
El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es uno de los trastornos mentales más conocidos y comunes que afectan a los niños. Sin embargo, el TDAH también afecta a adolescentes y adultos. A nivel mundial, se estima que alrededor de 63 millones de personas tenían TDAH en el 2016. En el Perú, según el Ministerio de Salud, el TDAH afecta al 9.5% de la población en general. ¿Qué es el TDAH? ¿Cuáles son sus características? A continuación lo explicamos.
Resumen
- El TDAH consta de un patrón persistente de dificultades para mantener la atención con impulsividad y con hiperactividad.
- Es el trastorno del desarrollo neurológico más frecuente en la niñez. Este trastorno también se puede encontrar en los adultos.
- Los síntomas del TDAH incluyen falta de atención (por ejemplo, no poder mantener la concentración), hiperactividad (por ejemplo, exceso de movimiento) e impulsividad (por ejemplo, actos precipitados).
- El TDAH suele ser más diagnosticado en hombres que en mujeres, y más en niños que en adultos.
- Un niño con TDAH puede tener un bajo rendimiento académico, problemas de conducta y problemas sociales.
- Se desconocen las causas exactas del TDAH pero se reconoce su rol en la primera infancia.
¿Qué es el TDAH?
La Asociación Americana de Psiquiatría define al TDAH como un trastorno del desarrollo neurológico. Es decir, un trastorno que se manifiesta temprano, en la etapa de desarrollo del niño que se denomina primera infancia, a menudo antes de que ingrese a primaria.
Los psicólogos James Butcher (Universidad de Minnesota), Jill Hooley (Universidad de Harvard) y Matthew Nock (Universidad de Harvard), autores del libro “Abnormal Psychology”, caracterizan al TDAH cómo un patrón persistente de dificultades para mantener la atención y/o impulsividad y una actividad motora excesiva o exagerada.
Pero ¿en qué se diferencian una ocasional dificultad para mantenerse concentrado de un trastorno de atención? Todos hemos tenido lapsus de concentración o períodos de exceso de energía durante la infancia; sin embargo, para cumplir con los criterios del TDAH, estos problemas deben ser numerosos, persistentes y causar una inestabilidad en el funcionamiento del hogar, la escuela o el lugar de trabajo.
Según Russell A. Barkley, profesor de psiquiatría del Virginia Commonwealth University Medical Center, dedicado a investigar sobre el TDAH, este trastorno sigue siendo la etiqueta de diagnóstico más usada para niños y adultos con problemas de atención, impulsividad y actividad excesiva. Es uno de los trastornos psiquiátricos infantiles más prevalentes y representa una de las razones más comunes por las que los niños con problemas de conducta son llevados a profesionales de la salud mental en los Estados Unidos.
¿Cuáles son sus características?
Ya vimos que el TDAH se suele desarrollar en la etapa de desarrollo conocida como la primera infancia, pero puede durar hasta la adultez o recién ser diagnosticado en esta.
Ahora, suelen ser tres las características principales que presenta una persona con TDAH: la inatención y/o hiperactividad e impulsividad. Según la clasificación internacional de enfermedades (ICD, por sus siglas en inglés) de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para que se considere que una persona tiene este trastorno, estas tres características tienen que ser de un grado excesivo e inapropiado para la edad de la persona o el funcionamiento intelectual.
Primero, la falta de atención se refiere a una dificultad significativa para mantener la atención en tareas que no proporcionan alta estimulación o recompensas frecuentes. Implica actitudes como fácil distracción, problemas de organización, dificultad para escuchar a los demás, cometer errores por descuido o perder materiales.
Por otro lado, la hiperactividad se refiere a una actividad motora excesiva y dificultades para permanecer quieto, más evidente en situaciones estructuradas que requieren autocontrol conductual o paciencia.
La impulsividad implica una tendencia a actuar de inmediato en respuesta a estímulos, sin deliberación ni consideración de los riesgos y consecuencias. Implica una dificultad para regular conductas; para pensar antes de actuar.
Estos síntomas son más evidentes en situaciones que ponen a prueba la capacidad para prestar atención, restringir el movimiento, inhibir los impulsos y regular el propio comportamiento en relación con las reglas, el tiempo y el futuro.
Por último, Barkley afirma que las teorías más recientes del TDAH han considerado que los déficits en la autorregulación emocional son fundamentales para el trastorno, ya que explican la mayoría de los síntomas asociados con el desorden. Es decir, si el niño no puede autorregular emociones como la frustración, la impaciencia y la ira, probablemente le cueste autorregular sus conductas.
El TDAH en los niños y adolescentes
Durante todo el siglo XX, el TDAH ha estado asociado más a los hombres que a las mujeres debido a que los síntomas son más notorios en los primeros, sobre todo más en la infancia que en la adultez. Esta diferencia de género hace que las mujeres con TDAH pasen desapercibidas y no sean llevadas a un psicólogo hasta que los síntomas son más graves. Sucede que en las mujeres se suele dar el TDAH con mayor prevalencia en la atención que en la hiperactividad (y en los hombres al revés) y eso hace que sea más difícil de diagnosticar. Un niño hiperactivo es más notorio que una niña distraída.
Ahora, como mencionamos al inicio, es normal que a los niños les cueste concentrarse y comportarse bien de vez en cuando. Sin embargo, los niños con TDAH no dejan esas conductas atrás a medida que crecen. A menudo obtienen menor puntaje en pruebas de coeficiente intelectual y tienen un menor rendimiento académico. Esto sucede en parte por sus problemas de comportamiento, pero el bajo rendimiento también ocurre por no lograr realizar las actividades en el tiempo establecido o por altos niveles de ansiedad.
En general, estos síntomas dificultan el aprendizaje y afectan la capacidad para leer o aprender materias escolares básicas. En este sentido, los niños y adolescentes con TDAH corren un mayor riesgo de tener problemas escolares, incluida la suspensión y la repetición de un grado.
Además de los problemas académicos, los síntomas del TDAH también pueden provocar un deterioro social. Los niños hiperactivos a menudo tienen grandes dificultades para llevarse bien con sus padres porque no obedecen las reglas. Sus problemas de conducta también pueden hacer que sus compañeros los vean de forma negativa, sobre todo por el rasgo de impulsividad.
El TDAH en los adultos
Por otro lado, según los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) el TDAH puede durar hasta la edad adulta. Algunos adultos no saben que lo tienen y nunca se les ha diagnosticado. Los síntomas pueden causar dificultades en el trabajo, en el hogar o en las relaciones interpersonales. Además, los síntomas pueden agravarse cuando aumentan las exigencias en la adultez y suelen irse más hacia el polo de la inatención, mientras que la hiperactividad disminuye.
Butcher y los demás señalan que la falta de atención es el síntoma de un 95% de los casos totales de adultos con TDAH en Estados Unidos, mientras que un 35% se caracteriza por hiperactividad.
Si se experimentan problemas de funcionamiento psicológico o social, es recomendable ir donde un profesional de la salud mental para el correcto diagnóstico y tratamiento. El TDAH en la adultez se trata con medicamentos, psicoterapia o una combinación de ambos. Las estrategias de manejo del comportamiento, como las formas de minimizar las distracciones y aumentar la estructura y la organización, y la participación de los miembros de la familia inmediata también pueden ser útiles.
¿Qué causa el TDAH?
Según la Asociación Americana de Psiquiatría, aún no se ha identificado las causas específicas del TDAH, pero sí existe evidencia de que la genética contribuye a su desarrollo. Por ejemplo, en Estados Unidos, tres de cada cuatro niños con TDAH tienen un familiar con el trastorno.
Aparte de la herencia genética, también se sabe que es poco probable que los patrones de interacción familiar en la primera infancia causen TDAH, pero pueden influir en su curso o contribuir al desarrollo secundario de otros problemas de conducta. Por ejemplo, la falta de una estructura en el hogar por parte de los padres podría llevar a deficiencias en la autorregulación del niño, lo que podría generar tendencias al desorden.
Algo importante para resaltar es que los resultados de investigaciones no respaldan las opiniones populares de que el TDAH se origina por comer demasiado azúcar, ver demasiada televisión, por las técnicas de crianza o por factores sociales y ambientales, como la pobreza o el caos familiar. Por supuesto, muchas cosas, incluidas estas, podrían empeorar los síntomas, pero no hay suficientes datos como para concluir que causan TDAH.
Según Barkley, los puntos de vista actuales sobre las causas del TDAH enfatizan su naturaleza en el desarrollo neurológico y los roles dominantes que desempeñan los factores neurológicos genéticos y no genéticos.
Tratamiento o manejo del TDAH
En la mayoría de los casos, el TDAH se trata con una combinación de terapia cognitivo-conductual y/o terapias de aprendizaje para desarrollar habilidades y medicación para manejar los síntomas. Todo esto bajo la supervisión de profesionales de la salud mental. Para los niños en edad preescolar (4-5 años de edad), se recomienda la terapia conductual, en particular la capacitación de los padres, como primera línea de tratamiento antes de probar la medicación.
Estar saludable es importante para todos los niños y puede ser especialmente importante para los niños con TDAH. Además de la terapia conductual y la medicación, tener un estilo de vida saludable puede hacer que sea más fácil lidiar con los síntomas del TDAH.
Además de tener estructura en el hogar se recomienda desarrollar hábitos alimenticios saludables y participar en actividad física diaria según la edad. Limitar la cantidad diaria de tiempo en pantallas como televisores, computadoras, o celulares, y dormir la cantidad recomendada de sueño también son algunas recomendaciones para aprender a autorregularse.