
En nuestros días, la imagen más difundida de los vikingos es la de guerreros dedicados al saqueo, las matanzas y la destrucción durante la Edad Media. Si bien parte de esta historia es cierta, lo que no muchas personas conocen es que los vikingos fueron también grandes exploradores, comerciantes y políticos que cambiaron profundamente la sociedad europea. A continuación, te contamos más sobre ellos y sobre la época que muchos han llamado “la era de los vikingos”.
Resumen
- En la historia de Europa se denomina como “era de los vikingos” a la época entre finales del siglo VIII y el siglo XI d.C. Sin embargo, muchos historiadores no están de acuerdo sobre la duración de este periodo; aunque hay consenso en que la expansión de los pueblos escandinavos marcó el inicio de la era de los vikingos.
- La expansión de los vikingos fuera de su territorio tuvo dos etapas: en la primera, el saqueo; y en la segunda establecer asentamientos.
- La palabra vikingo, actualmente, se refiere a los escandinavos de la época medieval, pero es una definición contemporánea.
- Originalmente, la palabra escandinava “vikingo” se refería a saqueadores que provenían del mar. En ese sentido, no todos los escandinavos eran vikingos.
- Los vikingos eran en su mayoría granjeros, comerciantes y aristócratas que, en un primer momento, invadieron territorios europeos en busca de riquezas.
- Si bien los vikingos atacaron y saquearon diversas zonas de Europa, a la larga establecieron ciudades que promovieron el comercio y el desarrollo urbano.
¿Qué fue la Era de los vikingos?
En informes anteriores hemos hablado sobre la primera parte de la Edad Media, conocida también como Antigüedad Tardía (siglo V al VIII), y la época del Imperio carolingio, que duró aproximadamente del siglo VIII al IX a.C. En este informe, revisaremos el periodo que algunos investigadores llaman la Era Vikinga.
¿Qué fue la época vikinga? Como explican los profesores Angus Somerville (lengua y literatura) y Andrew McDonald (historia) de la Universidad de Brock, esta época refiere a un periodo de la historia de Europa entre finales del siglo VIII y mediados del siglo XI. La época vikinga se caracterizó por la presencia y expansión de los vikingos por el territorio europeo, pero también por el círculo ártico, el norte del Mediterráneo e incluso el norte de Norteamérica.

Como explican los autores señalados, las fechas en que comienza y termina este periodo están aún sujetas a debate académico. Por ejemplo, tradicionalmente se consideraba el inicio de esta época en el año 793, tras el primer ataque registrado de los vikingos al monasterio de Lindisfarne, ubicado en Inglaterra. Sin embargo, como señala Julian Richards, arqueólogo de la Universidad de York, actualmente contamos con evidencia de contactos anteriores entre los vikingos y la sociedad europea, por lo que la época vikinga podría haber empezado antes. Asimismo, tampoco hay un consenso sobre cuándo terminó.
Independientemente de los límites difusos de este periodo, lo cierto es que fue una era compleja en la que hubo múltiples cambios. Como señalan Somerville y McDonald, incluso podemos hablar de diferentes momentos dentro de esta época. Por ejemplo, las incursiones vikingas en territorios europeos a finales del siglo VIII e inicios del IX fueron pequeñas y desorganizadas. Sin embargo, ya para mediados del siglo IX se empezaron a organizar mejor y fueron mucho más grandes.
De la misma manera, a mediados del siglo XI, los vikingos se empezaron a establecer en territorios europeos, principalmente en Inglaterra, pero también en Francia. Para finales de dicho siglo, Inglaterra fue objeto de varias expediciones vikingas que tenían por finalidad cobrar tributos a los ingleses y conquistar territorios. Por otro lado, las pequeñas sociedades regionales de escandinavia empezaron a volverse los Estados modernos de Dinamarca, Noruega y Suecia.
Asimismo, hacia el final de la Época Vikinga, se intensificaron las relaciones comerciales y diplomáticas de los vikingos con los europeos, lo que los puso en contacto con el cristianismo. Para el final de esta época, los vikingos habían cambiado el rostro de buena parte de Europa y, al mismo tiempo, el suyo también.
¿Quiénes fueron los vikingos?
Lo primero que debemos saber es que, en realidad, en la Europa medieval no era común usar el término “vikingo”. Julian Richards señala que no era usado en ningún país que sufrió ataques vikingos y que solo lo encontramos tres veces en textos de inglés antiguo. Es más, según este académico, las personas de la época se referían a los invasores nórdicos de una serie de maneras: paganos (como pagans o heathens en inglés), hombres del norte, daneses, Rūs, piratas, etc.
Probablemente, el término vikingo tenga relación con este último concepto: pirata. Para la gente de la Europa medieval, el término vikingo era usado para describir a un asaltante proveniente del mar (en otras palabras un pirata) y, en ese sentido, no se aplicaba a toda una sociedad, sino a un grupo reducido de personas.
Asimismo, ser un vikingo era, como dicen Somerville y McDonald, “un trabajo de medio tiempo”. Realmente, no se podía ser siempre vikingo, o “vikingo a tiempo completo”, debido a que esta actividad solamente se podía realizar durantes ciertas estaciones (por cuestiones del clima). De este modo, la actividad de ser vikingo era realizada estacionalmente por granjeros, pescadores, mercantes, caciques y aristócratas para complementar sus ingresos y ganar fama.
A pesar de lo anterior, actualmente se llama “vikingos” a todas las personas que vivieron en Escandinavia entre finales del siglo VIII y el siglo XI; no solo a aquellos que realizaban actividades piratas. Escandinavia es una parte del norte de Europa, donde actualmente se encuentran los países de Noruega, Suecia y Dinamarca. En el mapa de abajo podemos ver dónde vivieron inicialmente las personas que actualmente denominamos vikingos.

¿Por qué los vikingos atacaron Europa?
Para entender por qué los vikingos atacaron Europa, es necesario conocer un poco más sobre su sociedad. Como nos dice Richards, los vikingos no se identificaban a sí mismos como habitantes de ciertos lugares, es decir, que no se sentían parte de una nación. Más bien, se veían como seguidores de ciertos líderes guerreros. Así, en la sociedad vikinga de finales del siglo VIII, más que ser danés, noruego o sueco, uno podía ser seguidor de Olaf, Svein, Ragnar, Thorkel o Cnut. Aun así, los escandinavos compartían la misma lengua, llamada nórdico antiguo por los lingüistas, y tenían una cultura, arte y religión comunes.
Cabe resaltar que durante la época vikinga los países escandinavos no existían. Mientras que en la Europa continental y en el territorio que ocupa hoy Inglaterra existían reinos con reyes cristianos, en Escandinavia existían sociedades con estructuras tribales gobernadas por aristócratas y un cacique o líder guerrero; los países escandinavos contemporáneos aún estaban lejos de formarse.
Según Richards, el poder en estas sociedades estaba basado en una economía basada en el intercambio de regalos. Así, en algunos textos literarios escandinavos conocidos como sagas, los líderes son caracterizados por dar anillos de plata a sus seguidores como recompensa. De hecho, los arqueólogos han encontrado tesoros con artículos de plata en los establecimientos vikingos y en las zonas donde realizaron incursiones.
Las incursiones vikingas
Según el reconocido historiador de los vikingos, Peter Sawyer, quien enseñó historia en diversas universidades, las primeras incursiones vikingas registradas por escrito fueron a las islas británicas. La más conocida es el saqueo al monasterio de la isla de Lindisfarne en el 793 d.C. En los años siguientes, los vikingos atacaron otras zonas del actual territorio de Inglaterra.
El primer saqueo registrado en Europa continental fue en el 799, en el monasterio isleño de San Filiberto en Noirmoutier (isla francesa en el Océano Atlántico). Para el 840, flotas vikingas habían penetrado Europa a través de los ríos Loira (en la actual Francia), Sena (actual Francia) y Rin (actuales Alemania, Suiza, Países Bajos, Francia).
Estas incursiones se extendieron en territorios bastante lejanos a Escandinavia, llegando a la Península Ibérica (zona de las actuales España y Portugal). Por ejemplo, en el 844, una flota de 54 barcos atacó Sevilla y Lisboa. Más tarde, entre los años 850 y 860, se registró que una flota de 60 barcos, liderados por Bjorn Ironside, atravesó el estrecho de Gibraltar para saquear el norte de África, el sur de Francia e Italia.
Si bien en un primer momento estas incursiones eran de pequeña escala, para después del año 850 empezaron a registrarse flotas vikingas de 120, 150, 200 y 250 naves. Así, estas incursiones de los vikingos infundieron miedo, conmoción y asombro en los europeos contemporáneos. En el mapa de abajo, podemos ver las zonas donde ocurrieron incursiones vikingas y las rutas usadas.

Sin embargo, no debemos pensar que los vikingos tenían como fin causar destrozos y matanzas. Como explican, Somerville y McDonald, los saqueadores escandinavos buscaban riqueza y prisioneros que puedan ser vendidos como esclavos o de los que pudieran obtener dinero por el pago de rescates. Los registros escritos de la época a veces dan cifras precisas del número de prisioneros tomados por los vikingos que debían ser rescatados con oro. Por ejemplo, sabemos que en el 841 la Abadía de Saint Wandrille pagó 26 libras de plata para recuperar a 68 prisioneros.
Asimismo, los monasterios, blancos usuales de los escandinavos, eran atacados, no porque los vikingos fueran anticristianos, sino porque eran una fuente de riqueza y prisioneros. Por esta razón, no estaba en el interés de los saqueadores destruirlos. Más bien, esperaban que fueran llenados nuevamente de objetos preciosos.
Además, los saqueos no eran la única fuente de riqueza. Muchas veces, los gobernantes locales les pagaban a los vikingos para que no ataquen sus territorios. Por ejemplo, el rey franco Carlos el Calvo ofreció a una gran flota de vikingos alrededor de 7 mil libras de plata para que no atacaran París en el 845. Este fue el primero de muchos tributos. Según Somerville y McDonald, se estima que, entre los años 845 y 926, los francos pagaron 685 libras de oro y 43 mil libras de plata como tributo a los vikingos.
Frente a los saqueos, los europeos también intentaron defenderse. Inicialmente, la movilidad de los invasores vikingos hizo muy difícil defender los territorios europeos, debido a que podían aparecer en la costa de cualquier reino y adentrarse en el continente a través de los ríos. Así, saber dónde iban a atacar los vikingos era muy difícil.
Sin embargo, con el paso del tiempo, los gobernantes europeos desarrollaron soluciones. Por ejemplo, los gobernantes carolingios establecieron puentes con defensas en sus ríos para frenar la movilidad de las naves vikingas. Por otro lado, el rey Alfred el Grande, rey de Wessex en Inglaterra, organizó milicias locales y una flota de barcos. Asimismo, inició la construcción de asentamientos defensivos que, finalmente, se convirtieron en centros de comercio.
Ahora, como explican Somerville y McDonald, para mediados del siglo IX, el patrón de las invasiones cambió. Si bien, inicialmente, las incursiones de los vikingos eran estacionales, en los inviernos empezaron a establecerse en los territorios invadidos: el origen de los primeros asentamientos vikingos en Europa y Bretaña. Estos asentamientos no solo cambiaron el panorama europeo, sino que se crearon culturas mixtas, como en el caso de Normandía, un territorio en la actual Francia.
Los vikingos fuera de las incursiones
Si bien los vikingos atacaron, en muchas ocasiones, territorios de Europa, no debemos pensar que en todos los contextos eran enemigos de sus vecinos europeos. De hecho, como nos dicen Somerville y McDonald, los escandinavos fueron bienvenidos muchas veces como aliados durante conflictos políticos.
Por ejemplo, en el 838, los británicos de Cornwall (un condado en Inglaterra) usaron como aliados a los escandinavos para pelear contra sus enemigos. De la misma manera, los gobernantes de Bretaña, un territorio de la actual Francia, contrataron regularmente a vikingos como mercenarios para proteger sus intereses. En Irlanda, los vikingos fueron usados para resolver conflictos dinásticos.
Luego, los gobernantes europeos empezaron a otorgarle territorios a los vikingos con la condición de que los ayuden, por ejemplo, a defenderse contra otros grupos de vikingos. Este fue el caso del vikingo Hrolf, más conocido como Rollo. En el 911, Carlos el Simple, rey de los francos, le dio territorios a Rollo bajo esta condición. Así nació el ducado de Normandía, que jugó un papel importante en la historia de Europa, como veremos en otros informes.
(Estatua de Rollo, primer duque de Normandía – Fuente: Wikipedia)
Por otro lado, para mediados del siglo IX, los vikingos se empezaron a establecer en territorios de Inglaterra con la llegada de un ejército de Dinamarca. Este, llamado El Gran Ejército, conquistó numerosos territorios de Inglaterra. De hecho, como explica Richards, en el 793 existían cuatro reinos anglosajones en Inglaterra: Anglia Oriental, Mercia, Wessex y Northumbria. Para el 900, solo quedaba el reino de Wessex, gobernado por Alfred el Grande (rey también de Mercia). En el mapa de abajo, podemos ver los territorios que ocuparon los daneses, llamados Danelaw.

Los vikingos principalmente de origen sueco, también se empezaron a expandir por el oriente de Europa y estuvieron en contacto con Bizancio (el Imperio romano de oriente) y el mundo islámico. Como explican Somerville y McDonald, las fuentes orientales usan dos nombres distintos para referirse a los escandinavos: Rūs y Væringjar. Además de las ocasionales incursiones, los vikingos fueron conocidos en esta zona como mercaderes y mercenarios.
Por un lado, muchos vikingos decidieron volverse mercenarios para adquirir fama y riqueza. Así, en Bizancio existió la guardia varega (varangian guard en inglés), una guardia formada por guerreros vikingos que sirvió al emperador bizantino.
Por otro lado, como explica Richards, se cree que el pueblo mercante de Kiev, fundado en el 882 y de población principalmente eslava, fue gobernado por escandinavos. Ellos habrían contribuido al desarrollo económico y social de la zona, permitiendo la formación de una confederación de pueblos conocida como los Rus. Esta confederación es una parte importante de la historia de países como Rusia, Ucrania y Bielorusia. Si quieres saber más de su formación, puedes entrar a este informe.

Como hemos podido apreciar, a pesar de estas invasiones y conquistas, los historiadores y arqueólogos reconocen que los asentamientos vikingos en Europa tuvieron también un impacto positivo. Los arqueólogos, por ejemplo, han encontrado que la presencia escandinava contribuyó al urbanismo y el desarrollo de la industria.
Los vikingos y el comercio
Según Richards, en Inglaterra las colonias vikingas trajeron cambios importantes en las ciudades y proporcionaron un estímulo para una regeneración urbana no vista desde los tiempos romanos. Esto sucedió gracias a que los vikingos establecieron una gran red de comercio desde Europa del este hasta sus territorios en Inglaterra y Europa continental. Además, los gobernantes anglosajones establecieron, en los reinos de Wessex y Mercia, ciudades fortificadas para defenderse de los invasores. Estas ciudades se convirtieron también en centros de comercio.
Por otro lado, territorios bajo el control vikingo se volvieron importantes centros urbanos. La ciudad de York es uno de los mejores ejemplos de ello. Para el año 900, los gobernantes vikingos establecidos en York, empezaron a producir sus propias monedas emulando a los gobernantes europeos. Para el año 1000, York llegó a tener una población de aproximadamente 15 mil personas, quienes se dedicaban a actividades como el comercio, la manufactura y la artesanía.
Además, entre los vikingos establecieron una red de comercio por todos los territorios donde se expandieron. Así, los mercaderes llegaban desde Inglaterra hasta Constantinopla y el mundo islámico. Según Somerville y McDonald, el comercio fluía a través de mercados en ciudades como Hedeby, en Dinamarca; Visby y Birka, en Suecia; Dublín en Irlanda; York en Inglaterra; Kiev en Ucrania y Novgorod en Rusia.
De hecho, encontrar monedas árabes en territorios vikingos no es algo raro aún en nuestros tiempos. Por ejemplo, en 1975 un grupo de niños suecos encontró 1,452 monedas de plata mientras acampaba. De estas, 1,440 monedas eran de origen árabe. Hasta nuestros días, se han encontrado más de 120 mil monedas de plata árabe en Escandinavia. Por otro lado, se han encontrado más de 51 mil monedas de plata inglesas.
Asimismo, según Winroth Anders, profesor de historia de la Universidad de Oslo, se encontró en la isla Ellesmere, en el norte de Canadá, una escala de bronce que pudo haber pertenecido a un comerciante nórdico. Según el historiador, esto puede apuntar a que existió comercio formal entre los vikingos y el pueblo Thule, los ancestros del pueblo Inuit. Estos y otros hallazgos apuntan a que los vikingos no solo fueron grandes guerreros que se dedicaban al saqueo, sino también grandes exploradores y gobernantes. Así, para el final de la era vikinga, los escandinavos habían cambiado la Europa medieval. Y como veremos en otro informe, sus descendientes, los normandos, siguieron cambiando el rostro del viejo continente.