 y 34 años aumenta nuestra esperanza de vida en 10 años. Si lo hacemos entre los 35 y 44 años, serían 9 años más. Entre los 45 y 54 años, la esperanza de vida aumenta en 6 años. Y, si dejas de fumar entre los 55 y 64 años, se espera que vivas 4 años más.
Como vemos, el consumo de tabaco, en cualquiera de sus formas, es sumamente perjudicial para la salud, por lo que causa millones de muertes cada año. Las buenas noticias son que su consumo alrededor del mundo se está reduciendo con los años y que dejar de fumar, incluso a edades avanzadas, puede mejorar nuestra salud inmediata y también nuestra esperanza de vida.