Los alimentos transgénicos u OVM y su impacto

por 4 Jun, 2019

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Los transgénicos, productos modificados genéticamente, son bienes controvertidos. Muchos resaltan sus beneficios, mientras que otros sostienen que son peligrosos para nuestra salud. A continuación, te explicamos lo que necesitas saber sobre ellos.

Resumen
  • Los transgénicos son productos modificados genéticamente por medio de la ingeniería genética con el fin de obtener beneficios. Uno de los principales usos de los productos transgénicos es en la agricultura.
  • Los cultivos transgénicos son diseñados para resistir plagas de insectos o para resistir el uso de herbicidas, lo cual redunda en un más eficiente del suelo y mayores cosechas.
  • Los estudios realizados sobre el impacto de estos alimentos en la salud humana han brindado evidencia fuerte para creer que no son dañinos para la salud.
  • Por último, si bien el Perú tiene una ley que impide el ingreso de estos alimentos para el cultivo o crianza, sí ingresan para el consumo humano.
¿Qué son los transgénicos?

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), llamamos transgénicos a los organismos vivos modificados (OVM) genéticamente. Estos organismos pueden ser plantas, animales o microorganismos como bacterias, cuyo material genético ha sido modificado.

¿Qué significa que hayan sido modificados genéticamente? Si bien esto puede sonar peligroso, es algo que los seres humanos hemos hecho de manera natural por mucho tiempo.

Foto: Warut Roonguthai

Tal es el caso de los plátanos que fueron domesticados hace 7 mil años. Los plátanos salvajes contienen usualmente semillas grandes, que hacen que sea muy difícil comerlos. En la imagen de arriba, podemos a una banana silvestre y hacernos una idea de lo difícil que era consumirlas. A través del criado selectivo (cruce de especies), los agricultores desarrollaron bananas con semillas no fértiles diminutas. 

Sin embargo, sin saberlo, lo que estaban haciendo es seleccionar bananas con ciertos genes que producían este tipo de semillas pequeñas. La modificación genética no es, por tanto, algo que no hayamos venido haciendo desde hace miles de años.

De hecho, la modificación genética es un proceso que ocurre naturalmente. La reproducción implica, necesariamente, modificación genética. El ADN de un hijo es producto de la combinación de los genes de los padres. La diferencia con los OVM es que se elige específicamente qué características son las que se modifican.

Los OVM tienen una definición especial. Según la Administración de Alimentos y Drogas (FDA por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos, un OVM es un animal o planta que ha sido creado a través de la ingeniería genética. En otras palabras, es un organismo al cual se le ha modificado el ADN, pero no por medio del cultivo selectivo, sino por medio de la biotecnología para que tenga ciertas características.

¿Cómo se hacen los transgénicos?

Para hacer un OVM, se usan técnicas de ingeniería genética para transferir los genes de un organismo a otro. Por ejemplo, se pueden transferir los genes de una bacteria a una planta. Pero ¿cómo hacen esto?

El primer paso es identificar un organismo con una característica que permita resolver un problema. Por ejemplo, se puede extraer el material genético de una bacteria que genera una sustancia tóxica para los insectos que comen cultivos.

Una vez que se tiene el material genético deseado, debemos insertarlo en el ADN del organismo que se quiere mejorar: por ejemplo en las semillas de una planta, de tal forma que la planta genere la sustancia insecticida. Para insertar el material genético en la semilla, existen distintas técnicas.

Una primera técnica es la biolística. Si bien suena complicado, es simplemente una forma de decir cañón de genes. Lo que hacen es disparar a gran velocidad pequeñas microesferas de oro o tungsteno recubiertas de ADN. Estas esferas atraviesan la pared celular y con suerte el material genético se integra al ADN de las células de la semilla.

Otra técnica que se puede usar es insertar el material genético a través de una bacteria. Por ejemplo, se utiliza una bacteria llamada Agrobacterium tumefaciens, que invade naturalmente las semillas y altera las plantas insertando su propio ADN. Lo que hacen es modificar el ADN de la bacteria con las características deseadas, para que luego esta bacteria copie su material genético en las semillas de las plantas. Usar bacterias para modificar el ADN de un organismo puede sonar peligroso. Sin embargo, los humanos tenemos naturalmente bacterias en nuestro cuerpo y muchas de ellas son beneficiosas para nosotros.

Uso de los transgénicos

Según la Academia Nacional de Ciencias, Ingeniería y Medicina de EEUU, parte de los beneficios de usar cultivos transgénicos es que son más baratos, tienen mayores niveles nutricionales y también mayor durabilidad. De hecho, una de las ventajas que tienen este tipo de cultivos es que, a través de la ingeniería genética, se aumenta su resistencia hacia agentes dañinos como los insectos y los herbicidas.

Uno de los principales beneficios de los OVM es la posibilidad de proteger a los cultivos contra las plagas de insectos. Para ello, incorporan en el código genético de las plantas un gen de la bacteria Bacillus thuringiensis. Este gen le permite a la planta generar una toxina que ataca a los insectos, pero que es seguro para el consumo humano, como explica la institución citada.

En Bangladesh, la berenjena es un cultivo importante. Sin embargo, muchos cultivos eran completamente erradicados por plagas de insectos. Esto obligó a los agricultores a usar insecticidas para prevenir la pérdida de sus cultivos. Esta medida no solo era costosa para ellos, sino que en muchas situaciones se enfermaban por el uso de estos. En el 2013, no obstante, se introdujo una berenjena modificada para resistir las plagas de insectos. Esto no solo redujo el uso de pesticidas en un 80%, sino que los agricultores aumentaron sus ganancias.

Por otro lado, los OVM contribuyen a tener mejores cosechas. Esto se traduce en un mayor volumen de cosecha por menos tierra utilizada. Por ejemplo, en el siguiente metaestudio ―que revisó 6 mil estudios a lo largo de 20 años― se determinó que el uso de maíz modificado genéticamente aumentó la cosecha en un promedio de 10.1%. De hecho, dependiendo del país, el aumento de cosecha podría variar, entre 6% a 25%. Pero además se determinó que estas cosechas tenían menos toxinas que causan problemas de salud.

Por otro lado, en Brasil, en el 2015 se aprobó el uso de eucaliptos modificados genéticamente para aumentar la producción. Esto aumentó la producción de madera en un 20% y redujo el tiempo de maduración de 7 a 5.5 años.

Otro caso sumamente interesante es el uso de un hongo transgénico para disminuir la población de mosquitos que causan la malaria. Científicos de la Universidad de Maryland y del Instituto de Investigación de la Salud de Burkina Faso modificaron el código genético de un hongo que infecta naturalmente a los mosquitos (y no a otros insectos como la abeja). Ellos incluyeron genes de una araña australiana para que este hongo produzca el mismo veneno que la araña una vez que haya infectado a los mosquitos. Los experimentos mostraron que la población de mosquitos se reduce en un 99% tras 45 días de haber sido expuesta al hongo modificado.

Por último, los OVM también permiten introducir genes en las plantas para que resistan el uso de herbicidas. Los agricultores usan herbicidas para matar a las hierbas malas que amenazan sus cultivos. Sin embargo, estos pueden dañar también su cosecha. Por ello, algunos cultivos modificados genéticamente son resistentes a los herbicidas. De esta manera, los agricultores pueden hacer uso de estos sin preocuparse por dañar sus cultivos.

¿Es peligroso el uso de transgénicos para la salud humana?

Si bien los OVMs tienen beneficios indiscutibles, mucha gente tiene preocupaciones sobre cómo podrían afectar la salud humana. Las principales preocupaciones se dan por miedo a que las modificaciones genéticas causen problemas como alergias, mayor probabilidad de cáncer o que los alimentos contengan algún tipo de componente que dañe la salud.

Con respecto a los alergenos, los alimentos OVMs son evaluados para corroborar que no tengan sustancias que puedan causar alguna reacción alérgica. Por el contrario, los alimentos cultivados con métodos tradicionales no son probados de esta manera.

Por otro lado, con respecto a la posibilidad de que los OVM contribuyan al desarrollo de cáncer en las personas, la Academia Nacional de Ciencias de EEUU explica que, desde que empezó el consumo de OVMs, los patrones estadísticos de cáncer no parecen evidenciar un incremento que se pueda atribuir a los transgénicos.

Por último, la Academia Nacional concluye que los estudios realizados hasta el momento no han podido vincular los OVMs a alguna enfermedad o condición crónica que afecte a los seres humanos. Por el contrario, se ha evidenciado que el uso de OVMs es beneficioso para la salud humana de manera indirecta, porque por medio de su utilización se reduce el uso de insecticidas en los cultivos.

Impacto ambiental de los transgénicos y biodiversidad

Otra preocupación con respecto a los transgénicos es su efecto en la biodiversidad, pues se ha encontrado evidencia de organismos con genes transgénicos en poblaciones de vegetación no transgénica. En otras palabras, semillas OVMs han llegado de alguna manera a cultivos que no son de esta clase. Por ello, algunas personas temen que la biodiversidad se vea afectada. ¿Por qué esto es un problema?

Según un artículo publicado por Science in the News, organización perteneciente a la Universidad de Harvard, la diversidad genética en una población (ya sea de plantas o animales) es sumamente importante. Mientras más diversa es una población, es más probable que sus individuos sobrevivan condiciones desfavorables, en comparación con poblaciones de individuos con baja diversidad genética.

Un gran ejemplo de por qué la diversidad genética es importante es el caso de la hambruna en Irlanda a mediados del siglo XIX. En esta época, la alimentación de la población irlandesa dependía principalmente del cultivo de papas.

Sin embargo, las papas cultivadas en Irlanda no eran sembradas usando semillas, sino plantando secciones de una “papa padre”. En otras palabras, los irlandeses no esperaban que las papas se reproduzcan, sino que plantaban secciones de papas para que crezcan. Esto trajo como consecuencia que no haya intercambio de genes en la población de papas: todas eran clones y contenían el mismo material genético.

La falta de diversidad genética produjo que una epidemia de Tizón de la papa erradique la población entera del producto. Esto sucedió porque todas las papas eran iguales y no había individuos con genes resistentes a esta enfermedad.

El problema con los cultivos OVMs es que, al poder mezclar sus genes con plantas convencionales y al ser más resistentes y tener más chance de reproducirse, algunos piensan que poco a poco sus genes se irán imponiendo. De esta manera, las poblaciones serían cada vez más homogéneas y se iría perdiendo la diversidad genética.

Sin embargo, las investigaciones actuales no han encontrado efectos negativos relacionados a esto. Por ejemplo, un estudio de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos concluyó que, a pesar de que se han encontrado genes de transgénicos en poblaciones no modificadas, no se han encontrado casos que muestren que haya efectos negativos en el medio ambiente. Además, este informe también sostiene que no se encontró evidencia de algún efecto negativo por la reproducción de plantas convencionales con OVMs.

Por otro lado, el siguiente meta estudio concluyó que los cultivos modificados produjeron que la actividad agrícola tenga un impacto positivo en la biodiversidad. Esto debido a que se reduce el uso de insecticidas, herbicidas y se necesita menos terreno para producir.

Situación de los transgénicos en el mundo

Si bien hay algunos países, como el Perú, que aún no producen ni cultivan esta clase de productos, los transgénicos se utilizan ampliamente alrededor del mundo. El siguiente mapa muestra la cantidad de tierras usadas para cultivar productos transgénicos.

Según la Royal Society, en el 2015, 28 países cultivaron en total 179.7 millones de hectáreas, lo cual representa el 10% de todas las tierras arables del mundo.

De estos países que cultivan transgénicos, Estados Unidos es el principal productor, seguido por nuestros vecinos Brasil y Argentina. De hecho, Estados Unidos destina cerca del 40% de sus tierras arables al cultivo de OVMs.

Veamos Brasil y Argentina. Los principales cultivos OVMs de estos países son maíz y soya aunque estos no son usados para el consumo humano, sino para alimentar animales. Sin embargo, las personas sí consumen la carne, leche y huevos que provienen de estos animales.

Actualmente, solo algunos productos transgénicos son consumidos por humanos. Por ejemplo, en EEUU se comen tomates, papayas y calabazas transgénicas. China también es un país donde se consumen tomates y papayas de este tipo, pero además se consume pimienta dulce modificada. Por otro lado, en Bangladesh se consume berenjenas transgénicas.

Sin embargo, es importante explicar que el cultivo de OVMs aún es controversial en muchos países, especialmente en Europa. Si bien la producción de estos productos no está prohibida en ese continente, en Francia, uno de los países más importantes por sus productos agrícolas, el cultivo de OVMs está prohibido, aunque está permitida la importación de alimentos de esta clase para el ganado. Pero, ¿cuál es la situación del Perú con respecto a estos cultivos?

Situación de los transgénicos en el Perú

En el Perú, el Congreso de la República aprobó en el 2011 la ley que establece la Moratoria al ingreso y producción de los OVMs. Esta ley impide el ingreso y producción de transgénicos con fines de cultivo o crianza en el territorio nacional. Esta ley fue extendida luego hasta el 2035. En otras palabras, en el Perú está prohibido que ingresen estos productos para ser cultivados o criados (como el caso de los peces).

Sin embargo, si bien en el Perú no pueden ingresar estos productos para ser cultivados, sí entran productos transgénicos para el consumo. Por ejemplo, el aceite de soya, que es consumido por el 95% de la demanda, es 100% de origen transgénico. Por otro lado, el maíz usado para alimentar a los pollos que consumimos es en parte importado y, muchas veces, este es de origen transgénico. Esto evidencia que, a pesar de que aún no se producen cultivos a base de transgénicos en nuestro país, sí somos consumidores de estos alimentos.

Equipo de Investigación

Área de investigación de Enterarse.com

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