Por: Enterarse
Equipo de Investigación
Tener cólicos durante el periodo menstrual es algo común. Sin embargo, cuando el dolor pélvico es más grave de lo habitual y además aumenta con el tiempo podríamos estar hablando de endometriosis. ¿Qué es la endometriosis y por qué es importante saber de ella?
La función del endometrio es ser el lugar donde el embrión se implante, se nutra y se pueda dar un embarazo. Si no hay embrión, este tejido se descompone y desciende como sangre. De hecho, el sangrado que se ve durante la regla se compone de este tejido endometrial.
Lo que sucede en pacientes con endometriosis, según Mayo Clinic, es que un tejido similar al endometrio comienza a crecer fuera del útero. Entonces, cada mes, este tejido mal ubicado responde a los cambios hormonales del ciclo menstrual acumulándose y descomponiéndose al igual que lo hace el endometrio, causando inflamación y dolor.
Debido a que no tiene forma de salir del cuerpo, el tejido queda atrapado en lugares como los ovarios, las trompas de Falopio, la cavidad pélvica o la abdominal. Es raro que el tejido se extienda más allá de esta región, pero no es imposible. Hay casos en los que se extiende incluso a la piel.
Además de consecuencias como dolor y fatiga, la infertilidad es la mayor complicación que trae esta afección. Aunque no hay cura definitiva, la endometriosis se puede tratar con cirugía o con medicamentos hormonales que la controlen.
Sin embargo, el costo real es aún mayor. Según Sanjay Agarwal, y otros ginecólogos y obstetras de distintas universidades y países, las mujeres con endometriosis experimentan una disminución en la calidad de vida, una mayor incidencia de depresión, efectos adversos en las relaciones íntimas, limitaciones en la participación en las actividades diarias, reducción de la actividad social, pérdida de productividad e ingresos asociados, mayor riesgo de enfermedad crónica y costos de salud significativos.
Debido a todos estos problemas, considerando los costos en salud pública para los países, los ginecólogos y obstetras del estudio citado hacen un llamado a la necesidad de mejorar los tratamientos y los diagnósticos.
Asimismo, para Krina Zondervan, profesora de Epidemiología Genómica en la Universidad de Oxford y miembro de la Junta de la Sociedad Mundial de Endometriosis, desde hace mucho tiempo se necesita educación y acción sobre la endometriosis. ¿Por qué? La afección tiene una alta prevalencia, se estima que afecta al 10% de las mujeres en edad reproductiva, lo que se extrapola a aproximadamente 190 millones de mujeres en todo el mundo. Sin embargo, no existen datos precisos, ya que es difícil identificar y establecer un diagnóstico definitivo.
El problema es que los estándares de práctica actuales se basan principalmente en la laparoscópica para un diagnóstico definitivo antes de comenzar la terapia y esto, con frecuencia, da como resultado un retraso prolongado entre el inicio de los síntomas, el diagnóstico y el tratamiento posterior. Generalmente, un diagnóstico preciso demora entre 4 a 11 años desde el inicio del primer síntoma hasta el diagnóstico quirúrgico.
Es por ello que Mike Armour, de la Universidad de Western Sydney, Cecilia Ng, de la UNSW Sydney, y Mathew Leonardi, de la Universidad de Sydney, en un artículo recientemente publicado en The Conversation, postulan que ya no es necesaria la cirugía para el diagnóstico. Esto lo explicaremos más adelante. Veámos ahora los síntomas.
Específicamente, los signos y síntomas comunes de la endometriosis incluyen los siguientes:
- Dismenorrea o periodos dolorosos
- Dispareunia o dolor al tener relaciones sexuales
- Dolor al defecar o al orinar (síntomas similares a una cistitis)
- Sangrado excesivo
- Infertilidad
- Fatiga
Otros síntomas también pueden ser depresión o ansiedad, diarrea, estreñimiento, hinchazón o náuseas, especialmente durante los periodos menstruales.
Por otro lado, la endometriosis puede confundirse con otras afecciones que causan dolor pélvico como la enfermedad inflamatoria pélvica (EIP) o los quistes ováricos. También puede confundirse con el síndrome de colon irritable o este mismo puede acompañar a la endometriosis, lo que puede complicar el diagnóstico.
Por ejemplo, en la endometriosis mínima, pueden haber pequeñas lesiones e implantes endometriales superficiales en el ovario. En cambio, la etapa más grave de la endometriosis implica implantes profundos en el revestimiento pélvico y los ovarios, además, puede haber lesiones en las trompas de Falopio, la vejiga y los intestinos.
Ahora, la intensidad del dolor no es necesariamente un indicador del estado de la endometriosis o del riesgo de infertilidad. Es decir, algunas personas en la etapa leve sienten un dolor tremendo, mientras que otras en la etapa severa pueden ser asintomáticas.
Según Mayo Clinic, entre un tercio y la mitad de las mujeres con endometriosis tienen dificultad para quedar embarazadas. Lo que sucede es que el tejido puede obstruir las trompas de falopio e impedir que el óvulo y el espermatozoide se unan. También puede afectar la fertilidad de formas menos directas, como dañar el esperma o el óvulo.
Aunque la endometriosis dificulta el quedar embarazada, muchas mujeres con endometriosis mínima, leve o moderada pueden quedar embarazadas sin ayuda y tener bebés sanos. Ahora, cuando existen problemas de infertilidad, estos pueden ser solucionados temporalmente, ya que existen cirugías y tratamientos que pueden restaurar la fertilidad. Sin embargo, la endometriosis no tiene cura, esto significa que a pesar de haber retirado los tejidos, estos pueden volver a crecer tiempo después.
Por ello, los médicos a veces aconsejan a las mujeres con endometriosis que no demoren en tener hijos porque la afección puede reaparecer y porque la condición empeora con el tiempo, lo que reduce las probabilidades de un embarazo. Aunque la endometriosis no se involucra con el desarrollo del bebé, sí podría aumentar algunas complicaciones en el embarazo. Además de los posibles abortos espontáneos, los bebés de pacientes con endometrosis pueden nacer prematuramente.
Otra teoría sugiere que el tejido endometrial puede viajar e implantarse a través de canales sanguíneos o linfáticos, de manera similar a como se diseminan las células cancerosas. Por último, una tercera teoría sugiere que las células en cualquier lugar pueden transformarse en células endometriales.
Según John Hopkins Medicine, la endometriosis también puede ocurrir, por ejemplo, como resultado de un trasplante directo en la pared abdominal después de una cesárea. Además, parece que ciertas familias pueden tener factores genéticos predisponentes a la enfermedad.Ahora, si bien cualquier mujer puede desarrollar endometriosis, existe mayor posibilidad de presentar la enfermedad si se tiene alguno de los siguientes factores de riesgo:
- Uno o más familiares (madre, tía o hermana) con endometriosis
- Comenzar el periodo a una edad temprana
- Pasar por la menopausia a una edad avanzada
- No haber dado a luz
- Ciclos menstruales cortos, es decir, menos de 21
- Periodos menstruales intensos que duran más de siete días
- Tener niveles más altos de estrógeno en el cuerpo o una mayor exposición durante toda la vida al estrógeno que produce tu cuerpo
- Bajo índice de masa corporal
- Cualquier afección médica que impida el paso normal de sangre del cuerpo durante los periodos menstruales, por ejemplo, himen imperforado
- Trastornos del aparato reproductor
Para muchas mujeres, el camino hacia el diagnóstico de endometriosis es largo y costoso, plagado de barreras y diagnósticos erróneos. Un diagnóstico preciso demora entre 4 a 11 años, que es demasiado tiempo si los síntomas son dolores intensos que impiden tener una vida con normalidad.
Históricamente, la cirugía laparoscópica ha sido y sigue siendo la forma de obtener un diagnóstico quirúrgico preciso. Sin embargo, esta es una forma muy costosa e invasiva de diagnosticar, además, no es un tratamiento en sí mismo. El tejido se puede extraer en el mismo procedimiento, eliminando el dolor, reduciendo la infertilidad y mejorando la calidad de vida, pero después se necesita comenzar un tratamiento para que este no vuelva a crecer.
Es por ello que Agarwal y otros proponen que también es posible realizar diagnósticos clínicos; es decir, identificar la enfermedad en función de los signos y síntomas que tiene un paciente, con base en el historial de familia, en las características del ciclo menstrual, exámenes físicos y exámenes de imagen como ecografías, resonancias o ultrasonido.
Cabe resaltar que este nuevo paradigma de diagnóstico no minimiza la laparoscopia como herramienta de diagnóstico quirúrgico cuando los signos clínicos son inciertos o sugieren una patología distinta. A veces es necesario entrar para ver exactamente lo que hay. Más bien, el diagnóstico clínico busca que el diagnóstico de la endometriosis sea más accesible, reduciendo el impacto negativo de la endometriosis no diagnosticada y no tratada en la vida de las mujeres.
Cada vez se reconoce más que las enfermedades crónicas como la endometriosis generan un deterioro acumulativo a lo largo de la vida, limitando las elecciones de vida, incluida la educación, la carrera y la familia. Un diagnóstico temprano que no requiera costear o esperar a una cirugía podría ayudar a aliviar el malestar de muchas mujeres.
Una vez que se obtiene el diagnóstico preciso, los tratamientos pueden ser con medicamentos hormonales, antiinflamatorios, anticonceptivos, o analgésicos. Todos deben ser recetados y monitoreados cuidadosamente para evitar efectos secundarios.
En general, los tratamientos médicos para la endometriosis se centran en reducir el estrógeno o aumentar la progesterona para alterar los entornos hormonales que promueven el crecimiento del tejido. Sin embargo, ninguno de estos tratamientos erradica la enfermedad y los síntomas pueden reaparecer después de la interrupción del tratamiento. Aproximadamente, el 50% de las mujeres con endometriosis tiene síntomas recurrentes durante un periodo de 5 años, independientemente del enfoque de tratamiento. Si no hay un tratamiento y seguimiento constante, la endometriosis vuelve a crecer.
En conclusión, la endometriosis puede tener un impacto profundo en la vida de las mujeres por el dolor, la infertilidad, la disminución de la calidad de vida y la interferencia con las actividades diarias y las relaciones. El primer paso para aliviar estas secuelas adversas es diagnosticar y para ello es necesario reconocer que un dolor menstrual severo y progresivo no es común.